Como ya se ha visto en este blog, las guardas de los libros tienen vida, ora se defienda una escuela filosófica, ora se aconseje la lectura de un autor clásico. La cosa puede dar para desahogos más ligeros, con cierto tinte filosófico: un bibliotecario se pregunta si siglo y pico es poco o nada, a lo que le responde un colega, de otro siglo (que ya ustedes me dirán si es nonada, para usar un arcaísmo), con una graciosa décima. La obra huésped, si se nos permite el biologismo, es Instituciones politicas: al serenissimo señor don Baltasar Carlos, principe de las Españas, y Nuevo Mundo, por Diego de Tobar Valderrama (Madrid, 1645). Ahora veamos lo que ponen las guardas: Aunque el bibliotecario de 1925 es anónimo, por sus inclinaciones poéticas sugerimos identificarlo con Franco Quijano.