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MARÍA TERESA PALACIOS SANABRIA

Facultad de Jurisprudencia

El aprendizaje debe ser desde un discurso de igualdad en dignidad, en derechos.

¿Quién es María Teresa Palacios Sanabria

Soy abogada rosarista y desarrollé mis intereses académicos gracias a Beatriz Londoño, quien fuera profesora de la Facultad de Jurisprudencia y se convirtió en mi mentora. Inicialmente, quería estudiar bellas artes, pero tomar la decisión de ingresar a la Facultad fue todo un proceso en el que realicé incluso un preuniversitario y de esta forma inició mi ciclo como estudiante en la Universidad del Rosario.
 
Gracias a la profesora Beatriz empecé a trabajar en temas relacionados con la docencia, inicialmente como monitora en pregrado en su clase de acciones populares en el año 2001.

Cuando me gradué estuve trabajando en una entidad bancaria; sin embargo, la profesora Londoño me sugirió presentarme a un programa de jóvenes investigadores de Colciencias y de esta forma ingresé a la Universidad con este nuevo rol, tiempo en el que cursé una especialización en derechos humanos. Posteriormente, obtuve una beca con la Fundación Carolina para cursar mi maestría y mi doctorado, lo que me permitió vincularme como Profesora Auxiliar de la Facultad en el año 2006.

Ya han pasado 15 años de estar en la facultad como profesora de carrea y esta ha sido una experiencia con constantes y gratificantes aprendizajes.


En la Universidad del Rosario somos concebidos como seres integrales.


Diana Amador

¿Qué significa para usted ser docente en la universidad del Rosario?

 

Es un mérito muy bonito, pero ante todo lo definiría como una experiencia de vida. En la Universidad nosotros podemos encontrar un espacio de desarrollo personal y académico que no encontramos en otro trabajo. Somos concebidos como seres integrales, es decir, no somos simplemente un profesor, investigador o un trabajador más; somos seres humanos valorados por no sólo las calidades profesionales, sino también por nuestros atributos personales.
 
El trabajo en la Universidad te permite crecer en varias dimensiones de la vida, pues desarrollas tus competencias académicas, investigativas y docentes y este crecimiento no es excluyente con el ejercicio pleno y efectivo de tu vida personal y familiar. Pertenecer a la comunidad rosarista te deja grandes satisfacciones desde el punto de vista individual y social, toda vez que realizas pequeños aportes para la construcción de una sociedad más justa y mejor.

¿Cuáles son los logros que considera relevantes en su vida académica, en particular en su práctica docente?

 

Han sido diferentes tipos de logros. Desde el punto de vista docente cuando termino los cursos abro un espacio en el que los estudiantes me expresan cómo fue la experiencia de aprendizaje, y en algunos semestres ellos han resaltado que, si bien han adquirido las competencias disciplinares del tema, comentan haber encontrado calidez y calidad humana durante el desarrollo de la clase. Sin embargo, seguro tengo un montón de cosas por mejorar, y esa retroalimentación la he recibido a través de la evaluación docente, pero el balance es que, desde el punto de vista personal, a mí me motiva más el hecho de que se apropien y vivan los derechos humanos como una realidad cotidiana.

Otro logro que me gustaría señalar es haber obtenido la beca para cursar la maestría y el doctorado, lo que sin duda tuvo impacto en mi vida académica y personal, sin eso no podría estar donde estoy, por ello agradezco siempre a la Fundación Carolina y a la Universidad del Rosario. Finalmente, ver el impacto de la investigación que he realizado en la sociedad, lo que pude verse reflejado en la invitación a ser columnista de La Silla Vacía para tratar temas de migración.

¿Cómo ha sido su experiencia en este cambio de modalidad de enseñanza y aprendizaje?

Transformar una clase presencial a la modalidad virtual, en principio fue duro, exigente y agotador, pero fue un reto que me permitió buscar otras estrategias, buscar otro tipo de herramientas para transmitir lo que hacía en un tablero o aula física, me encontré con apoyos interesantes como los vídeos y por ello, ahora en todas mis clases hago uso de este recurso junto a herramientas como Kahoot, menti, padlet, entre otras.

Ahora mismo, me siento más adaptada y mucho más confiada de impartir una clase por medios virtuales, aunque reconozco que muchos estudiantes no se enganchan, sin embargo, siempre busco que el proceso de aprendizaje sea el mejor y atraiga a los participantes.

Inicialmente fue un reto difícil, pero creo que fue bueno; a mí me gustó.

¿Qué aspectos han marcado su trayectoria como profesora en la UR?

Sin duda, el acompañamiento de la profesora Beatriz Londoño en mi vida ha sido fundamental.

Adicionalmente, haber ingresado al programa de jóvenes investigadores porque cuando estuve cursando el pregrado no imaginaba en qué ámbito me iba a desarrollar profesionalmente y la profesora Beatriz incluso me ayudó a construir mi propuesta de investigación para la maestría.


Considero que mi principal aporte es poder cambiar esos paradigmas, permitirles a los estudiantes que ellos sientan que la exigencia no es incompatible con la empatía, la solidaridad y el respeto por todo tipo de diferencias.


Diana Amador

¿Cuál es su aporte a la Universidad y a los estudiantes?

 

Inicialmente, poder enseñarles otra forma de aprender. Siento que existe un estereotipo al momento de aprender y enseñar derecho que va ligado a que, si uno es un profesor muy exigente, debe ser un profesor rígido y estoy absolutamente convencida que así no es. Considero que mi principal aporte es poder cambiar esos paradigmas, permitirles a los estudiantes que ellos sientan que la exigencia no es incompatible con la empatía, la solidaridad y el respeto por todo tipo de diferencias. Adicionalmente, el aprendizaje debe ser desde un discurso de igualdad en dignidad, en derechos y creo que eso es algo que debemos dejar claro.

¿Qué la inspira a enseñar?

 

Pensar que a través de lo que enseño a los estudiantes puedo generar un cambio significativo en la sociedad. No se trata de generar revoluciones, está más relacionado con el hecho de que puedo aportar de otra forma sobre una realidad, eso es lo que más me motiva. En este semestre, por ejemplo, estamos usando muchos casos prácticos relacionados con temas de derechos humanos. Trato de dejarles siempre el mensaje de la importancia de romper esos esquemas de desigualdad, violencia contra la mujer, patriarcado y machismo; si podemos sacar estudiantes fuera de esos esquemas de dominación, hacemos un aporte significativo a la sociedad.

Por último, cuando doy la clase de migraciones hacer que reflexionen respecto a que los problemas de nuestra sociedad no son causados por los extranjeros, sino que son personas que requieren de protección en determinado momento. El hecho que uno o varios estudiantes transformen su forma de pensar, o simplemente dejarles algo para reflexionar en una clase, lo considero ya un cambio transformador, seguramente esto puede tener frutos más adelante en sus entornos personales o profesionales, ese creo que puede ser mi aporte.

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Diana Amador