La evaluación como ejercicio consiste en la búsqueda de elementos que respalden el juicio sobre la bondad o conveniencia, en este caso, de proyectos promovidos por actores privados (empresas, hogares, organizaciones) o públicos (gobiernos, entidades gubernamentales), posterior a la definición de sus objetivos como lo pueden ser la verificación de una entrada mayor de recursos financieros vs aquellos que se gastan a lo largo del horizonte de vigencia del proyecto, o la identificación de las condiciones y características técnicas que garantizaran la ejecución de la iniciativa.
Sin embargo, uno de los objetivos de mayor trascendencia de todo proyecto, es que contribuya a ampliar el bienestar y satisfacción de la sociedad, a partir de un mayor nivel de incidencias positivas sobre el colectivo, que aquellas de carácter negativo. La verificación de este objetivo en particular corre por cuenta de la denominada Evaluación Económica y Social de Proyectos, la cual se define como el área de la economía que presta atención a la incidencia de un proyecto sobre el bienestar social, a partir del desarrollo y aplicación de mecanismos que facilitan la identificación y cuantificación de cada una de estas incidencias.