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Trump y el Acuerdo de París

Clara Inés Chaves Romero (*)

portada

Definitivamente el discurso populista y la  miopía del presidente Donald Trump, produjeron  la  decisión  de sacar a su país del Acuerdo de París relacionado con el cambio   climático.

Cabe recordar que la creación del Acuerdo de París fue una hazaña al unir a casi todos los países del planeta a luchar contra el cambio climático; a pesar de que la responsabilidad de los mismos en esta problemática no es igual, siendo los más industrializados los que tienen más responsabilidad sobre el calentamiento a causa de los gases de efecto  invernadero  lanzados a  la  atmósfera  desde  las industrias de todo el mundo por la quema de carbón o  petróleo.
 
Contrariamente al Protocolo de Kioto, este acuerdo de París no fija obligaciones de reducción de gases para los estados, sino que solo se compromete a cumplir sus propios planes regionales, con lo cual se pensó que de esta manera no habría rechazo por parte de Estados Unidos, y sería más fácil obtener el respaldo de todos los países, tal como se dio en su  momento.
 
Las políticas del Acuerdo de Paris se basan en las normas que el país ponga en marcha sobre este tema específico, y que para el caso de los Estados Unidos, están plasmadas en el “Plan de Energía Limpia de Obama” con el que se pretendía  “reducir sus emisiones de gases  entre un 26% y un 28% para  el 2015  con relación a los niveles de 2005”, programa que se bloqueó en la Corte Suprema y que el presidente Trump pretende acabar.
 
A pesar de que los grandes empresarios estadunidenses trataron de persuadirlo a través de una carta firmada por ellos sin que fueran escuchados,  esta  decisión  impopular  produjo  varias  reacciones negativas en los Estados Unidos, al producirse la renuncia de dos grandes empresarios  Elon  Musk  director de Tesla y Robert Iger presidente de Disney, que formaban parte del Foro Asesor para Políticas Estratégicas que se encarga de asesorar al presidente principalmente en temas de negocios, quienes “no se volverían a sentar en las mesas de la administración Trump, pues creen que el cambio climático  es  real”.
 
De igual forma, los estados de California, Washington, New  York, Massachusetts, Vermont, Connecticut     y Rhode Island se pronunciaron diciendo que ellos se acogen a lo  que el anterior presidente Barack  Obama  se había comprometido. Todos ellos producen el 15 por ciento de las emisiones de gas de todo  el país.
 
Como si fuera poco, cinco gobernadores protestaron contra la decisión del presidente Trump, dos de los cuales pertenecen al partido  republicano.

Por su parte el presidente Obama se pronunció diciendo que. “Aunque este gobierno se une a  un pequeño puñado de países que rechazan el futuro, confío en que nuestros estados, empresas y ciudades darán un paso al frente y harán aún más para liderar el  camino.”

Con esta actitud, el presidente estadunidense empuja el cambio geopolítico y le cede a la China  su liderazgo mundial en el tema de la conservación del medio ambiente, pues cabe recordar que la China y  los Estados Unidos son los principales países más contaminantes del   planeta.
 
No hay que olvidar que la China sigue de cerca a los  Estados Unidos  en  distintos cuadros de poder,  siendo la política ambiental el tema más importante de su agenda interior, exterior y como parte de su desarrollo tecnológico, factor este que el presidente Trump pretende desconocer, lo cual es paradójico para la superpotencia del mundo, en donde la tecnología se constituye en un    factor de desarrollo.
 
Se evidencia también  la  falta de ética  y responsabilidad política del presidente Trump a pesar de que  ésta al parecer fue una de sus peores jugadas políticas que cumple de lo prometido en su campaña, pues no es la primera vez que este país le hace conejo a un compromiso de tan alta magnitud: cabe recordar  que frente al Protocolo de Kioto en el que se obligaba a reducir emisiones solo a los países más ricos, en 2001, después de dos años de negociaciones, el presidente George W. Bush decidió no  ratificar  el tratado, con lo cual este protocolo quedo  muerto.
 
Vemos como el liderazgo mundial de China en este tema será contundente, aunado al de  la  Unión Europea que confirmo su firme decisión de seguir trabajando para salvar el planeta del caos que traen consigo el cambio climático y la contaminación en  general.
 
Estados Unidos, Siria y Nicaragua son los únicos países rezagados que no forman parte del Acuerdo de París, como sí lo hacen 195 países en el  mundo.
 
La salida de Estados Unidos del Acuerdo de Paris, exigirá un doble esfuerzo al mundo,  y  ocasionará retrasos y tensiones entre los países, pues siendo el país del tío Sam uno de los más contaminantes y emisor de gas carbónico, el costo económico para esta lucha  aumentará.
 
Lo que si es cierto es que con esta  actitud, Estados Unidos va poco a poco aislándose diplomáticamente  de sus antiguos amigos, con lo cual se podría decir que Putin comienza a encontrar el resultado de su gestión al haber apoyado aparentemente la candidatura de Trump para la presidencia, de tal forma que   se empieza a sacar al país del norte del juego diplomático y político haciéndolo retroceder poco a poco,      y volcándolo hacia el pasado, por lo que muchos creen que se inicia la pérdida de su injerencia en el  mundo después de un siglo de dominio y  predominio.
 
Parecería entonces que el mundo comienza a ver lo que en el pasado se especulaba y se creía imposible,    y era la pérdida de poder de la única superpotencia del mundo y el  ascenso  de  otros  actores  importantes como China, la India, y Rusia. Con esta situación, los europeos se  empoderan  también  y surge el liderazgo de Emmanuel Macron fortaleciendo la política exterior de   Francia.
 
(*) Ex diplomática