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Fantino de Padua y Felipe de Vergara: cuestión artístico-teológica

portada

Vindicación de un obispo.

Al comenzar el estudio sobre el manuscrito del Dr. Felipe Vergara (Vindicación del Angélico Eucarístico Doctor Sto. Tomás de Aquino en el asunto de la Inmaculada Concepción de María Santísima Nuestra Señora), que conserva el Archivo Histórico (E04 N088 Ej.1), se encontraron algunas referencias a un cuadro que forma parte del patrimonio artístico de la Universidad.

La investigación realizada sobre ese cuadro mostró elementos que deben incorporarse a la información disponible, para corregir alguna inexactitud que se ha venido repitiendo. El manuscrito mencionado dice que el rector Felipe Vergara encontró un cuadro en el aula de Filosofía, muy similar a otro que se guardaba en la iglesia de Santa Clara. Dice que ambos representaban, con ligeras variantes, una misma escena. En ella aparece un obispo, de rodillas, ante un libro abierto (Suma Teológica, Parte III: donde también se habla de María), que contempla la aparición de santo Tomás de Aquino, teniendo como testigo la imagen de la Virgen. Dos cartelas explican el significado del cuadro.

 

 

Santo Tomás y el obispo Fantino de Padua. Pieza del mes de agosto - Museo Santa Clara.

Para entender mejor el cuadro de su Colegio, el rector Vergara fue a Santa Clara. Al verlo, decide trasladar a la capilla el que posee el Colegio. El tema de la obra y su calidad lo ameritan. Al documentarse, encontró en el P. Andrés Mendo[1] información sobre lo que representaba el cuadro. Y quedó tan convencido que mandó hacer un repinte[2] en el cuadro, añadiendo una cartela que cuelga de la mesa, donde incorporó dos textos. El primero es una copia textual de Mendo, que dice:

Faustinus Episcopus Paduensis Anno 1400, cum aliquas quaestiones in 3ª Parte Sancti Thomae legeret, censuit, Praeceptorem Angelicum docuisse opinionem minus piam. Mirabatur id vehementer Antistes; cum ecce ipsi Divus Thomas apparuit, et dixit: ‘‘Scias, Domine Episcope, quod quando talem opinionem possui, solum habui respectum ad Divinum Statutum, quo Beata Virgo peccatum originale contrahere debuerat nisi per Filium suum fuisset praeservata; sed Dei Filius Matrem suam ab originali macula reservavit’’. Hanc revelationem aperuit Episcopus suo Vicario Nicolao de Padua, et jussit  illinc, in sua Dioecesi celebrari Festum Conceptionis ritu solemni[3].

El segundo texto, añadido también por orden suya, se encuentra en su parte inferior de la cartela. El Dr. Vergara afirma que es de su invención (“le añadí, de mío”): “Sed quid mortui miramur sententiam; cum eam habuerimus viventis?  (¿Por qué nos sorprende la opinión de un muerto si también la conocíamos de él cuando vivía?). Y a continuación suministra una referencia muy imprecisa; como si se tratara de la referencia del texto superior. ¿A qué Comentarios a las Sentencias se refiere?  Es evidente que lo escrito en la parte superior no coincide con el texto de los Comentarios a las Sentencias, ni de santo Tomás, ni de san Buenaventura[4]. La única explicación lógica es que esta cita contiene uno de los textos de santo Tomás, más apreciados (y citados) por el autor, a lo largo del manuscrito: “Y tal fue la pureza de la santísima Virgen, que fue inmune de pecado original y actual manteniéndose por debajo Dios, pues en ella existía la posibilidad (potencia) para pecar”.

Es muy probable que el texto de este cartel (copiando al P. Mendo) sea el origen de una tradición, al parecer no muy acertada, que ha regido en la bibliografía rosarista hasta hoy. Tradición que tiene dos vertientes: la primera, se refiere al nombre del obispo representado en el cuadro (y, por tanto, al nombre del cuadro). Todos han repetido que se trata de SAN FAUSTINO: 

 

  • Gil Tovar, F. Historia y Arte en el Colegio Mayor del Rosario. Bogotá. Ediciones Rosaristas, 1982, pág. 149: A 24/024 (“San Faustino, Obispo de Padua, y Santo Tomás”) Gregorio Vásquez Ceballos. Reproducción en blanco y negro.

  • Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años. Bogotá. Villegas Editores, 2003, págs. 108-109: “San Faustino, Obispo de Padua y Santo Tomás”. De autor desconocido. Semejante al de Santa Clara (atribuido a Baltasar Vargas de Figueroa); pero en el pie de imagen afirma, en la misma página, una autoría diferente (Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos). Contiene otras dos imprecisiones. En la descripción iconográfica habla de un libro y una “casa” (“símbolo de la condición de fundador de Santo Tomás”). No se trata de una casa, sino de una iglesia. Alude a un santo que “construye” la Iglesia con su sabiduría de Doctor. Santo Tomás de Aquino no fue fundador de nada. Otra, al referirse al contenido del cartel que cuelga de la mesa: como vimos, no habla de la aprobación del dogma de la Inmaculada, ni menciona a la Inquisición…

  • Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Un libro abierto para Colombia y el mundo [360 años). Bogotá, Ediciones de la Universidad del Rosario, 2013, pág. 62. “San Faustino, Obispo de Padua y Santo Tomás”. Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos.

  • Pinilla Monroy, Germán. Historia de la cátedra de Teología del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario 1653-1850. Bogotá. Editorial Universidad del Rosario, 2008. Alude al cuadro en dos ocasiones. En el frontispicio de la portada, reproducción del cuadro (en color), con este pie de imagen: “San Faustino, obispo de Padua y Santo Tomás (Disputa sobre la Inmaculada) (…)  Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (1638-1711)”. También alude al cuadro en el apartado 4.2.2. (págs. 36-39), donde afirma: “quizás pintada por Baltasar de Figueroa” (pág. 37). Vuelve a repetir (en blanco y negro) el cuadro inicial, trascribiendo exactamente el mismo pie de imagen.

Al averiguar sobre este “obispo de Padua”, solo encontramos un Faustino, mártir de los primeros siglos de la Iglesia. Dicho san Faustino no pudo leer las obras de santo Tomás ni se preocupó por la teología de la Inmaculada, ni podía disentir sobre la Parte III de la Suma Teológica (que aún no se había escrito). ¿Cuál era, entonces, ese obispo de Padua?

La clave la dio el Museo de Santa Clara, que conserva el cuadro “gemelo” y donde lo titulan y relacionan de otra forma. Su Catálogo más reciente[5], en la página 42 (Imagen n.° 32) lo atribuye “al taller de los Figueroa” y lo titula Santo Tomás y el obispo Fantino de Padua. Título que repite en la página 54.

Cabe destacar que al titular el cuadro de esta forma, está corrigiendo una publicación anterior del Instituto Colombiano de Cultura sobre el Museo de Santa Clara[6], que se refería a este cuadro como Santo Tomás y el obispo Faustino de Padua.

El aporte valioso de esta primera publicación es la transcripción de la cartela que aparece en el cuadro de Santa Clara: “Revelación del Glorioso Santo Tomás de Aquino al Obispo de Padua Faustino en que le declara el misterio de la Inmaculada Concepción y le exhorta celebre la fiesta en su iglesia aprobada por más de 100 grandes antiguos y modernos y examinada en el Sagrado Tribunal de la Inquisición”. Texto que tiene relación con algún comentario hecho al cuadro similar del Colegio Mayor.

En efecto, se sabe que Fantino Dandolo (1379-1459), de noble familia veneciana que dio varios Dux a la ciudad[7], fue primero jurista y político, convirtiéndose luego en hombre de Iglesia[8]. Ejerció como obispo de Candia (Creta) y de Padua (1448-59), donde falleció. Un célebre diccionario biográfico italiano[9] lo llama “Devotissimo alla Madonna e sostenitore dell'Immacolata Concezione”, que concuerda muy bien con lo que se dice del cuadro. Además, se sabe que es el autor de unas Orationes sobre la Inmaculada[10],  pues destacó por la “somma venerazione, ch'egli portaba all'immacolata Concezione di Maria[11].
 

No solo la cartela, sino también una frase en boca de santo Tomás, distinguen esta obra:
Maria sine peccato originali concepta (María, concebida sin pecado original). 

 

Parece evidente que este es el obispo de nuestro cuadro. Lo corrobora una crónica de Fr. Lodovico della Torre[12]. Hablando de Fantino Dandolo dice:

Tempore, quo in episcopali patavino solio preerat dignissimus presul D. Fantinus, nobilissimus venetus (…) Virginique gloriose devotus valde, presertim sue benedicte conceptioni, apparuit Sanctus Thomas Ord. Predicatorum eidem episcopo vigilante, & ante se Tertiam Partem eiusdem tenenti & speculanti quomodo potuerit sanctus iste errari in determinatione virginalis conceptionis, dixitque ei: ¿Quare domine episcope miraris, si in scriptis reliquis de virginis conceptione, quod vivens credidi? Sicut enim tunc opinabar, sic docui et scripsi: scias tamen pro certo, quod falsum dixi, quia virgo et semper benedicta Maria nunquam coinquinata est originali macula. Ne repugnat sanctitas mea huic opinioni mee false; quando enim talia scripsi, tunc solum respexi ad divinum statutum, quo B. Maria peccatum originalem contrahere debuisset, cum propagata fuerit sicut ceteri homines. Tamen quia mater filii dei est, privilegio singulari fuit preservata; itaque sine originali concepta fuit. Quibus dictis disparuit. Huius visionis non ingratus D. Episcopus, imo magis in sua confirmatus devotione, festum hoc in suo episcopio, quoad vixit, cum magna solemnitate celebravit, et celebrandum in sua dioecesi precepit. Et licet in eius vita visio hec aliis non fuerit publicata, post mortem tamen suam frater Nicolaus de Padua (…) omnia hec fideliter exposuit”[13].

 

La segunda vertiente de esta tradición no muy fundamentada, tiene que ver con la autoría de la pintura. Como se vio anteriormente, la asignación del autor no es uniforme. Más aún: llega a ser contradictoria. En quienes escribieron sobre el cuadro parece imponerse la autoría de Gregorio Vásquez. Y lo registran, escueta y taxativamente; como si se tratara de un hecho seguro. Por lo que se ha podido averiguar, no es tan evidente que sea obra de Vásquez.  

  • El Catálogo del Banco de la República no lo incluye entre las obras “firmadas”.

  • El catálogo de Roberto Pizano-Pablo Argáez (Villegas Editores). Se refiere al Colegio Mayor como institución propietaria de algunos cuadros del maestro bogotano: tres óleos y un boceto. Entre ellos no se menciona el cuadro de la aparición de Santo Tomás al obispo. Tampoco aparece entre los cuadros de Vásquez que hoy se encuentran en colecciones particulares.

  • En catálogos menores (y menos completos) nunca aparece relacionado este cuadro.

El cuadro del Colegio Mayor es de muy buena factura y tiene valores pictóricos interesantes (¿más valioso que el de Santa Clara?). Pero no conviene exagerar ni confiarse en suposiciones. Si la autoría de Vásquez es dudosa, debería aparecer en el Catálogo del Museo de la Universidad de Rosario, como “atribuido a…”. Es más acorde a la verdad. Y hacer lo posible para que estas modificaciones aparezcan cuando se haga mención de este cuadro.

 

Detalle de la cartela. Esta y la imagen del cuadro completo son de Tesoros..., citado.

El autor de la cartela.

 

Felipe de Vergara, cuyo retrato cuelga en los muros del Colegio, fue catedrático y rector suyo, además de abogado de la Real Audiencia y funcionario del gobierno del general Antonio Nariño. Dotado de vasta erudición, "dejó escritas más de cuarenta obras", según leemos en la cartela del óleo. Hoy conocemos, sin embargo, la Vindicación*, una oración laudatoria de fray Cristóbal y alguna curiosidad teológico-gastronómica, que será materia de otra entrada...

 

Jaime Restrepo Z.,

Elkin Saboyá R.

*"Vindicación" es defensa por escrito de alguno que ha sido injuriado o calumniado. 

 

[1] Mendo, Andrés, S. J. De iure academico selectae questiones theologicae morales, iuridicae, historicae et politicae de academiis, magistratibus, candidatis et scholasticis. Cum Appendice de academiarum ac studiosorum iuramento defendendi Immaculatam Conceptionem Deiparae. Salamanca. Imprenta de José Gómez de los Cubos, 1655. Apéndice VIII (Deiparae Immaculata Conceptio Roboratur revelationibus, & miraculis), N° 94, pág. 415.

[2] Vergara, Francisco Javier. Vindicación del Angélico Eucarístico Doctor Sto. Tomás de Aquino en el asunto de la Inmaculada Concepción de María Santísima Nuestra Señora. Manuscrito. AHUR: E04 N088 Ej. 1, folio 2 R.

[3] “Faustino, obispo de Padua en el año 1400, al leer algunas Cuestiones de la Parte Tercera de santo Tomás, se planteaba si el Maestro Angélico había enseñado alguna tesis poco piadosa. Estaba fuertemente sorprendido el obispo, cuando el mismo santo Tomás se apareció y le dijo: Has de saber, señor obispo, que cuando sostuve esa opinión solamente atendía a ese decreto divino según el cual la Santa Virgen estaría contaminada por el pecado original, a no ser que la preservara su mismo Hijo. Pero sabemos que el Hijo de Dios preservó a su madre de la mancha original. El obispo contó esta revelación a su vicario, Nicolás de Padua y ordenó que, de ahí en adelante, se celebrara en su diócesis, con solemne rito, la Festividad de la Concepción”.

[4] Sancti Bonaventurae… Opera… Tomus Primus. Venetiis. Ex typographia Stepahani Orlandini, págs.736 a 748.

[5] Mincultura. Museo Colonial. Catálogo del Museo de Santa Clara. Bogotá. Imprenta Nacional. 2014.

[6] Instituto Colombiano de Cultura. Colcultura. Iglesia Museo Santa Clara. 1647. Bogotá. OP Gráficas, pág. 68. Cuadro n°61. 1995.

[7] Era nieto del Dux Andrea Dandolo.

[8] Tiraboschi, Girolamo. Storia della Letteratura italiana. Tomo VI. Parte II. Dall’anno MCCCC fino all’anno MD. Venezia. A spese di Giuseppe Antonelli. Tipografia Molinari, 1823, pág, 791.

[9] Treccani. Dizionario Biografico degli italiani (DBI).

[10] Cortese, Dino. Francesco delle Rovere e le “Orationes” sull’Immacolata del vescovo di Padova Fantino Dandolo (1448). Centro Studi Antoniani. Rivista XVII (1977). Fasc. 1-2, págs. 197-225.

[11] Agostini, Giovanni Degli, Fr. Notizie istorico-critiche intorno la vita, e l’opere degli scrittori viniziani (…). Volume Primo. Venezia, Simone Occhi, 1757, pág. 31.

[12] Su testimonio: Ibíd. págs. 31-32.

[13] Mientras regía la sede episcopal de Padua el digno y noble prelado veneciano Fantino, devotísimo de la Virgen y especialmente de su bendita Concepción, se apareció santo Tomás, de la Orden de Predicadores, al obispo, mientras reflexionaba -ante la Parte Tercera de santo Tomás- cómo había podido equivocarse el santo al afirmar la concepción virginal. Y le dijo: Obispo, ¿por qué te admiras si, estando vivo, en otros escritos acepté la Concepción de la Virgen? Conforme a lo que entonces creía, eso mismo escribí y enseñé. Debes saber -como cierto- que dije algo inexacto, pues la siempre bendita Virgen María nunca se vio contaminada por el pecado original. Tampoco afecta a mi santidad esta opinión equivocada. Al escribir aquello, solo tenía en mente el mandato divino según el cual María debía contraer el pecado original, pues fue concebida como todos los demás humanos. Sin embargo, por ser la Madre del Hijo de Dios, fue preservada por un privilegio especial. Y por ese privilegio fue concebida sin pecado original.  Dicho esto, desapareció. Agradecido el obispo por esta visión y robustecido en su devoción celebró en su sede episcopal, mientras vivió, esta fiesta. Y mandó que se celebrara en su diócesis. Aunque esta visión no se conoció en vida del obispo, a su muerte fray Nicolás de Padua contó fielmente todo esto”.