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El fútbol en las celebraciones del centenario de la Batalla de Boyacá

portada

El deporte ocupó un espacio importante en las celebraciones de los 100 años de las gestas independistas de 1819.  
 

Además de las carreras de caballos en el hipódromo de la Merced y las muestras de gimnasia de los estudiantes de la ciudad, el fútbol tuvo un espacio en las conmemoraciones.

 

El fútbol moderno, cuya reglamentación se originó en Inglaterra en la segunda década del siglo XIX, llegó a Colombia a finales del mismo siglo por varias vías:  marineros ingleses en Barranquilla y la introducción del juego por el coronel Henry Rowan Lemly (1851-1925), en la Escuela Militar fundada en Bogotá, entre las décadas de 1880 y 1890[1]. Prontamente se conformaron algunos equipos consagrados al deporte como el “Polo Club”, el “Bogotá” y el “Cambridge”, todos en la capital del país[2].  

 

Ya en los comienzos del siglo XX, no solo se estaba extendiendo rápidamente la práctica del deporte, sino que se estaba consolidando una institucionalidad  a su alrededor: la creación de una Junta Suprema, grupos de aficionados, clubes, clases en los centros educativos, construcción de infraestructura en algunos barrios y colegios. Esto se evidenció en el desarrollo de las celebraciones de 1919 en Bogotá, relatadas por Raimundo Rivas, Roberto Cortázar y José J. Guerra en el libro Centenario de Boyacá, publicado en 1920.

 

Actividades como las corridas de toros, expresiones del legado español, tuvieron en las celebraciones de 1919 un espacio limitado, en los festejos del 7 de agosto, en el barrio Las Cruces[3]. Otros tipos de actividades como las acciones de las damas caritativas de Bogotá, en orfanatos y prisiones, la iluminación eléctrica de espacios públicos y los actos literarios y académicos de los estudiantes de distintas instituciones fueron más frecuentes en los días de fiesta. Entre las actividades conmemorativas, el fútbol ocupó un espacio relevante en la agenda: el 7 de agosto de 1919 se jugó un match en el campo de La Hortúa, al sur de la ciudad; el 10 de agosto, se llevó a cabo otro encuentro deportivo en el campo del barrio La Merced y un último juego, el mismo día, en el colegio Gimnasio Moderno.  

 

Fotografía del encuentro deportivo en el campo de La Merced, ubicado en los predios de una hacienda
que la Compañía de Jesús adquirió en 1908. Centenario de Boyacá, p. 228.

 

El fútbol, en la celebración de una fiesta de independencia nacional, se concibió como un tributo a los próceres de 1819 y a la juventud del país. A su vez, la celebración deportiva iba atravesada por un discurso sobre el juego como un medio para la disciplina, la legalidad, el orden y el progreso.  

 

Las conmemoraciones de hechos pasados se pueden entender como oportunidades para pensar, plantear, reafirmar o controvertir las identidades nacionales. Son actos de la memoria en los que se traen elementos determinados del pasado al tiempo presente, a través de rituales públicos. Estos actos tienen un carácter altamente reflexivo, marcan un “alto en el camino” para pensar “lo que somos”, “hemos sido” y “seremos”[4]; ”tienen una función política básica: la de garantizar la reproducción social, el devenir histórico de dicha comunidad[5]

 

Match de foot-ball”, detalle de la fotografía, en: Centenario de Boyacá (1920), p. 228.
Fondo bibliográfico del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario.

 

Al finalizar el partido en el campo de La Merced, entre el equipo de los Bartolinos y el Centenario, saliendo este último ganador por dos goals a cero, el presidente de la Junta Central de Foot-ball, Ramón Rodríguez Diago, dirigió unas palabras a los jugadores y al público asistente exaltando los beneficios del deporte, que no solo “vigoriza el cuerpo”, sino que “entraña una altísima moralidad y estimula el patriotismo”, porque es un juego lícito que educa la inteligencia y la voluntad, encamina los esfuerzos de los individuos hacia un objeto común, favorece el espíritu de asociación, que siempre triunfa porque “la unión hace la fuerza[6]
Este discurso que planteaba un ideal de ciudadano, patriota del siglo XX, condensaba ideas sobre la disciplina y la higiene del cuerpo, sobre los deberes de solidaridad y generosidad con el prójimo, sobre el orden social representado en las reglas, el capitán y el juez, y una sutil propuesta eugenésica: ya que el deporte “fortifica la raza”, y puede transformarla en emprendedora de “pusilánime que es” y más apta para impulsar “el progreso[7].
 

Jóvenes jugadores de fútbol en el campo de La Merced, en Bogotá,
sostienen un balón marcado con el año 1919[11].

En la reseña del partido que se llevó a cabo en La Hortúa, se hablaba del ánimo de apoyar este deporte que “busca los diferentes barrios de la ciudad para desarrollarse con mayores ventajas[8] y en los actos conmemorativos que se celebraron en el Gimnasio Moderno, el fútbol acompañó la colocación de la primera piedra del edificio nuevo del Colegio. La práctica deportiva se promovía y celebraba en varios espacios a lo largo de la ciudad.

 

El premio para el equipo ganador en el campo de La Merced fue una copia de la estatua de Simón Bolívar de Tenerani[9], recibido por José María Obregón, un joven barranquillero, cuya familia educada en Europa, es referenciada como promotora temprana del fútbol en el país[10]. Vemos al protagonista de la campaña libertadora de 1819, hecho monumento y luego hecho trofeo en manos de las jóvenes promesas de un deporte que, a su vez, se constituyó tempranamente como un símbolo de disputa, de patriotismo y de unión. Un ejemplo de las características y comportamiento de las conmemoraciones de 1919. 
 

Fotograbado de los jugadores en el campo de fútbol del Gimnasio Moderno, en: Centenario de Boyacá (1920). Fondo bibliográfico del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario.

 
Marcela Camargo Mesa,

 

Archivo Histórico Universidad del Rosario.
[1] Polanía, D. (2012). Fútbol y ocio. Del circo de toros a la época de El Dorado, Bogotá 1850- 1953. Trabajo de grado, carrera de Historia. Universidad Javeriana. Bogotá. Disponible en: https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/2465/PolaniaCastroDanielFernando2012.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[2] Liévano, M. “Fútbol Colombiano: Historia de una pasión”. En: Credencial. Disponible en:  http://www.revistacredencial.com/credencial/noticia/actualidad/futbol-colombiano-historia-de-una-pasion
[3] Rivas, R, Cortázar, R, Guerra, J. (1920). Centenario de Boyacá: 1819 – 1919. Escuela tipográfica Salesiana. Bogotá. 
[4] Vargas, S. (2018). “El Bicentenario como objeto de indagación”. Después del Bicentenario: Políticas de la conmemoración. Temporalidad y nación Colombia y México. Editorial Universidad del Rosario. P. 15-16
[5] Vargas, S., p.16, citando a Chinchilla P. (coord.) “Procesos de Construcción de las identidades. Nueva España, siglos XVII-XVIII”, 166-167.
[6] Rodríguez R. “Discurso 10 de agosto de 1919”. En: Centenario de Boyacá: 1819 – 1919. Escuela tipográfica Salesiana. Bogotá. Pp.  320-321.
[7] Rodríguez R.  en: Centenario de Boyacá, p. 231.
[8] Rivas, R, Cortazar, R, Guerra, J. (1920), p.95.
[9] La estatua que se ubica en la plaza de Bolívar en Bogotá, una obra de 1844.
[10] Meisel, A. (2008). “La Fábrica de Tejidos Obregón de Barranquilla, 1910-1957”. Banco de la República. Cartagena de Indias.  http://banrep.gov.co/sites/default/files/publicaciones/archivos/21.pdf  p. 8. Revista Credencial Historia, Edición 207, marzo de 2007, disponible en: http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-207/colombia-y-el-mundo-1936
[11] Esta fotografía, que aparece referenciada en el libro Historia de Bogotá, Tomo III siglo XX, (p. 42), se data de 1912 y aparece con la siguiente descripción: “los cracks del equipo Colombia posan con la Copa Restrepo que ganaron ese año”.  En algunos portales de internet sobre historia del fútbol, está asociada a la copa Centenario de Boyacá, que se llevó a cabo en Cali y que fue una iniciativa del presidente de la República, Sin embargo, la fotografía fue tomada en Bogotá, en el actual barrio de La Merced.