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El páncreas Vallenato

Jairo Hernán Ortega Ortega, MD

vallenato

Los cirujanos viscerales consideramos que en el páncreas se aloja “el alma”. Al menos es el aforismo que preconizamos en nuestra escuela de medicina.

 

En la música Vallenata el alma está ubicada en la letra de las composiciones, y es que en un principio fue la letra. Los juglares iban de pregoneros llevando, con el canto, los sucesos, los amores y las noticias de los pueblos, veredas, campos, mares, ríos y montañas. A capela, sin ningún instrumento musical que los acompañara. Cantos de vaquería y de campesinos, como en otras regiones del país.
 
Hace más de cien años, de esa forma se difundieron los versos de Francisco El Hombre. Poco a poco se adhirieron a la voz los instrumentos acompasándose para aportar la melodía, el sentimiento, la sonoridad y la parranda. La guitarra prestó sus cuerdas y el “acordeón de bolsillo” - la dulzaina o armónica - sus pitos. Posteriormente el acordeón, muy europeo, se acomoda – o es acomodado – a los cantos del Valle del Cacique Upar y de los cerros y sabanas del Magdalena Grande.
 
Ya dueño de sentidas y profundas letras, rimadas con los instrumentos mencionados, al Vallenato precozmente se le incorporan dispositivos más raizales: la guacharaca (indígena) y la caja (afrodescendiente). Después de extensas correrías, los juglares, con sus grupos musicales, se detienen a descansar en pueblos y ciudades. Entonces son acogidos o invitados a las “colitas”, que eran y son los remates de las fiestas sociales que se amenizaban con tríos, cuartetos o sextetos de cuerdas o instrumentos de viento y, de mayor alcurnia, con pianos. Retirados los grupos musicales sofisticados de las salas de las casonas, hacia el ocaso de la fiesta, el jolgorio se trasladaba al patio de atrás, bajo el palo de mango, y por ahí mismo ya podían ingresar los conjuntos vallenatos, para prolongar la jarana y amanecer de juerga. Esas son las colitas, que para muchos de los invitados era lo mejor de la fiesta, o sea, la fiesta de verdad: La Parranda.

En una semblanza que hace Juan Gossain del compositor José Barros, relata la siguiente anécdota - en relación a la Piragua, esa magistral composición -   salida de labios de Gabriel García Márquez.

Todo estaba tranquilo en el aeropuerto madrileño, hasta que apareció el propio novelista, con un gorro de cosaco, y acompañado por un grupo de amigos colombianos. Se armó un tumulto. Mientras chequeaba su pasaje en la aerolínea, una señora, con marcado acento andaluz, se acercó a él y le pidió que autografiara un ejemplar de 'Cien años de soledad'. Gabito sacó su bolígrafo para complacerla. Fue entonces cuando la mujer le dijo:
–Lo que yo más admiro de usted no es la imaginación. Es el dominio del lenguaje.
El escritor se detuvo. Le sonrió.
–En mi tierra –exclamó por fin– un músico popular, refiriéndose a una antigua canoa que viajaba por el río, escribió este verso: ´Ya no cruje el maderamen en el agua´. Maderamen, señora. Maderamen. ¿De qué se sorprende usted?

Pretendo aquí, disecar el páncreas de la música Vallenata, llegar a la profundo de sus versos, para exponer el alma de sus letras. Para ello expondré el meollo, el tuétano, el nervio, de algunos de sus canciones; mejor aún, el corazón de las mismas. Lo haré como lo hacen los mejores cirujanos: con ojos de águila, corazón de león y manos de seda. Puede que haya sangre, dolor y lágrimas, pero también habrá mucha felicidad, amor y sentimientos:
 
Este es el amor amor, el amor que me divierte, cuando estoy en la parranda no me acuerdo de la muerte. El amor amor (Paseo), Del folclor.
 
Lloraban las mujeres, lloraban las mujeres, ya se fue el pobre negro, dinos cuando vuelves y nos darás consuelo. El Alto del Rosario (Son), Alejo Durán
 
A ti te pusieron ese nombre sin razón, yo te hubiera puesto mortificación, tormento de los hombres… El testamento (Paseo), Rafael Escalona
 
En mis notas soy extenso, a mí nadie me corrige, para tocar con Lorenzo mañana sábado día de la Virgen. La gota fría (Paseo), Emiliano Zuleta Baquero
 
Yo no sé lo que le pasa a Emiliano, yo no sé lo que le pasa a Zuleta, ese miedo que me tiene de mandarme la respuesta. Rumores (Paseo), Lorenzo Morales
 
Y desde entonces llevo en mi mente este cielo lindo, igualitico al que desde niño vi en el Cesar, la misma luna con los luceros y yo contigo. Igual que aquella noche (Paseo), Emiro Zuleta
 
Este paseo ha de aumentar mis pesares, yo soy un hombre de muchos sentimientos, por un amor que se burla de mis males sufre mi alma terribles tormentos. A mí no me consuela nadie (Paseo), Leandro Díaz
 
Esos ojos que hace tiempo solo me miraban con ojos de niña, cuánto pagaría yo ahora para que me miraran pero con cariño. Rosalbita (Paseo), Julio Erazo
 
Debajo de los campanales, donde canta el pajarito, si el guayabo me matare, déjenme morir solito, déjenme morir por ella. Los campanales (Merengue), Alejo Durán
Negra por qué me olvidaste si yo no te olvido, no dejes que yo me muera diciendo tu nombre. La cañaguatera (Paseo), Isaac Carrillo
 
En La Rosita se oye un grito, se oye un grito que lastima, es el pobre Bolañito llorando por Catalina. Catalina Daza (Paseo), Chico Bolaños
 
Señores les vengo a contar la gente que habita en Tocaimo, y a todos los voy a enlazar con este merengue cantando. Los Tocaimeros (Merengue), Leandro Díaz
 
No me vuelvo a enamorar de viuda con marido vivo, porque a lo mejor del tiempo vuelven a su reconcilio. Berta Caldera (Paseo), Bienvenido Martínez
 
Sin ti no puedo estar, mi corazón se desespera, no lo dejes sufrir más porque le duele y se queja, toda la culpa la tienes tú si lo dejas que se muera. Sin ti (Paseo), Náfer Durán
 
Parece que Dios con el dedo oculto de su misterio, señalando viene por el camino de la partidaprimero se fue la vieja pa´l cementerio, ahora se va usted solito pa´ Barranquilla. El viejo Miguel (Merengue), Adolfo Pacheco

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 Es elegante, todos la admiran, y en su pueblo tiene fama, cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana. Matilde Lina (Paseo), Leandro Díaz
 
¡Ay¡ Mi negra se fue llorando, y a mí esa cosa me duele, se la llevó un maldito carro, aquél 039. 039 (Paseo), Alejo Durán
 
Señores voy a contarles hay nuevo encanto en la sabana, en adelanto van estos lugares, ya tienen su diosa coronada. La diosa coronada (Paseo), Leandro Díaz
 
Se la llevaron, se la llevaron, se la llevaron ya se perdió, lo que pasa es que la tiene un  ratero honrado, lo que pasa es que un honrado se la robó. La custodia de Badillo (Paseo), Rafael Escalona
 
Yo de ti, yo de ti me dejo curar, para que te ocupes de mí quisiera volver a sangrar. La espina (Paseo), Gustavo Gutiérrez Cabello
 
Un grande nubarrón se alza en el cielo, ya se aproxima una fuerte tormenta, ya llega la mujer que yo más quiero, por la que me desespero y hasta pierdo la cabeza. La creciente (Paseo), Hernando Marín
 
El día que me dio su mano sellamos el serio pacto de amarnos hasta la muerte, pero todo salió en vano y por un amor tirano puso a tambalear mi suerte, La casa (Paseo), Carlos Huertas
 
Pa´que el pueblo vallenato, meciéndose en ella cante. La hamaca grande (Paseo), Adolfo Pacheco
 
Esas palabras, letras y versos son el núcleo que se encuentra y se expresa en la pulpa de los sentimientos, vivencias y testimonios de las canciones vallenatas puras; ahí es donde reposa su alma, ahí en el páncreas de la música de acordeón clásico, hago énfasis en que no toda la música de acordeón que en la actualidad se escucha e interpreta es Vallenato. Esta cirugía minuciosa al páncreas vallenato me ha conducido hasta el corazón, lo cual anatómicamente no es posible, pero a través de la ilusión real del sentimiento de la música vallenata se llega hasta allá y más allá: hasta el alma.
 
Donde más se manifiesta es en las canciones que hablan del amor o de las partidas de los amigos o las ausencias de los seres queridos, sentimientos que ha sido el motor del mundo y de los hombres (expresión que incluye todos los géneros). Es en los cantos para enamorar o para enaltecer la amistad o a los progenitores, donde hay verdaderas piezas literarias, por lo cual termino este manifiesto con ejemplos que me parecen connotados:
Qué linda es mi niña sonriéndose, burlando la vida, sonriéndose, un abrazo tuyo me hace olvidar el pesar más grande, abrazándome…hija yo te quiero mucho, no lo olvides en el mundo que tú debes conquistar. Hija (Paseo), Hernán Urbina Joiro
 
Mi padre fue mi gran amigo, mi padre fue mi amigo fiel, mi padre se jugaba conmigo y yo me jugaba con él. El día de su muerte yo estaba muy lejos y no pude verlo ni cómo moría. Mi gran amigo (Paseo), Camilo Namén Rapalino
 
Me vas a dejar morir morenita, por falta de ese remedio y teniendo. Por ella (Paseo), Esteban Montaño
 
Ahora está escampando y se han mojado hasta los libros, tiemblas en mis brazos azotada por el frío, quiero fundirme en tu cuerpo de niña y brindarte el calor, eres muy joven llena de secretos no sabes mi amor, cuando te bese no tengas miedo que eso no se aprende en el colegio. Nido de amor (Paseo), Octavio Daza
 
Porque es verdad que el tiempo que se va no regresa, sólo queda el recuerdo de las cosas queridas. No voy a Patillal (Paseo), Armando Zabaleta
 
Cuanto deseo porque perduren en mi vida, que se repitan felices tiempos sentidos; el primer trago a escondidas, mi primera novia en olvido. Tiempos de la cometa (Paseo), Freddy Molina
 
No volverán los tiempos de la cometa, cuando yo niño brisas pedía a San Lorenzo, mariposa en la malena, sus casimbas son recuerdos, y el profesor que me pega por llegar tarde al colegio. Tiempos de la cometa (Paseo), Freddy Molina
 
Esos momentos los viví, al fin y al cabo tristes son, no volverán a existir y eso me parte el corazón, quisiera vivir al oír de Gustavo Gutiérrez un son. Tiempos de la cometa (Paseo), Freddy Molina
 
La verdad es que a mí celos me dan cuando la veo llegar con su señor marido, y se bien que con él está allá por prejuicio social, queriendo estar conmigo. Señora (Pasero), Rafael Manjarrés
 
Recuerdo que Jaime Molina, cuando estaba borracho ponía esta condición: que si yo moría primero él me hacía un  retrato o si él se moría primero yo le sacaba un son. Ahora prefiero esta condición: que él me hiciera el retrato y no sacarle el son. Elegía a Jaime Molina (Paseo), Rafael Escalona
 
Recordé los tiempos de la bola de cristal, las noches bonitas cuando jugaba cacho, bonita es la vida cuando uno está muchacho, nada le preocupa ni tiene que pensar…Y recordé a mis amigos, que fueron mis compañeros, bonita es la vida cuando uno está niño, y cuando uno está niño quiere crecer ligero.  Recordando mi niñez (Paseo), Camilo Namén
 
Yo pensé que un Mejoral podría curarme este gran dolor, pero qué me va a curar si es una pena de amor. El mejoral (Paseo), Rafael Escalona
 
Yo no puedo olvidar a esa mujer que me hizo tanto tiempo padecer, yo no puedo olvidar aquel amor que me dejó sangrando el corazón, porque un amor que sangra no se olvida, porque deja en el alma una honda herida. La historia (Paseo), Rafael Escalona
 
Si pudiera volver al pasado, en confidencia disfrutaría, de tus besos con mayor encanto, y en confidencia te pediría: bésame todos los días hasta la hora de la muerte y más allá de la muerte no me olvides vida mía. Confidencia (Paseo), Gustavo Gutiérrez Cabello

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Termino esta cuidadosa y sentida disección con el son Alicia Adorada, del maestro Juancho Polo Valencia. Son que en verdad es un sentido lamento donde hasta el acordeón llora. La dedico a Alicia Marina Acuña Bohórquez, amor platónico de mi juventud y hermana de mi gran amigo Eduardo. Alicia Marina murió hace pocos meses como consecuencia de la Enfermedad Lateral Amiotrófica (ELA) que padecía:
 
Alicia adorada (Son)
Juancho Polo Valencia (Juan Manuel Polo Cervantes)
 
Como Dios en la tierra no tiene amigos
Como no tiene amigos anda en el aire
Tanto le pido y le pido, ay hombe
 Siempre me manda mis males (bis)
 
Tanto que  le ruego a Dios no tiene amigos
Como Dios no tiene amigos aquí en la tierra
Veo que me mandó el castigo, ay hombe
Se llevó a mi compañera (bis)
 
Adiós mi Alicia, Alicia adorada
Yo te recuerdo en todas mis parrandas
Adiós mi Alicia, Alicia querida
Yo te recordaré toda la vida
Adiós mi Alicia, Alicia adorada
Yo te recuerdo en todas mis parrandas
 
Alicia mi compañera qué tristeza
Alicia mi compañera qué dolor
Y solamente a Valencia, ay hombe
El guayabo le dejó (bis)
 
Ahí en Flores de María
Donde todo el mundo me quiere
Yo reparo a las mujeres, ay hombe
 Y no veo a Alicia la mía (bis)
Adiós mi Alicia, Alicia adorada
Yo te recuero en todas mis parrandas
Adiós mi Alicia, Alicia querida
Yo te recordaré toda la vida
 
Donde todo el mundo me quiere
Alicia murió solita
Donde quiera que uno muere, ay hombe
Todas las tierras son benditas (bis)
 
Y cuando el alma se acaba
Se retira de este mundo
Y en aquel sueño profundo, ay hombe
La vida se vuelve nada (bis)
 
Adiós mi Alicia, Alicia adorada
Yo te recuerdo en todas mis parrandas
Adiós mi Alicia, Alicia querida
Yo te recordaré toda la vida
 
Ya yo iba de camino para el pueblo
Mis amigos me salieron a buscar
Se murió Alicia adorada Juancho
Ya la fueron a enterrar (bis)
 
Adiós mi Alicia, Alicia adorada
 Yo te recuerdo en todas mis parrandas
Adiós mi Alicia, Alicia querida
Yo te recordaré toda la vida