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Editorial: Morte Adiuta Aliena Lucrecio. De Rerum Natura

Luis Enrique Nieto Arango

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Morte Adiuta Aliena: una frase críptica y la solución de un enigma 14-07-2016. Blog Archivo Histórico.

A Monseñor José Vicente Castro Silva, rector del Colegio del Rosario desde 1930 hasta su muerte en 1968, le debemos el haber sentado las bases de todo lo que hoy, en el siglo XXI, es la moderna Universidad del Rosario.
 
Elegido coincidencialmente en el año final de la hegemonía conservadora en Colombia, sucede al doctor Rafael María Carrasquilla, nombrado por la Regeneración de Núñez y Caro en 1890, y quien ocupó la rectoría hasta su fallecimiento en 1930. 

Poseedor de una gran cultura, Castro Silva, orador sobresaliente y un poco teatral, no estuvo exento de contradicción, rechazo y polémica y, a la vez, gozó de la admiración y respeto de una inmensa cantidad de discípulos en sus cátedras de Historia de la Filosofía, Filosofía del Derecho y Sociología.
 
También contó Castro Silva con detractores, algunos de gran peso en la vida nacional, lo que demuestra que no pasaba inadvertido en nuestro mundo intelectual, al cual a menudo asombraba por sus excentricidades y, a veces, con sus desplantes.
 
Era un“ Prelado del Renacimiento" según lo describió la primera mujer a quien, en 1939, otorgó el título de Doctora en Filosofía y Letras del Rosario, doña Carmen de Zulueta Cebrián, hija del exiliado republicano español don Luis de Zulueta.
 
Al ser distinguido por la Santa Sede con el título de Protonotario Apostólico adoptó como lema-en el papel timbrado de su correspondencia y en el sello seco con que la rubricaba –la frase Morte Adiuta Aliena, un fragmento del extenso poema De Rerum Natura del latino Lucrecio, discípulo de Epicuro.
 
Esa idea de la íntima relación entre la vida y la muerte, cobra hoy, en este año 2020 del covid-19, una relevancia definitiva: la inminencia de un posible fin ha movido a la humanidad entera a adoptar medidas extremas de contención y prevención, inéditas e impensadas hasta ahora, privilegiando la conservación de la vida por encima de todos los demás valores. 
 
Es entonces esta inesperada pero inexorable pandemia una verdadera crisis, en el más profundo sentido de este vocablo que en el idioma chino se representa superponiendo dos ideogramas: uno que indica peligro y otro que expresa oportunidad.
 
Muerte o vida es el dilema que afrontamos y de aquí-así como luego de la Peste Negra del siglo XIV surgió el Renacimiento y con él el Humanismo-debería renacer un mundo nuevo, distinto, en el cual la igualdad a la que nos confronta la ineludible muerte sea el principio esencial y todos unidos, Gobiernos y Sociedad Civil, hagamos el esfuerzo, mayúsculo y complejo, de cambiar el rumbo a un mundo inmediatista y consumista, en el cual el individualismo y el abuso de la naturaleza parecería pesar más que el cuidado, previsivo y generoso para las generaciones venideras, de nuestra casa común.
 
Esta edad geológica del antropoceno al que estamos llegando exige un gran timonazo porque, como alguien justamente decía, si un transatlántico se encuentra a punto de chocar contra un iceberg no debe reducir la velocidad sino cambiar radicalmente de rumbo.
 
De acuerdo entonces con la premonitoria enseñanza de Lucrecio, recordada por Castro Silva, comprendamos y apliquemos esta verdad, hoy corroborada por la ciencia: MORTE ADIUTA ALIENA.
 
Imagen tomada de la página del Museo de la Universidad https://www.urosario.edu.co/Museo/Coleccion/288618/