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Phrónimos, palabras griegas de actualidad

Phrónimos, palabras griegas de actualidad

En días pasados, el señor rector Restrepo usó, en su columna de El Espectador y haciendo referencia al ciclo de conferencias Ética de lo público, una palabra griega que nos ha puesto a hojear diccionarios. Si sabemos que del dicho al hecho hay mucho trecho, la idea del texto era que lo mismo pasa entre el deber y el hacer, éticamente hablando. Es decir, que debemos pasar del enfoque principalista al deliberativo, punto en que se requiere “formar ‘phronimos’, es decir ciudadanos que busquen lo justo, lo noble y lo bueno por su capacidad de deliberar rectamente sobre lo que es bueno y conveniente para vivir bien”.
El término, como ya lo indica el autor, es aristotélico; en cuyas obras el adjetivo φρόνιμος (phrónimos) puede entenderse como “racional”, “prudente”[1] (Aristóteles también lo emplea en animales, con el sentido de “sagaz”). Sofrosine (σωφροσύνη) era la “moderación” y la “prudencia”.

fromimo

Edición latina de la Ética a Nicómaco (E06N008).

La palabra que comentamos pertenece, etimológicamente, a un grupo de palabras cuya evolución semántica es curiosa. Una de ellas φρήν, ἡ, (phrḗn), que en su sentido material era el diafragma y, en general, toda membrana. También las vísceras, especialmente el corazón, como asiento de los afectos y las pasiones; pero asimismo la mente, como asiento de las facultades intelectuales. Ello explica que al tratado de la mente se le llamara frenología y que un desvarío mental sea frenesí, el loco frenético, o frenitis (φρενῖτις) la inflamación del cerebro. La expresión del pensamiento es una “declaración”, en griego φράσις (phrásis), nuestra cotidiana “frase”. Naturalmente, los buenos efectos de una planta se reconocieron en el nombre eufrasia (εὐφρασία, euphrasíā “alegría”).

Ñapa. Otra palabrita rara se deslizó en la citada columna. Hablando de un estatuto anticorrupción, se le califica entre los más draconianos de la región. “Draconiano” es lo que se refiere a Dracón, legislador ateniense del s. VII a. C., aludiendo a “una ley o de una medida: excesivamente severa” (DLE). Para que se hagan una idea del tal código, delitos menores se pagaban con la pena capital y los deudores morosos podían terminar de esclavos (Merriam-Webster).

 


[1] δοκεῖ δὴ φρονίμου εἶναι τὸ δύνασθαι καλῶς βουλεύσασθαι περὶ τὰ αὑτῷ ἀγαθὰ καὶ συμφέροντα, οὐ κατὰ μέρος, οἷον ποῖα πρὸς ὑγίειαν, πρὸς ἰσχύν, ἀλλὰ ποῖα πρὸς τὸ εὖ ζῆν ὅλως [Parece que corresponde al prudente el poder deliberar correctamente lo que es bueno y útil para sí; y no parcialmente, digamos para su salud o vigor, sino para el buen vivir enteramente. Eth. Nic. 1140a 25; traducción nuestra].