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Palabras del Rector José Alejandro Cheyne García, pronunciadas el día de su posesión

José Alejandro Cheyne García

portada

Conforme a las tradiciones del Claustro el pasado 25 de octubre a las 6:00 pm tomó posesión como Rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario el Profesor y Colegial doctor José Alejandro Cheyne García, para el periodo 2018-2022.

La ceremonia, pública y solemne en el patio central de la sede principal, fue presidida por el Señor Presidente de la República Iván Duque Márquez, quien tomó el juramento de rigor.

En la Mesa de Honor, presidida por el Presidente y Patrono, tomaron asiento, además del nuevo Rector, el doctor Andrés Pastrana Arango, egresado de la Facultad de Jurisprudencia, Expresidente de la República, Expatrono y Colegial Honorario, el Señor Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá y Rector Honorario, el doctor José Manuel Restrepo Abondano, Colegial, Exrector y Ministro de Comercio, Industria y Turismo, la Colegial Mayor Natali Maldonado Pineda, así como los Consiliarios Alberto Fergusson Bermúdez, Víctor Hugo Malagón Basto, Andrés Cadena Venegas, Andrés López Valderrama. La Señora Consiliaria Ann Mason no pudo asistir. Como Maestra de Ceremonias actuó la Secretaria General doctora Catalina Lleras Figueroa.

En la primera fila estaban presentes los Señores Colegiales de Número quienes, en unión de los Consiliarios, conformaron el Colegio Electoral de Rector: María Alejandra Bermúdez Bretón, Sebastián Bernal Gallo, María Alejandra Correa Barrera, Vanessa Cotes Torres, Ana Gabriela Franco Osorio, Sebastián Giraldo Luque, Diana Marcela Henao Mesa, Juanita Hincapié Restrepo, Johan Andrey Ortega Hernández, Miguel David Quintero Consuegra, Felipe Quintero García, Ana María Reyes Rozo, María Alejandra Soler Rangel y Luís Octavio Tierradentro García.

Igualmente asistió la familia del doctor Cheyne, encabezada por su señora esposa doña Olga Jimena Beltrán Tello, Administradora de Empresas Rosarista y sus hijos Tomás, Daniel y Ana.

La Comunidad Rosarista de estudiantes, egresados, profesores y funcionarios administrativos, también se hizo presente, así como los benefactores del Claustro y los miembros de la Reserva Naval, de la cual hace parte el Rector.

El acto se inició con las notas del Himno Nacional de Colombia y las del Himno del Rosario, entonadas por el coro de la Universidad y se cerró con la actuación de la Tuna Rosarista.

Este es el texto de las alocuciones del Señor Presidente y Patrono Iván Duque Márquez y del Señor Rector José Alejandro Cheyne García.

Con plena sinceridad quiero agradecer a todos ustedes por estar aquí en este día tan especial para nuestra Universidad. Los miembros de la Comunidad Rosarista renovamos una vez más nuestro reconocimiento a la sabiduría de Fray Cristóbal de Torres, teólogo, formador de personas insignes y fundador de nuestro Colegio Mayor hace 365 años, quien confió la inmensa responsabilidad de designar el nombre de quien debe asumir la Rectoría a un grupo de quince ilustres Colegiales, en un proceso que se repite hasta nuestros días cada cuatro años, junto con la honorable Consiliatura. Hoy recibo esta nueva responsabilidad gracias a la generosidad, al acto de fe y a la confianza que ha depositado en mí el cuerpo elector de nuestra institución. Gratitud, humildad y reconocimiento por este alto honor que hoy se me concede.

 
Siento por ello una profunda y genuina emoción al asumir hoy la Rectoría de nuestro Colegio Mayor,  el cual me ha albergado y  que ahora me brinda la oportunidad de continuar sirviéndole con el mismo entusiasmo y amor que sentí desde mi primer día como estudiante hace 30 años. Puedo ver aún el lugar exacto donde estaba cuando escuché las palabras de bienvenida del Rector de ese entonces. Recuerdo mis sueños de esos tiempos, y mis esperanzas; pero también mis temores y mis inquietudes. Cómo agradezco la formación que recibí en este honorable Claustro. Confieso que producto de todo ello, me he sentido siempre y me siento ahora, más que nunca, como hijo, orgulloso de ser un hombre que emergió del corazón del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
 
Grandes maestros en la Universidad me acompañaron en la búsqueda de mi vocación. Descubrí siendo muy joven, como estudiante de la Facultad de Economía, que mi proyecto de vida sería la educación universitaria. Es así como durante 25 años he tenido el privilegio de ser profesor, siempre fiel a mi vocación, una profesión de la cual me siento muy orgulloso y que me ha permitido compartir mis conocimientos, experiencias, actitudes, aptitudes y valores Rosaristas. La recompensa que he recibido por parte de los jóvenes universitarios ha sido extraordinaria, pues demuestra cómo el proceso educativo es un acto de amor mutuo, de entrega, en donde a partir de un encuentro se puede generar un diálogo sincero con propósitos nobles de aprendizaje, siempre basado en la confianza. ¡¡No conozco una mejor inversión que la educación!! Como bien lo ha expresado en diferentes escenarios nuestro actual Presidente y Patrono de la Universidad, su tasa de retorno es imposible de cuantificar, en la medida en que optimiza los talentos de cada uno de los estudiantes, con el debido reconocimiento tanto a su identidad como a su cultura, para transformarlos en competencias siempre al servicio del bien común.
 
Gracias a mi madre, a quien observaba desde pequeño trabajando por largas horas sobre sus lienzos, hoy en día tengo una sensibilidad especial por el arte, que me ha permitido descubrir que la razón no es suficiente para la consecución de los resultados académicos. Por el contrario, se requiere de una pincelada que nos permita soñar y ejecutar, en un proceso en el que se evidencia nuestras dimensiones física, intelectual y espiritual. Soy un convencido de que el arte y la educación universitaria tienen caminos concurrentes en la comunidad Rosarista.
 
En nuestra Universidad he aprendido importantes lecciones pedagógicas, entre las cuales quiero resaltar las siguientes: 

  • La primera, es que la formación Rosarista transforma positivamente. Somos optimistas y orgullosos de nuestros resultados. Los jóvenes, gracias al acto educativo, buscan permanentemente la excelencia, con una mediación pedagógica, que según los autores Gutiérrez y Prieto es “la promoción del aprendizaje, concebida como participación, creatividad, expresividad y relacionalidad”, basada en el humanismo, que nos permite reconocer al otro, respetando su dignidad en medio de la diversidad, que enriquece a todo ser humano. El sello Rosarista brilla por nuestra preocupación por formar, ante todo, personas íntegras, seres humanos ejemplares.
  • La segunda lección es que la educación en la Universidad del Rosario, al igual que el arte, permite formar jóvenes integrales y semióticamente fuertes. La capacidad de interpretación de nuestros estudiantes y su sensibilidad por las problemáticas sociales son lo suficientemente sólidas para encontrar el verdadero significado de su proyecto de vida y darle un carácter trascendente, razón por la cual en nuestras aulas formamos personas éticas, estructuradas, profundas y críticas para comprender la realidad compleja en la que vivimos y liderar los cambios que la sociedad requiere. 
  • La tercera es tal vez la lección más importante que aprendí en estas aulas: los verdaderos protagonistas en la educación son los estudiantes.  Nuestra Universidad es de los estudiantes y para los estudiantes, razón por la cual privilegiamos el aprendizaje sobre la enseñanza, con la seguridad de poder superar los retos propios de la educación con la ayuda de la pasión que caracteriza a nuestros jóvenes Rosaristas.
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Nova et vetera. Siempre nuevo, siempre antiguo.
 
Debemos tener siempre presente que el Rosario es la institución que le dio vida y libertad a nuestra Patria, desde su inicio hasta hoy ambos se conjugan en una sola identidad. Recuerdo las sabias palabras que al respecto dijo  Antonio Rocha Alvira, Rector de Nuestro Claustro: “Colombia y el Colegio Mayor afloran a la vida conjugados en una sola y misma Patria. De ahí que ser auténtico Rosarista es ser colombianísimo… Punto por punto, generación por generación, discurren paralelas y unísonas las dos vidas, en modo tal que siempre fueron la Nación y el Colegio recíprocamente funcionales.” ¡!! Comunidad Rosarista ¡!!! De tan inmensa magnitud es el compromiso que enfrentamos ahora.
 
Es tiempo de reafirmar las convicciones esenciales del Rosario, de ratificar nuestro compromiso con Colombia, nuestro deber en la formación de su talento humano, el más valioso de los recursos, con el fin de contribuir al crecimiento económico del país y su inserción efectiva en el entorno global, a la erradicación de la pobreza, a la justicia social, a la lucha contra la corrupción, al desarrollo sostenible, a la consolidación de una sociedad próspera, equitativa y en paz.
 
 
Nuestra Universidad  se encuentra inmersa en medio de unas megatendencias propias del Siglo XXI, como la consolidación del comercio internacional de bienes servicios y capitales, la revolución digital, una nueva concepción del tiempo conocida como la aceleración de la historia, una percepción de un espacio más pequeño para convertirnos en una aldea global, una espiral de la innovación de la cual es prácticamente imposible salir, un concepto de  Estado en transformación ¡¡¡y un capitalismo emprendedor que usted muy bien defiende Señor Presidente!!! Sin duda, vivimos una velocidad del cambio e incertidumbre sobre nuestro futuro que acelera la magnitud de nuestros retos.
 
 En nuestro Colegio Mayor comprendemos las megatendencias y sobre ellas, desde el día de mi elección como Rector, empezamos a construir nuestra Ruta UR 2025, con la participación de todos los actores de la comunidad Rosarista en donde los estudiantes y los formadores ocupan un lugar privilegiado junto con nuestros egresados y aliados estratégicos. Nuestra Ruta UR2025 recoge tanto las experiencias como nuestros éxitos, pero a la vez se debe atrever a renovar sin miedo nuestras aspiraciones y estrategias para lograrlo.
 
Entre nuestros retos sin duda se encuentra la consolidación de un espacio universitario multicultural que brinda experiencias académicas y de vida con base en pedagogías innovadoras y programas de estudio de vanguardia  que garanticen el uso y apropiación de las tecnologías en cada una de los programas académicos, con el fin de maximizar la retención y optimizar el talento de los estudiantes, con alcance local, regional e internacional. Vamos a retar aún más nuestros ya exigentes estándares de calidad, con referentes internacionales, tanto institucionales como para cada uno de nuestros programas, en un proceso en que nuestros formadores con trayectoria nacional e internacional son realmente nuestro pilar. Nuestros procesos de investigación y extensión son un referente importante en el medio académico local e internacional, razón por la cual debemos garantizar que sus resultados   realmente están transformando positivamente nuestra sociedad, en la cual el aporte de los egresados con su capacidad de relacionamiento resulta fundamental.
 
Debemos asegurar recursos financieros, de infra e infoestructura necesarios para el cumplimiento de nuestra misión y objetivos tanto a corto como a largo plazo, de lo contrario nuestra gestión se convertiría en nada más que un sueño. Por supuesto, nuestros colaboradores, liderados por quien les habla, nos comprometemos como equipo de alto rendimiento a servir con una apertura al cambio, no como una opción sino como un imperativo, sin supuestos rígidos e inflexibles, de manera que seamos capaces de ajustar nuestra ruta de acuerdo con los signos de los tiempos, que incluso en algunas ocasiones parecen contradictorios.
 
Como Rector de nuestra Universidad adquirí un compromiso: ejercer la autoridad siempre a favor del bien común, inspirar a nuestra comunidad Rosarista y tomar las decisiones que sean necesarias, con una agenda realista que permita que el Colegio Mayor con que soñamos se convierta en una realidad con resultados.  
 
Como saben, el éxito y los resultados de las organizaciones se deben al esfuerzo de grandes equipos de trabajo. Hoy puedo decir que mis logros realmente han sido fruto de la Gloria de Dios y la generosidad de muchísimos “buenos seres humanos” que me han acompañado. Sería injusto no dar gracias a quienes han hecho posible que esté hoy aquí. Ciertamente los sacrificios que ellos han tenido que asumir han sido grandes.  Es por ello que nunca podré agradecerlo en todo lo que representa y vale. Hemos recorrido juntos senderos complejos. Su esfuerzo cotidiano, ha sido indispensable para desarrollar mi vocación universitaria.
 
En primer lugar, agradezco a mis padres y a mi hermana, quienes gracias a Dios aún están conmigo. Quiero que sepan que el camino que empezamos a recorrer juntos aquel lejano octubre del 68 ha dejado una huella profunda,  su entrega y amor sin límite son testimonio de una familia colombiana al servicio del bien común. A mi esposa Rosarista Olga, a mis hijos Tomás, Daniel y Ana, muchas gracias por su comprensión, apoyo a mi vocación por la educación y un amor realmente indescriptible.
 
Profunda gratitud con quienes han aceptado durante estos años ser parte de un equipo de trabajo en la Universidad, demostrando una entrega total: directivas, profesores, investigadores, administrativos y  personal de apoyo.  ¡! Los logros son realmente de ustedes ¡!!!. Se puede afirmar que todos aprendemos en todo momento, en todo lugar y de todos quienes nos rodean. Por tanto, agradezco la huella que me han dejado mis maestros, mis colegas, mis compañeros de aprendizaje, los empresarios, mis amigos de las Cámaras de Comercio, los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional- en particular a quienes defienden el azul de mi bandera -, entre muchos otros, quienes me han ofrecido una amistad profunda y desinteresada. A todos ellos mi profunda gratitud, nunca podré recompensar tanta generosidad.
 
Quiero invitar a cada uno de los miembros de la comunidad Rosarista, a los amigos de nuestra querida Universidad y por supuesto al Presidente de la República, nuestro Patrono aquí presente, a que continuemos ejerciendo nuestra misión educativa como un acto de amor, bajo la tutela siempre de nuestra Señora del Rosario, la Bordadita.
 
Invito a los empresarios y a los dirigentes de las diferentes instancias del país a que sigan acercándose cada vez más a la academia, para formar a los futuros líderes de Colombia. A los padres de familia, para que apoyen cada momento de aprendizaje de sus hijos. A los profesores para que encuentren los talentos de los estudiantes y maximicen sus resultados a través de la innovación pedagógica. A los egresados, para que aporten a la Universidad del Rosario sus mejores años de experiencia. Y a otras instituciones universitarias para trabajar de manera colaborativa por una mejor educación en el país.
 
Por mi parte, reitero la entrega total, sin límite, de mi proyecto de vida, con la seguridad de no buscar otro camino diferente que servir al cumplimiento de la misión de nuestro amado Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
 
Finalmente un mensaje para nuestros Colegiales, miembros del C. Estudiantil y para todos los estudiantes de la comunidad Rosarista:
 
¡¡¡!Este es su tiempo!!!! Su compromiso es servir a la sociedad colombiana, como lo hemos cumplido durante los últimos 365 años, y trabajar sin descanso con la seguridad de lograr muy pronto el país que todos soñamos. 
 
Muchas gracias.