Pasar al contenido principal

Comunidades indígenas ancestrales, ¡en jaque!

By: Amira Abultaif Kadamani | Diciembre 2020

Cerca de 350 etnias amerindias están en extremo riesgo de desaparecer por cuenta de la COVID-19. Hacen parte de la Panamazonía, una región que abarca nueve países y constituye uno de los territorios más biodiversos...

Cerca de 350 etnias amerindias están en extremo riesgo de desaparecer por cuenta de la COVID-19. Hacen parte de la Panamazonía, una región que abarca nueve países y constituye uno de los territorios más biodiversos del planeta. Aquí, un asomo a la cruda realidad que viven sus habitantes mayoritarios: los indígenas.

 

 


“En algún lugar existe un río que fluye a través de la vida de cada persona”, decía Tanako Shozo, un político y conservacionista japonés del siglo XIX. Y para cerca de 34 millones de personas ese río resulta ser el más extenso y caudaloso del mundo: el Amazonas, que serpentea 6.575 kilómetros entre la selva tropical, demostrándonos que “el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo”, como solía repetir el explorador e investigador francés Jacques Cousteau. No son meras frases célebres. Son, ante todo, verdades ineludibles que hemos archivado en los libros de historia, y ese olvido está causando estragos para quienes se nutren de él, entre ellos, los pueblos indígenas.


Si de entrada las tribus amerindias ancestrales de la vasta región por la que cruza el río Amazonas —la Panamazonía— han sufrido las consecuencias de la degradación de su hábitat, ahora que están sumergidas en una pandemia la situación se torna más dramática. Al punto de que su vulnerabilidad de enfermar por el SARS-CoV-2 puede significar su extinción. No por nada un artículo científico publicado en mayo en de The Lancet señala que los indígenas “tienen mayores tasas de pobreza extrema, morbilidad y mortalidad que sus vecinos no nativos, en el espectro de países de bajos y altos ingresos”. El documento, que acoge una investigación de caso sobre la coyuntura en Bolivia, señala que “estas condiciones ponen a los aborígenes en un riesgo alto de complicaciones y muerte por la COVID-19, pues las infecciones respiratorias son, de hecho, una preocupante fuente de morbilidad y mortalidad en muchas de estas comunidades. La pandemia del AH1N1 de 2009 resultó en una mortalidad entre tres y seis veces mayor en indígenas frente a no indígenas, de América y el Pacífico, y eso es un indicador contundente de lo que puede ocurrir ahora”. 

Con esa misma inquietud, investigadores de Colombia, Estados Unidos, Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Guayana Francesa unieron esfuerzos para desarrollar un estudio descriptivo sobre lo que ocurre frente al actual coronavirus en las comunidades amerindias de cada uno de estos países, que, junto a Bolivia, Guayana y Surinam, conforman la Panamazonía, una zona de siete millones de kilómetros cuadrados con una enorme riqueza biológica y cultural.


“Cuando en marzo pasado empezamos a apoyar a aquellos departamentos que no tenían cómo hacer pruebas diagnósticas de COVID-19, comenzamos a notar que cuando nos llegaban muestras del departamento del Amazonas, casi todas resultaban positivas, lo cual fue muy alarmante”, afirma el microbiólogo Juan David Ramírez, quien lideró las pruebas de la Universidad del Rosario ante la pandemia trabajando con el Instituto Nacional de Salud desde su laboratorio para ejecutar los tests de PCR. Y en el intercambio de información con colegas latinoamericanos de distintas naciones, advirtieron un panorama semejante en sus territorios. “Empezamos a mirar cuál era el impacto del coronavirus en las comunidades indígenas y nos dimos cuenta de que era catastrófico”, añade este doctor en biología.

 

“Cuando en marzo pasado empezamos a apoyar a aquellos departamentos que no tenían cómo hacer pruebas diagnósticas de COVID-19, comenzamos a notar que cuando nos llegaban muestras del departamento del Amazonas, casi todas resultaban positivas, lo cual fue muy alarmante”

El fruto de su trabajo colaborativo —que aborda un periodo de estudio comprendido entre el 25 de febrero y el 23 julio, del 2020—  acaba de ser publicado en la edición de octubre de la revista indexada PloS Neglected Tropical Diseases. Entre los aspectos que se destacan está la susceptibilidad inmunológica de estos grupos poblacionales debido, principalmente, a la falta de variabilidad genética de sus miembros, lo que técnicamente se conoce como homocigocidad genética. Es decir, la alta endogamia que existe entre las tribus disminuye su capacidad de generar una respuesta inmune eficiente frente a múltiples enfermedades (entre ellas la malaria, la tuberculosis, el VIH y la lepra, males altamente prevalentes en diversos pueblos amerindios, además de los preocupantes rebrotes de sarampión y rubeola específicamente en Venezuela y Brasil). Y eso, aunado a una nutrición deficiente y a una poca exposición a patologías respiratorias urbanas provoca grandes desventajas inmunitarias.

Lamentablemente, no existen estudios de susceptibilidad genética de comunidades amerindias porque en Colombia y en muchos otros países son muy herméticas y la legislación las protege de este tipo de intervenciones, lo que ha privado a la comunidad científica de tener un conocimiento valioso para trazar estrategias de atención especial.

Esto, unido a sistemas de salud débiles o inexistentes —bien sea por el rechazo de las mismas etnias o por la desatención de los Estados—, la lejanía de sus asentamientos, la falta de infraestructura, bienes, servicios y recursos para cumplir sus necesidades básicas y la destrucción de su medio ambiente por cuenta de la deforestación y la minería, configura un coctel fácilmente explosivo que puede tener consecuencias devastadoras en una pandemia como la que hoy acorrala a la humanidad.

Nicola.jpg


Juan David Ramírez González,
Director Grupo GIMUR
Profesor Facultad de Ciencias Naturales
Universidad del Rosario

“El Instituto Nacional de Salud ha trabajado mucho en la región amazónica, y Colombia ha sido un modelo de que el trabajo se está haciendo bien. Pero la gran preocupación es para el resto de los países panamazónicos”

 

 

Directivos

 

Rector: José Alejandro Cheyne
Vicerrector: Sergio Pulgarín Molina
Síndico: Miguel Diago
Secretaria General: Catalina Lleras
Director de Investigación e Innovación: Juan Miguel Gallego
Directora (E) de Comunicaciones y Reputación Institucional: Claudia Dulce

Equipo Editorial

 

Editora Estrategia ‘Universidad Ciencia y Desarrollo’: Mara Brugés Polo.
Periodistas: Amira Abultaif, Ximena Bedoya, Jaime E. Dueñas y Ximena Serrano.
Diseñador: Juan Carlos Ramírez.
Fotografía: Milagro Castro.

Equipo de Producción

 

Digital Project Manager: Ismael Iriarte
Editor de Contenido Virtual: John Jairo Rincon Florez
Diseñador Web: Alexander González Saavedra
Laura González: Community Manager