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Fernández de Sotomayor, rector gramático

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“Elementos” son, según el Diccionario de la lengua española, “Fundamentos y primeros principios de las ciencias y artes”; con su sinónimo desusado “Prontuario” o “Compendio de las reglas de una ciencia o arte”; o de la manera más general, “Gramática”, se han publicado obras para la enseñanza básica del latín, que también pueden ser “Rudimentos”, en el caso de que uno se matriculara en el Real Seminario de Nobles de Madrid, por allá por 1788. Mas en el caso (y los estudiantes de Latín entenderán el énfasis en esta palabra) de que uno estuviera de colegial en el Rosario, por la década de 1830, tenía el privilegio de aprender la lengua del Lacio por la cartilla del propio rector, que lo era el cura Juan Fernández de Sotomayor.
 

La obra.

 

Elementos de la gramática latina redactados para la juventud que se educa en el Colejio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá, en la imprenta de Cualla y 1830, es la obra que nos ocupa.
Si bien el Gobierno, desde 1823, había restringido el Latín a los estudios de Teología, en el Rosario no se interrumpió su enseñanza. En la reforma educativa de Santander, en 1826, las clases de gramática castellana y latina quedan graduadas de enseñanza elemental o primaria, como prerrequisito de la de Filosofía. Dicha reforma no pasó del papel, al parecer, por falta de rentas y de local propio para fundar la Universidad Central, de modo que Bolívar la suspendió y volvió los colegios del Rosario y de San Bartolomé a su estado anterior, en 1828, de modo que la Universidad se restringió al control de la educación. Se disuelve Colombia, en 1830, en tres países; Nueva Granada se da una Constitución propia, que mantuvo las últimas disposiciones educativas de Bolívar. En tal contexto, pues, el rector Fernández publicó sus Elementos.

 

En el naciente periodo republicano, tenemos estos datos: en 1819, hubo estudiantes de Gramática, pero no datos del catedrático; en 1822, era maestro Pablo Antonio Valenzuela[1] y pasante de Latinidad Miguel Pradilla y Aranda[2]; en 1823, es maestro José María Valenzuela y Mantilla[3], pasante de Latinidad Jorge Gutiérrez y Tirado[4]; en 1826-27-28-29-30, figuran los estudiantes. El rector Fernández aparece de catedrático en 1831, pero de Fundamentos y apología de la religión y de Derecho canónico.

 

De su obra, afirma que pretendió “redactar con un método mas claro i fácil que el de los Artes que conocemos”, aprovechándose de las gramáticas de “Nebríja, Iriarte, Pombo i otras”, para ponerlas al alcance de los niños y principiantes, en su lengua materna. Sus Elementos se dividen en dos volúmenes: Etimología, en la primera parte; Sintaxis y demás partes de la gramática, en la segunda (entonces en preparación).



Ramón e Hipólito Valenzuela, los donantes.

 

Otras noticias: que la enseñanza de los colegios se dividía en dos grados, menores y mayores. En menores, aprendían las ocho partes de la oración latina; en mayores, sintaxis, prosodia y ortografía. Cuenta el autor que el primer volumen de su obra ya se ensayó con los niños del Colegio, “i han probado bien”. En cuanto a la didáctica, recuerda el autor que el libro es mudo, luego necesita de las explicaciones del maestro. Que lo mejor es que los niños lleguen con nociones de gramática castellana, adquirida en la “primera educación”. Que se fijen los conocimientos de memoria, acudiendo al sistema de preguntas y respuestas (catecismo). Que desde muy pronto lean los autores latinos, aunque no los construyan[5]. Respecto de autores, parecía haber unanimidad en la elección de Fedro, aunque ciertas dificultades harían más recomendable iniciar con Kempis y las Selectas sagradas y profanas[6]. Fedro, Virgilio, Horacio y otros quedarían para la clase de mayores. En fin, recomienda mucho ejercicio de declinación y dividir el aula en secciones, dependiendo la aplicación de los niños, para estimular la competencia.

 

En otras consideraciones, señala el rector el descuido y desprecio que ha merecido el aprendizaje del latín, aludiendo al decreto de 1823, que permitía una educación superior sin dicha lengua. El vacío de esta formación sugiere la comparación con los cirujanos romancistas, es decir, una especie de “letrados romancistas”.

 

Disposiciones del Plan general de estudios, sobre las
asistencias de los catedráticos de Gramática latina y castellana.

 

 

 

[1] Natural de Girón, colegial de Filosofía, en 1817; vicerrector interino, 1825; consiliario, 1835.
[2] Natural de Barichara (25-9-1803), colegial formal en 1814; estudió Filosofía en 1821-26.
[3] Natural de Girón, colegial en 1803; colegial de Medicina en 1805-11. Hermano de Juan Eloy y tío de Pablo Antonio.
[4] Natural de Medellín, colegial de Filosofía en 1823. Eladio Manrique y Gaitán, estudiante de Filosofía, defendió conclusiones de Retórica, según Capmani.
[5] “Construir. Gram. Formar un enunciado, generalmente una oración, ordenando las palabras con arreglo a las leyes de la gramática”. DLE, s. v.
[6] Thomas Kempis, De imitatione Christi libri quatuor. Gerona, 1677 [E37N001]. Selecta ex classicis Latinitatis auctoribus in quatuor tomos divisa ad usum scholarum Societatis Iesu. Madrid, 1827 [E03N032].