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Un mundo anímico, un sufrimiento auténtico

Paula Sofía Torres Rodríguez

Mundo virtual - Fuente carlosdemesa.com

Desde la invención de SixGress (la primera red social existente) en 1997 hasta la actualidad, los medios han sido atractivos para gran parte de la población.

Las publicaciones, los anuncios, las historias, las frases y los likes atrapan a quien sea en una red que entrega cómoda e inmediatamente información, chismes y noticias acerca del mundo, la ciencia, el ambiente, los países e incluso de círculos sociales cercanos; suena simplemente increíble, perfecto e ingenioso. Dado esto, no muchos discuten profundamente si estas plataformas podrían causar algunos tipos de daños profundos a la sociedad. En veraz, es aún más común señalar o tildar negativamente las ideas de críticos y comentaristas que afirman que este desarrollo humano tiene más de un problema, mucho más cuando cuestionan su real beneficio y productividad.

Aunque difícil de imaginar, más allá de la satisfacción que genera la información y la comunicación, se encuentra un campo lóbrego y oculto. El cual no irradia más que depresión, tristeza, enfermedad y desesperación. Donde los influencers, los famosos y las marcas son la peor pesadilla de la gente, especialmente la de los jóvenes. Las 277.777 historias de Instagram, las 55.140 fotos cada minuto; los 511.200 tuits, y 92.340 publicaciones en Tumblr 1 bombardean día a día la mente de los adolescentes distorsionando su realidad e incrementando el auto- odio de maneras inconcebibles y terribles durante seis horas y cuarenta y cinco minutos (promedio) en las que navegan por redes sociales diariamente2 . Literalmente, se les ha impulsado a autosabotearse y hundirse a sí mismos por cumplir con modas y estereotipos.

En este sentido, cabe resaltar que esta problemática no solo radica en contemplar jóvenes caprichosos y descontentos que no hacen más que quejarse por no tener dinero o un aspecto físico “adecuado” para los medios. Realmente, lo que muchos ven como “lloriqueadera” es verdaderamente una colección de trastornos, discapacidades, sufrimientos y detenciones que les arrebatan la paz y la tranquilidad. Estas, se desencadenan a partir del ocio, el cual se alimenta desenfrenadamente de contenido durante días, meses y años hasta que se resulta transfigurando en ansiedad: Una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos preocupados y cambios físicos3 ( American Psychological Association); trastornos alimenticios: una enfermedad que causa graves  turbaciones en su dieta diaria, tales como comer cantidades muy pequeñas o comer en exceso (Instituto Nacional de la Salud Mental)4; trastornos de ansiedad social: Aquel temor intenso y persistente de ser observado y juzgado por otros (Instituto Nacional de la Salud Mental)5 o en al menos uno de los 396 trastornos restantes  que se diagnostican a diario alrededor del mundo en países  que invierten tan solo el 2 % de sus ingresos en bienestar psicológico poblacional.6

De hecho, para entender esto de forma más clara y cercana, imagínese a usted mismo de al menos unos 16 años, tiene acceso a internet, a un celular de gama media y a un grupo de amigos que aprecia. El mundo a su alrededor le reclama y abuchea por sus gustos auténticos, sus críticas rebeldes y sus sentimientos reales frente al entorno que le rodea; no se le deja tranquilo, ni el más silencioso de los momentos. Las notificaciones de su celular retumban sus oídos constantemente; Laura lo llama, Tito le comenta, Fernando le critica, su tía le presume, su grupo le pide “cuidarse”, el noticiero lo acosa, el influencer le vende, sus amigos se chismorrean, su familia lo evalúa, los descuentos le llegan, la escuela le exige, el Estado lo presiona y usted… solo contempla, actúa y se deja llevar por la corriente de la ocupación, saturación de información y multitarea. ¿Quién sería tan estúpido para ir en contra de una sociedad que se mueve en torno a un mismo mundo? ¿Qué tanto entusiasmo tendría usted de irse solo en contra de un mundo en el que sabe que su futuro carece de respeto y aceptación, y que, por el contrario, se dejará llevar su ser por la corriente de la avaricia, el odio, las ansias de poder y la manipulación? Tal vez sea usted aquel tipo de joven persistente, fuerte, decidido, crítico y entusiasmado que no se deja llevar por este tipo de cosas. Y en cambio, encamina su vivencia dentro de este mundo tecnológicamente desenfrenado y apurado de forma equilibrada y optimista. Sin embargo, aunque usted lo fuera, más de la mitad de la población adolescente que tiene acceso a redes sociales (que alcanza casi el 90% )7, continuaría estando frustrada y callada frente a este acontecimiento.

Con lo anterior, no se está negando o descartando el hecho de que existen jóvenes felices, saludables y regulados que comparten una relación agradable con los medios digitales. Para nadie es un secreto que estas suplen necesidades tales como la actualización, que brinda información acerca de temas e interés a partir de variedad de puntos de vista; la conectividad, que permite conectarnos con personas desconocidas o conocidas desde cualquier parte del mundo; la comunicación que nos propicia interacción con culturas, religiones, sociedades y gobiernos mediante distintos canales globales; la diversión que nos muestra contenido cautivante y/o emocionante de acuerdo a nuestros gustos; el liderazgo que interconecta grupos que pueden llegar a desarrollar avances benéficos para el mundo y, en suma la innovación, que da paso a la apertura de emprendimientos virtuales que desarrollan productos útiles y cautivantes.

No obstante, aún se sabe que se debe trabajar fuertemente en aquel fallo que no se limita por la existencia misma de la tecnología y los algoritmos; que se separa de todo lo interpretado como “bueno” y se propaga ferozmente por nuestra vida y nuestro tiempo.
 
Para esto, se considera que existen tres factores determinantes, que podrían desviar la trayectoria desfavorable de este nebuloso periodo de la historia donde la computación y la información han tomado los espacios más personales del género humano. En primer lugar, se considera importante mencionar la influencia que tiene la actitud y la posición de la familia y personas cercanas en el desarrollo de la identidad de las nuevas generaciones. En ocasiones, se comete el error de remitir, comparar e incluso anclar a los jóvenes a las tendencias por medio de comentarios e imposiciones. En verdad, la vulnerabilidad y la fortaleza que los mismos presentan al contenido informático se relaciona directamente con el modo de vida familiar y la posición que esta tiene frente a la promoción de hábitos de vida sanos para evitar el riesgo de conductas peligrosas. 8 En segundo término, se evalúa el punto de la educación. Teniendo en cuenta que casi el 90% de los muchachos a nivel mundial acceden a la educación sea de forma pública o privada9 y además, pasan gran parte de su día rodeados de sus profesores y compañeros, de los que copian comportamientos y actitudes. Se puede decir que, el implementar un acuerdo entre Estado y educación en donde se le enseñe a la generación actual y futura a discernir, criticar, interpretar y debatir de forma correcta y concreta la información que se les presenta en las redes puede mejorar la preparación y fortalecimiento de la dimensión psicológica de los chicos.
 
Por último, se requiere de un cambio de mentalidad global, no debe ser drástico, ni mucho menos radical, no es más que liberarnos de los errores y las cadenas del pasado; de los odios que nos anclan a lo material, a lo visible e irreverente. Se debe promover una mentalidad abierta, creativa, analítica e innovadora que deje irradiar el verdadero potencial humano que existe en cada uno de nosotros, que permita mostrar aquella inteligencia que deja ver nuevamente, en este mundo renovado, tecnológico, avanzado e interconectado ese sentido propio con el que que inició nuestra propia especie: La posibilidad de adorar, crear, anhelar, soñar, inventar, sentir, empatizar y en sí, amar para lograr crecer y progresar.
 

Referencias bibliográficas

1STATISTA, INTERNET LIVE STATS, EXPANDED RAMBLINGS, NATIONAL AS (2019). “ Los datos
nunca duermen” . Domo.com
2 Digital 2020 Global over viewreport (2020) [Sitio de Internet] [Consultado el 21 de mayo de 2021];
Disponible en
https://es.weforum.org/agenda/2020/08/cuantas-horas-al-dia-pasamos-cone… 3 . American Psychological Association. Anxiety. [Sitio en Internet] [Consultado 22 mayo 2022]; Disponible en: https:// bit.ly/324o2zF
4 Instituto Nacional de la Salud Mental. Trastornos de alimentación. (2011) DIsponible en: http://ipsi.uprrp.edu/opp/pdf/materiales/eating-disorders_esp.pdf
5 Instituto Nacional de la Salud Mental. Trastornos de ansiedad social. (2017) Disponible en: https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-de-ansiedad-social-mas-alla-de-la-sim ple-timidez/sqf-16-4678_154698.pdf
6 Organización Mundial de la Salud. Día Mundial de la Salud Mental: una oportunidad para impulsar un aumento a gran escala de la inversión en salud (2020). [Sitio en Internet] [Consultado 22 mayo 2021]; Disponible en:
www.who.int/es/news/item/27-08-2020-world-mental-health-day-an-opportunity-to-kick-
7 Hootsuit. .THE GLOBAL STATE OF Digital 2020. (2020).[Sitio en Internet] [Consultado 19 mayo 2021]; Disponible en: https://www.hootsuite.com/pages/digital-2020
8 Libro Temas de Medicina General Integral. Editorial. Ciencias Médicas. La Habana. 2001.
9 Broucha, I. 101 American School Statistics: 2020 Data, Trends & Predictions (2021). [Sitio en Internet] [Consultado 19 mayo 2021]; Disponible en: https://www.guide2research.com/research/american-school-statistics