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Las hachas de un funeral, en 1667

portada
Fernando de Mendoza y Ezpeleta fue el tercero de los colegiales de primera fundación. Estudió Artes y fue el primer catedrático de prima de sagrada Teología; luego regente de estudios y consiliario. Murió el 23 de septiembre de 1667 y el Colegio corrió con los gastos fúnebres.
Personaje muy admirado, como que la cartela de su retrato trae una redondilla a su memoria:

 

Bibio poco pero tal
que a S.to Thomas llego
y parece que nacio
para no tener igual.

 

Por un documento del Archivo Histórico, conocemos algún aspecto de su entierro [caja 2 f.264]:

 

Reciui del Sr Dor Do Juo de Mosquera Rector del Colegio de Nuestra
Señora del Rosario dies pesos y seis reales de alquiler y mermas de dies
y seis achas de un pabilo que sirbieron para las honrras del Ser
Dor D Fernando de mendosa y espeleta difunto y por ser verdad lo
firme en Santa fe a çiete de diciembre de mil y seiscientos y sesenta
y çiete años.  Franco Martinez de los Ryos

 

 

 

Dos cosas llaman la atención del documento: “alquiler y mermas” de “achas de un pabilo”. Que una vela se alquile, vaya y venga, pero que se tase la merma es una operación no muy clara. Un párrafo, hallado con la colaboración de Google, nos ilustra la cuestión:

 

Quiso aun el Cielo acompañar con prodigios las honras, que se hazian a su Ciudadano en la tierra poniendo la cera para su entierro, y para las honras, que le hizo su hermano Lazaro Bernedo en su patria. Iorge Rosel, Cerero del Potosi, refirio auer oydo a su Padre, que auiendose lleuado de su tienda toda la cera que ardio aquellos dias, que el Venerable cuerpo estuuo sin sepultar en el Conuento de Santo Domingo, boluiendosela despues para pagarle las mermas, y gasto della, puesta en la balanza se hallo con admiracion de todos los circunstantes, que no solamente no se auia gastado nada, sino que pessaua vna ò dos libras mas, para pagar con ellas el alquiler[1].

 

Ahora bien, entre las medidas para precaver y evitar los incendios en Madrid, hay unas disposiciones particulares para funciones religiosas y funerales. En estos, si son “de primera clase y toda pompa”: “cuatro hachetas de un pábilo inmediatas al cadáver, y doce hachas de un pábilo en la circunferencia del féretro”[2]. Testimonio que nos comprueba la cantidad de hachas y de pabilos en unas honras fúnebres.

 

Cuestiones idiomáticas.

 

Según el Diccionario de la lengua española, “hacha” proviene “Del lat. vulg. *fascŭla, cruce del lat. facŭla 'antorcha pequeña' y fascis 'haz'”. Otra cosa es “hacha”, la herramienta, “Del fr. hache, y este del franco *hapja[3]. Respecto de “pabilo”, la misma fuente dice: “Del lat. vulg. papīlus”, dato que nos sirve para saber que la acentuación esdrújula (pábilo), al parecer corriente en España, va contra la etimología, pues en latín era palabra grave.
 

[1] Manrique, A. Retrato de perfeccion christiana, etc. Venecia: Francisco Gropo, 1696. En línea.
[2] Real orden de 7 de julio de 1834, que comprende la instruccion de las reglas que se han de observar para precaver, cortar, y apagar los incendios que ocurran en Madrid. Imprenta Real, 1834. En línea.
[3] RAE, DLE, s. v. Las palabras notadas con * son hipotéticas.