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YEZID ALVARADO

Profesor de la Facultad de Jurisprudencia

Mi motivación más grande es el deseo de construir nuevas personas que le aporten al país.

¿Quién es Yezid Alvarado?

Soy rosarista desde los seis años, soy bachiller del Colegio que estaba ubicado en la Quinta de Mutis. Entre 1990 y 1994 estudié Jurisprudencia y luego cursé una especialización en Derecho Administrativo de la cual me gradué en 1996. Posteriormente, realicé un curso de postgrado en Economía Pública en el INAP- Instituto Nacional de Administración Pública de España, en el que fui becario del gobierno español, y del cual obtuve el diploma correspondiente en 1997. Finalmente, entre 2009 y 2010 realicé una maestría en Derecho Económico en la Pontificia Universidad Javeriana.

He sido profesor auxiliar de asignaturas como Derecho Económico e Historia de las Ideas Políticas, al igual que en la clase de Hacienda Pública.

Posteriormente, desde el año 2005 hasta el 2018 trabajé como profesor de tiempo completo en la Universidad Manuela Beltrán.
 
En el año 2017, luego de concentrar mi trabajo en el centro de Bogotá, decidí seguir contribuyendo con la formación de las nuevas generaciones de rosaristas, por lo que me integré al cuerpo docente como profesor de cátedra de las asignaturas Derecho Romano, hoy Historia del Derecho, Instituciones Romanas con la Facultad de Jurisprudencia y Economía y Derecho que coordina la Facultad de Economía.

Mis inicios como docente se remontan a 1999 en la Universidad del Rosario con una asignatura denominada Historia Económica Colombiana.


Desde que estaba sentado en las aulas del Claustro tomando mis clases durante el pregrado, siento que ser docente es una vocación.


Diana Amador

¿Qué significa para usted ser docente en la universidad del Rosario?

 

Desde que estaba sentado en las aulas del Claustro tomando mis clases durante el pregrado, siento que es una vocación, porque desde esa época pensaba en que quería ser docente y soñaba con llegar a ser uno de los mejores profesores de la Facultad de Jurisprudencia.
 
A medida que aumenta la experiencia, considero que construyo y mejoro mis clases, además que tengo una disposición natural hacia el arte de la docencia; entonces, más que abogado, tengo la virtud o don de la palabra y con ella puedo organizar las ideas de tal manera que sean muy comprensibles para los estudiantes, siempre en búsqueda de tratar de convertirme en un buen pedagogo.
 
Siento que estoy marcado desde muy niño en el tema de formar esas generaciones de nuevos rosaristas que cumplan con la misión de Fray Cristóbal de Torres, fundador del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1653.

¿Cuáles son los logros que considera relevantes en su vida académica, en particular en su práctica docente?

Considero que cada semestre me enfrento a la calificación que me otorgan mis alumnos y el indicador me muestra que me faltan algunos puntos para llegar a ser lo que deseo como docente; sin embargo, he tenido periodos difíciles que también me han llevado a obtener una calificación menor y eso se ha convertido en un llamado de atención para buscar nuevas alternativas al momento de construir mis clases, por lo que esa calificación se convierte en un reconocimiento y en una acción de mejora constante.

Acostumbro con mis monitores a revisar semestralmente la calificación y las críticas que hacen los estudiantes, y de esta forma evidencian que me interesa su opinión para mejorar, por lo que cuento con la fortuna de que algunos de ellos recomienden mis clases.

No he tenido la fortuna de ser nominado a los premios de excelencia en la docencia, pero me gustaría estarlo en el futuro.

¿Qué aspectos han marcado su trayectoria como profesor en la UR?

En su momento, quien es el director actualmente del Área Laboral de la Universidad pasó por el Consultorio Jurídico como uno de mis alumnos, y me hizo una de las preguntas más difíciles a las que me he enfrentado como docente.

En ella trataba el tema de la prejudicialidad y no tuve cómo responderla, lo que me marcó y me hizo entender que debía prepararme cada vez más para poder brindar lo mejor a los estudiantes.
 
Llegar de España y enfrentarme a la cátedra es también uno de los aspectos que me marcó. En Europa, muchos de los docentes con los que compartí tenían la idea de que los políticos en Colombia no eran buenos en el manejo de temas económicos, por lo que tenía el compromiso de venir a formar abogados en la ciencia económica y en el «law and economics».


Un modelo de calidad en la educación es fundamental, al igual que la cercanía con la que interactúo con los alumnos.


Diana Amador

¿Cuál es su aporte a la Universidad y a los estudiantes?

 

En primer lugar, el hecho de buscar la mejor forma de impartir mis clases, de estar a la par con los avances de la Universidad y de la Facultad, aprendí que un modelo de calidad en la educación es fundamental, al igual que la cercanía con la que interactúo con los alumnos. Otro punto adicional, hace parte de lo que yo llamo ser buen pedagogo y se trata del acompañamiento durante el proceso de aprendizaje a los estudiantes que uno identifica no van al mismo ritmo de la clase o de sus compañeros.


Soy feliz viniendo a la Universidad a dictar clase.


¿Qué lo inspira a enseñar?

 

Inicialmente la vocación, lo que considero nació cuando tenía nueve años y junto a mi mejor amigo de la época, pude acompañar a su papá en una de sus clases, lo que marcó mi vocación docente. Mi motivación más grande es el deseo de construir nuevas personas que le aporten al país, para mí ser docente es el mejor trabajo. Soy feliz viniendo a la Universidad a dictar clase.

yezid.alvarado@urosario.edu.co

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Diana Amador