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In Memoriam – Dr Luis Enrique Nieto

Equipo Museo UR

Claustro

MARGARITA GUZMÁN

No hay palabras suficientes para describir quién era para mí el doctor Luis Enrique Nieto.

Lo conocí cuando por primera vez iba a iniciar mi cátedra rosarista y él como Secretario General evaluó mi programa sobre “Historia, arte y patrimonio en el Colegio Mayor”. Sentí inicialmente temor, pues yo apenas comenzaba a acercarme a la maravillosa colección del Rosario y pensaba que me faltaba estudiar muchísimo, pero ese día comprendí que el interés por el arte era mutuo y que esa colección podría darnos muchos temas a tratar.

Luego, varios años después, con motivo de la iniciativa de creación del Museo de la Universidad del Rosario, con la necesidad de dar continuidad a la gestión y protección del gran legado del Fundador, la vida me permitió conocer y descubrir más de cerca a una persona excepcional que siempre me apoyó.

El doctor Nieto me compartió sus impresionantes conocimientos que nadie tiene como él. En cada encuentro en las mañanas, sobre todo en los siempre añorados corredores del Claustro, me deleitaba con esa maravillosa capacidad de trasmitir ese amor por el Rosario y su especial manera de contar la Historia y su fantástico repertorio de anécdotas. Fuimos verdaderos cómplices en muchos proyectos del Museo que desde la Unidad de Patrimonio se convirtieron en la estrategia para visibilizar el patrimonio Cultural de la Universidad. Compartimos ideas fundamentales para mí, que desde mi formación como museóloga, comentamos infinidad de veces, tales como lograr democratizar el patrimonio cultural en ese sueño que se hizo realidad en un Museo Universitario de todos y para todos. Segura siempre, con ese apoyo comprensivo de él, el Museo se ha venido convirtiendo en un espacio de integración de estudiantes, funcionarios, profesores y egresados, que aman como él, al Rosario.

Por otra parte, en conjunto tuvimos artistas que admiramos mutuamente como Andrés de Santamaría y Joaquín Sorolla, este último pintor español, quien dio pie para deleitarnos con su pintura. En una visita que hice a la Casa Museo de Sorolla en Madrid, lo primero que hice fue traerle una postal con un magnífico autorretrato del pintor, que el colocó en su oficina y me hizo muy feliz.

Su memoria única me deslumbraba y cada día me aportó algo nuevo sobre la Universidad pues creo que ha sido el más grande conocedor de la Universidad, interesado por la protección del patrimonio pero también por la vida universitaria y en especial por los estudiantes que lo adoran. No tuve oportunidad de asistir a sus clases, pero lo acompañé muchas veces en recorridos por el Claustro, que no solamente me llenaban de orgullo por la oportunidad de estar ahí y sino además por los nuevos conocimientos que adquirí complementando mis vínculos con la Universidad.

Un hombre para respetar, admirar y extrañar, un gran ser humano que deja un gran vacío y el ejemplo de un rosarista a carta cabal. Nos va a hacer mucha falta.

Siempre lo tendré en mi memoria con gratitud y admiración y solo me queda dar gracias a la vida por haber podido conocerlo y compartir con él estos años felices en el Rosario.


INGRID FREDERICK OBREGÓN
La primera vez que escuché sobre el Doctor Nieto fue en Alemania, por el embajador Hans Peter Knudsen, quien había sido rector de la Universidad del Rosario entre 2002-2014. Mientras conversábamos sobre temas de patrimonio, él orgullosamente me comentó sobre el trabajo que hacía el Rosario por proteger y difundir su patrimonio cultural bajo el liderazgo del Doctor Nieto. Al conocerlo a él y al entrar al equipo de patrimonio conocí las colecciones maravillosas del Rosario que a través de sus historias él les daba vida.

De las últimas conversaciones que tuvimos fue sobre el significado del lema Nova et Vetera, algo que nombramos todo el tiempo pero pocos como él conocen en detalle de dónde se origina este lema tan significativo para la universidad. Otro relato que me contó fue que empezó a acercarse a la historia leyendo las placas que están en los muros del claustro, es decir, algo que vemos todos los días pero pocos como el Doctor Nieto se detenía a profundizar sobre éstas. Son ejemplos de lo que alimentaba su curiosidad intelectual que era inigualable y creo que nos deja una reflexión para todos.

También quiero destacar su labor por mantener vivo el patrimonio material e inmaterial del Claustro, incluso antes de tomar posesión de su cargo como Director de la Unidad de Patrimonio Cultural e Histórico. Tradiciones como la de comisionar los retratos de los rectores, habían estado en desuso desde la muerte del último rector eclesiástico que tuvo el Claustro: Monseñor José Vicente Castro Silva en 1955.

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Acto de develación de los retratos de rectores comisionados al pintor Justiniano Durán en 1994.

Fue a partir de una iniciativa del Doctor Nieto, como Secretario General de la Universidad, que se retomó esta legendaria práctica en el Rosario al comisionar los retratos al pintor Justiniano Durán. En el año 1994 se develaron cuatro retratos: Álvaro Tafur Galvis, Carlos Holguín Holguín, Gustavo de Greiff y Roberto Arias Pérez, que habían sido comisionados por la universidad bajo esta iniciativa del Dr. Nieto. Igualmente, aunque no estaba constituido todavía el Museo, ya había una conciencia de una unidad de colección del Rosario que estaba presente. Acciones lideradas por el doctor Nieto, como la adquisición de pinturas como “Grado de Marcellino Castro”, reflejan esta noción de conciencia de una colección patrimonial con un sentido particular y único del Rosario. Por otro lado, su interés por velar por la preservación de las colecciones fue evidente durante su labor como Secretario General. Se hicieron acciones tempranas como la de consolidar el primer inventario de la colección con el apoyo de estudiantes de Restauración de Bienes Muebles de la Escuela recién formada en Colcultura. Adicionalmente, se lideraron en diferentes ocasiones proyectos de restauración de las pinturas de la colección que se llevaron a cabo por diferentes profesionales en talleres provisionales que se adecuaron en el Claustro y en el antiguo Palacio de San Francisco, edificio que estuvo en comodato con la Universidad entre 1997 y 2011. Todas estas iniciativas tempranas de salvaguardia de la colección, así como el interés por conocer más sobre la historia y el patrimonio institucional, hicieron que estuviera como un promotor del proyecto de creación y desarrollo del museo universitario propuesto por Margarita Guzmán para formalizar la gestión de colecciones y el disfrute del patrimonio cultural del Rosario para todos.

CECILIA BAGÉS
Uno de los momentos más agradables que teníamos en el Taller de Restauración de la Universidad del Rosario eran las visitas del Doctor Nieto, él nos sorprendía con sabiduría pero también con su generosidad de compartir y guiarnos. En mi caso también tuve la oportunidad de disfrutar sus reminiscencias, para mi muy importantes, haciéndome reír con su picardía y dulzura y recordándome a mi Abuela, la cachaca emprendedora y a mi tío que para mí de niña fue un héroe.

Me acuerdo de otra historia que nos contaba el Dr. Nieto. Se trataba de un celador que hablaba con los cuadros del Aula Máxima y los mejor era que los cuadros le contestaban. Esto para el Doctor Nieto fue un desafío personal: lograr hablar con tan importantes personajes. De mi parte lo único que espero es que hoy El esté en tan maravillosa tertulia.

Siempre en nuestros corazones.
Cecilia Bagés
Bogotá 25 de octubre 2020

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Grado de Marcelino Castro. Autor: Anónimo
Óleo sobre lienzo, 82 x 57,5 cm. Secretaría de Rectoría.

BLANCA VICTORIA MALDONADO
Pensar en el doctor Nieto me conduce, entre muchos otros recuerdos, al espacio de la memoria en el Taller de Restauración. Cuando se trabajan las obras, no dejan de dar vueltas en la cabeza las preguntas sobre cada personaje, la historia de las obras y el porqué del estado en que ingresan al taller, preguntas para las que en ocasiones no encontrábamos respuesta porque no había suficiente información en las búsquedas bibliográficas. En esos casos siempre acudíamos a él, en este momento me parece verlo entrar por la puerta del taller, con el ánimo que lo caracterizaba y más cuando de la colección se trataba, interesado e inquieto y dispuesto a que encontráramos entre sus historias, anécdotas y relatos las respuestas que necesitábamos, porque las entregaba sin medida. Para mí, su partida significa la pérdida de un maestro excepcional y de una memoria invaluable para todos. Voy a extrañarlo y siento que me faltó tiempo para compartir con él.

Blanca Victoria Maldonado
octubre 25 del 2020.