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Notas de Boecio, Símaco, Amalasunta y Teodorico

portada

Dentro de los libros que pertenecieron al arzobispo de Bogotá, fray Cristóbal de Torres, llama la atención uno por sus copiosas notas. No solo al texto, sino en las guardas y por todas partes. Es un seguro incunable, cuyo primer folio pone: Sancti thome de aquino super libris Boecii de consolatione philosophie commentum cum expositione feliciter incipit [aquí principia felizmente el comentario explicado de Santo Tomás de Aquino a los libros de Boecio titulados La consolación de la filosofía]. Veamos, entonces, la nota más larga, relativa a la vida de Boecio:

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Ɵ Y dize S. Antonino q. un varón de santa vida, tuvo una vission en que se le represento q. el papa Juan y Boeçio le lançavan en la boca q. llaman del Vulcan, o del inferno, dando a entender su condenacion[1]. El niño Atalarico vivio con su hijo Amalasenda (-unda)[2] su madre q. quedo por heredera de Teodorico su Padre. De las excelencias desta señora se dizen maravillas por muchos y especialmente por Casiodoro Senador de Roma y de su lengua es como de milagro lo que alcanço. Por q. fue gran griega y latina, y hablo todas las lenguas q. se communicavan con el imperio Romano, con tan natural pronunciacion de cada una q. le parecía ser le aquella su lengua natural. Ninguno la vio q. no se aficionase a la [Juan garsia] servir y honrrar y a ninguno reprehendio que no se tubiese por honrrado de lo que della se le dixo y ansi todos sus vasallos se gozavan de le ser muy obedientes. Dizen Procopio y Iornandes[3] q. lo primero q. hizo en heredando fue ocuparse en deshazer algunos agravios de su padre, especialmente con los hijos de Simmaco y de Boeçio, y a los godos amostro su valor mas de hombre animoso q. de flaca mujer y no los permitia hazer agravio a ninguno, con lo qual azedo a muchos contra su virtud. [hoc a te peto ut subvenias me(ae) so(l)licitudini[4]] A Theodato su primo gran señor en la Toscana y muy agraviador de sus vezinos, por les tomar sus haziendas, reprehendio aspera mente, haziendole restituyr lo ageno, con lo q. (por q. ni el era muy bueno ni muy cuerdo aunq. era dado a filosofias) la cobro mala voluntad. Puso esta señora gran diligencia en la criança de su hijo Alarico  que le quedo de X años, y diole maestros sabios y virtuosos q. le impusiesen en todo lo que devia saber un tan gran Prinçipe, y por evitar contiendas solto a los françeses las tierras que avia ganado su padre Theodorico en Françia, y embio sus cartas de buen amor y paz al emperador Justiniano de Constantinopla, encomendandole q. tubiese debaxo de su amparo al niño Athalarico y a ella y a sus Estados, y el emperador holgo con su bien.
[Esta primera parte está tomada casi literalmente de Juan de Pineda, Monarchia ecclesiastica, 425 r, 446 r]

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Reinando el Rey Theodorico en Italia, (cuyo trono fue cerca de los años del señor de quatrocientos y setenta y çinco) fue muerto en carceles, el gran Philosopho moral Boecio martyr, que por otro nombre es dicho Severino, cuyo cuerpo esta en Colonia. Este Theodorico florecio en tiempo del emperador Çeno (…) El doctor Illescas en su Pontifical en la primera parte La Vida del (121) Pontifice simaco dize q. fue en tiempo del emperador Theodorico en el año de y que entonces florecio el doctissimo y santissimo Boecio severino. S. Thomas en este prohemio dize estas palabras. Ut sequitur Boecius vir eximius Consul Romanus, vir chatholicus extitit qui disputans de fide Catholica contra duos hereticos scilicet Nestorium et Eutichem, cum nulus esset qui eis resisteret, Boecius ipse in comuni consilio devicit, sicut patet in Libro suo de duabus naturis in Xpo [Christo]: vide cetera in f. 2. p. i. Y que murio en carceles martyr, esto se añade a lo de V6: supra (¿?) + Pineda La monarchia, libro 16, cap. 9 § 3 dize lo siguiente de Boecio: que Theodorico Rey Arriano, encarcelo al Papa Juan hasta q. murio en la carcel. Tambien tuvo mucho tiempo presos a Boeçio Severino y a Simaco su suegro por falsas accusaciones de Opilion, y gaudençio que depusieron dellos q. favorecian las partes del Emperador Iustino, o por sospecha q. tuvo dellos q. deseavan la [li]bertad de Italia, y despues los mato con otros varones illustres. Con cuya muerte puso gran mancha en las cosas de su vida. Y aun dize Procopio q. gano la muerte porque 98 dias despues q. los hizo matar le pusieron en la mesa una gran cabeça de un peçe para cenar, y en viendola, le pareçio la propria de Simmaco recien muerto, y q. le mostrava los dientes y le mirava con ojos espantables y amenaçadores. Y cobro tan gran temblor y temor, q. se fue luego como pudo a la cama y conto al medico Elipio lo que avia visto, y tuvo gran dolor de aver cometido tan grande tyrania contra tales hombres, sin aver primero averiguado juridicamente la verdad y tal accidente le vino q. murio poco despues. Primero q. muriese hizo llamar a los Condes y otros grandes varones, y propusoles como el no dexaba hijo varon alguno, y como era su voluntad q. su hija Amalasunda le sucediese en el Reyno, y despues della Atalarico hijo della y de Viterico ya muerto y abria el niño diez años y encomendoles a todos el amor del Senado y la concordia con el Emperador de Constantinopla y con esto murio, no con tambuen remate de vida como avia començado y mediado, por se aver apartado del cortejo de los buenos tiranicamente [ojo ojo a la plana antes desta Ɵ y dize S.].

La reina Amalasunta en la Crónica de Núrenberg.
La reina Amalasunta en la Crónica de Núremberg [Wikipedia].

[1] Se refiere a la isla Vulcano, una de las Islas Eolias, archipiélago volcánico al norte de Sicilia. El aludido es Teodorico, según lo refiere Illescas, Historia pontifical y católica, 141. La fuente, sin embargo, es Antonino, Historiarum secunda pars; obra en tres partes, cuya segunda, precisamente, hoy no existe en el Archivo. Tampoco existen el Procopio ni el Casiodoro que cita insistentemente; Jordanes sí, pero en edición moderna de Nisard.
[2] La forma griega es Ἀμαλασοῦνθα, coincidente con la latina Amalasuntha, que trae Antonino. Jordanes pone Amalasuentha.
[3] Jordanes (VI), funcionario e historiador. La forma Iornandes es desaconsejada.
[4] La frase es de una epístola de Cicerón: te pido que atiendas mi preocupación.  

Plana alusiva a Boecio, al final de la obra.
Plana alusiva a Boecio, al final de la obra.