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El retrato de Liborio Zerda en el Mes del Patrimonio

portada

Septiembre, que ya está terminando, fue Mes del Patrimonio. El 27 tuvo lugar aquí la presentación del cuadro de Liborio Zerda (1830-1919), por su hijo Eugenio (1879-1945). Es una obra que ilustra muy bien lo que suele pasar con el arte. Pintado en 1921, alcanzó un grado de deterioro que le ponía varios siglos encima. 

Elkin Saboyá, editor



Procedimiento de restauración del agujero.

Fue, como las estatuas bogotanas, caminante: se sabe que anduvo por el Colegio de Arrayanes, por la Quinta de Mutis... A esas alturas ya era menos que mueble viejo, destinado a la caneca de la basura. A donde hubiera ido a parar de no ser por la providencial intervención de los doctores Emilio Quevedo y Luis Enrique Nieto. Como enfermo terminal, cayó en las diestras manos de Cecilia Bagés y María Carolina Peña. En su taller, la obra filial de Eugenio Zerda renació de las cenizas (¡alguien apagó una colilla de cigarrillo en él!).


Retrato del profesor Liborio Zerda, renacido.

No hay mal que por bien no venga, podemos decir hoy contemplando el estupendo trabajo de restauración, que le brinda una obra de arte cero kilómetros a la Universidad del Rosario. Que es un museo y que ahora tiene un Museo, para que no vuelvan a ocurrir estos desastres de lesa arte.