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Mutis y la biblioteca de Babel

portada

Por la conmemoración de otro aniversario del Sabio José Celestino Mutis, quisimos revisar otra de las actividades científicas suyas, esta vez relacionada con la lingüística. El cuento es fascinante...

La biblioteca de Babel.

Se nos ocurre catalogar de enciclopédico el proyecto de la emperatriz Catalina de Rusia, consistente en reunir todas las lenguas del mundo, bajo la dirección de Pallas. Para el efecto, la emperatriz escribió al rey de España, en solicitud de todas las gramáticas y vocabularios de las lenguas existentes en sus dominios. El rey, a su vez, despachó cédulas a todos los puntos cardinales, para satisfacer tan peregrina solicitud.
Aquí es donde entra Mutis en escena. El Sabio recopiló materiales de una Gramática chibcha, que remitió a la Corte. Fueron a parar, en efecto, a la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.

 

La obra se puede leer en archive.org

Solaces lexicográficos.

Si Rafael Uribe Uribe aprovechó su tiempo en prisión para compilar el Diccionario abreviado de galicismos, Catalina de Rusia lo antecedió en coleccionar palabras. Principió con una corta lista de términos que mandó traducir en todas las lenguas de su Imperio y naciones vecinas. Cuando la obra ya cobró proporciones considerables, Pallas se encargó del proyecto, cuyo primer fruto editorial apareció con el nombre de Linguarum totius orbis vocabularia comparativa (Vocabularios comparativos de las lenguas de todo el mundo; San Petersburgo, 1786). La zarina, pues, hizo el pedido al agente español en Rusia; este lo remitió a la Corte de Carlos III y, en el Nuevo Reino, vino a manos del virrey Caballero y Góngora, quien comisionó al director de la Expedición Botánica.

Mutis tenía gramática y vocabulario chibchas, desde 1764. Consciente del valor de la obra, decide sacar en limpio una copia, con ayuda de los citados Ugalde y Álvarez. Aquel, en efecto, remite al virrey todo lo que pudieron reunir sobre lenguas indígenas, en 1789. Van allí dos gramáticas muiscas: la de Lugo y la atribuida a Dadey. La remesa, conducida a la Corte por el propio virrey, solo alcanzó la mitad del camino. Las relaciones hispano-rusas se complicaron por las siguientes causas: la muerte de Carlos III (14-12-1788), el ascenso al trono de Carlos IV y el inicio de la Revolución francesa[1].
 

Catalina la Grande, por J. B Lampi (fuente: Wikipedia).
La zarina leía y escribía fácilmente el francés.

 

Materiales para el estudio de la lengua muisca.
 

Si la remesa mutisiana se quedó sin participar de la babélica empresa, la Biblioteca del Palacio Real de Madrid publicó, sin embargo, el primer tomo (y único) de las Lenguas de América, en 1928.

A la diligencia de Manuel Lucena Salmoral (1933-2018) se le permitió microfilmar gran parte del manuscrito 2922 (materiales para la lengua muisca) de la citada Biblioteca. Trabajo que apareció en la Revista Colombiana de Antropología (vv. 13-14: 1964-69[2]). El manuscrito planteaba ciertas cuestiones: ¿se trataba de una copia mutisiana de la obra del lenguaraz jesuita José Dadey?, ¿esa copia o la original de Dadey fue la que editó Ezequiel Uricoechea[3]?

La obra entera está, al fin, transcrita en la página del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH.
 

Apéndice.

De la conferencia con que Emilio Robledo recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Pontificia Bolivariana, copiamos los apartes de una carta de Mutis que explica su interés por las lenguas indígenas. Sea este otro motivo para la gratitud y admiración al Sabio.

 

 

[1] Larrucea, citada por Gómez, La Colección Mutis.

[2] Declara el investigador que la edición no es íntegra, pues el manuscrito “caminó” a Salamanca.

[3] Para toda la cuestión, recomendamos las obras de María Stella González, Trayectoria de los estudios sobre la lengua chibcha o muisca y Diccionario y gramática chibcha. Manuscrito anónimo de la Biblioteca Nacional de Colombia (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1980 y 1987, respectivamente).