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Las gramáticas chibchas de Lugo y Uricoechea, dos momentos de una lengua extinta

Las gramáticas chibchas de Lugo y Uricoechea
De los pocos ejemplares que quedan de la Gramática de Lugo, uno existe en el Archivo Histórico del Rosario. La edición ya casi cuatricentenaria ha salido algunas veces en versión facsimilar. Una de ellas -no la mejor, por cierto-, a propósito de los 360 años de este Colegio.

De Bernardo de Lugo a Ezequiel Urioechea.

Hermano de religión de fray Cristóbal, Lugo recibió la orden un primero de agosto de 1617 para componer la Gramática. A menos de medio año, la obra ya estaba en manos de los examinadores. En premio de su diligencia, se le concede el título de catedrático y se manda imprimir en Madrid, año de 1619. Como era costumbre, anteceden al texto sonetos, fe de erratas, privilegio, licencia del provincial, aprobaciones, dedicatoria y prólogo al lector, antes de entrar en materia de lo que entonces todavía se denominaba “arte”[1]. Luego no extraña que Bernardo de Lugo, catedrático de lengua muisca en el Convento del Rosario de esta capital, haya vaciado la lengua nativa en los moldes de la gramática latina. La obra está diseñada para guía de los sacerdotes en el oficio de confesar a los aborígenes, aspecto por el cual tiene gran interés para estudiosos de las ciencias sociales. Para cuando Ezequiel Uricoechea publica su Gramática, vocabulario, catecismo i confesionario de la lengua chibcha: segun antiguos manuscritos anónimos e inéditos, aumentados i correjidos, el chibcha ya era lengua muerta. Uricoechea es un compilador, un cotejador de manuscritos, interesado en dar una gramática moderna, transmitiendo además el conocimiento de los conquistadores, es decir, una combinación de libro de lingüística y de historia patria.


El autor vio la necesidad de usar caracteres nuevos para representar la lengua indígena.

Una lengua muerta.

Las dos gramáticas chibchas existentes en el Archivo dan cuenta de la vida de dicha lengua. Apunta el profesor Gamboa[2], el primer siglo de Conquista redujo a un quinto la población nativa. Durante el siglo XVI, los naturales necesitaban intérpretes en sus procesos ante las audiencias. Para el año de aparición de la Gramática, el 60% ya no los necesitaba. Ciclo vital que se cierra con la extinción, en el siglo XVIII[3]. La obra de Lugo representa una lengua vigente, la de Uricoechea es un texto histórico.


Uricoechea fue principalmente un científico.

El plan inconcluso de la obra de Lugo ofrece otra inquietud. El autor contempló cuatro partes, a saber: gramática, confesionario, catecismo y vocabulario. Solo corren impresas las dos primeras, sin saberse si las dos últimas existieron. Según Alonso de Zamora (Gamboa 2010), ello se debió a que la Corona optó por alfabetizar en español a los indios. En todo caso, y mucho después, Carlos III sí prohibió el uso de las lenguas naturales, mediante real cédula de 1770.


Ejemplo de frases para el servicio religioso.

[1] El sustantivo latino ars “técnica, habilidad” entraba en combinación con adjetivos que lo especificaban: gymnastica, la gimnasia; grammatica, la gramática; artes ciuiles, la política, etc. Lo propio ocurría en griego con el vocablo τέχνη (téchnê).
[2] Gramática en la lengua general del Nuevo Reino, llamada mosca. Fray Bernardo de Lugo. Transcripción, introducción y notas por Jorge Augusto Gamboa Mendoza. Bogotá: ICANH, 2010.
[3] En concepto de Carlos Patiño Rosselli. González, María. Trayectoria de los estudios sobre la lengua chibcha o muisca. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1980.