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El Colegio del Rosario tras la Guerra de los Mil Días

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En comunicación de tres de marzo de 1905, el rector del Rosario se dirige al ministro del Tesoro, haciéndole notar que “las revoluciones que han azotado al País desde su emancipación”, entre otras causas, tienen las finanzas del Instituto en estado lamentable. Por ello, el Congreso de la República había reconocido un dinero, con cuya renta se venía sosteniendo el Colegio. Después de “la desastrosa guerra que comenzó en 1.899”, esas rentas ya no alcanzaron. El Gobierno atendió la situación con la Ley 54 de 1903, reformada por la Ley 39 de 1904.