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¿Cuál es el impacto de la institucionalización de la antropología en Colombia en la producción nacional de conocimiento sobre la alteridad?

Camilo Espitia Bernal

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Como se ha venido mencionando, la gobernabilidad del país dependió y se rigió por la alteridad racial. Lo indígena y lo negro se dejaron a un lado.

Por otro lado, se exaltó la razón, lo cristiano, lo aprendido de España y lo regido por la civilización en ciudades como Bogotá y Popayán. Esto se observaba también en la educación de principio del siglo XX. El texto escolar de Henao y Arrubla, publicado en 1911, ignoraba lo rural y sus poblaciones como las negras e indígenas. La forma en que se distribuía su contenido lo evidenciaba:
 
El tema central del libro está en la Independencia. En su versión para la enseñanza secundaria, dedica el 7% del texto a las culturas indígenas, el 16 % al descubrimiento y conquista, 20% a la colonia, 40% al periodo de 1810 a 1830 y 15% al primer siglo de vida republicana. Casi el 80% del texto se refiere a los años de 1500 a 1830. (Melo, 2010, p.9)

Sin embargo, con la instauración de la República liberal vino una política de restaurar lo nacional, de buscar el folclor colombiano, lo cual se logró gracias a “no sólo a la Radiodifusora Nacional de Colombia, a la Biblioteca de Cultura Aldeana y a lo que luego sería Coldeportes, sino, en una buena medida, al Instituto Etnológico Nacional y la Escuela Normal Superior” (Páramo, 2010, p.95). Aquí es donde se empezaba a institucionalizar la antropología, con lo cual la alteridad en el país dejó de ser racial, sino que pasó a ser cultural.

Al tener un nuevo concepto de la alteridad como cultural y no racial, se empezó  a cuidar y preservar lo indígena. Estos trabajos estuvieron a cargo del Instituto Etnológico nacional, como la Comisión Nacional de Floklore (Silva, 2005) y de personajes como Paul Rivet. Silva (2005), afirma:
la generalización de las expresiones sinónimas “cultura popular” y “alma nacional” sólo se hará visible después de 1938, momento en que se empieza a concretarse la idea de la descripción “etnográfica” de los medios populares, a través de la recolección sistemática de informaciones sobre la vida material y espiritual del “pueblo”. (p.5)

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Estos trabajos quedaron a cargo de la Escuela Normal Superior, lugar donde se formaban los profesores. Así, la etnología se instauró primero como una institución donde los profesores se encargaron de instaurar el folclor. Así, se investigó el folclor de cada población y territorio para luego distribuirla y sistematizarla. Se buscaba producir imágenes folclorizadas. En este punto se buscó preservar el folclor, preservar la cultura.Aquí la antropológica se dividió en dos, la etnológica, con Paul Rivet y la Asimilacionista con Hernandez de Alba.

En la primera se buscaba preservar y aislar al indígena en su territorio y hábitat. La segunda corriente tenía un tinte marxista y pretendía demostrar que el indígena fue enajenado de su cultura y ahora hacía parte de un sistema capitalista donde su función era ser obrero. Sin embargo, el impacto de la institucionalización de la antropología en Colombia es relevante porque mediante ella el colombiano se entendió de forma distinta. El Estado dejó de entender al indígena como algo degenerado y lo empezó a ver como algo valioso para preservar, sobre todo, por su alteridad cultural y no racial, como lo hacía antes.

Aunque la antropología se dividió en la rama liderada por Paul Rivet o la indigenista de Hernández de Alba, siguió siendo un mecanismo para conocer a fondo lo que había en el territorio colombiano. Echeverri (2007) afirma:
Con este aporte los investigadores sentaban las bases de una compleja comprensión de las poblaciones que habitaban Colombia en el siglo veinte, mediante varios niveles temporales. Demostraban también la existencia de usos y costumbres antiguas entre los habitantes contemporáneos del país. Como evidencia científica producida con su investigación e interpretación de los datos, la pervivencia de rasgos indígenas “puros” entre los colombianos rurales era esencial para reafirmar el proyecto etnológico y nacionalista. (p.72)

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Un ejemplo de ello fue Virginia Gutiérrez quien aportó para el desarrollo conceptual y antropológico del estudio de los géneros en el país (Echeverri, 2007). Así la antropología, institucionalizada en gran manera por la creación de la Escuela Normal Superior y el Instituto Etnológico Nacional ayudó “con el fin de consolidar el proyecto científico nacional y disciplinar, la meta de difusión del conocimiento en los ámbitos especializado y educativo” (p.84). Así, se entiende que la antropología, al principio ligada totalmente al ente púbico, fue una herramienta para conocer el país, y así seguir gobernándolo por parte la minoría de la élite colombiana.
 
Bibliografía

  • Echeverri, Marcela. 2007. “Antropólogas pioneras y nacionalismo liberal en Colombia, 1941-1949”. Revista colombiana de antropología 43: 61-90
  • Melo, Jorge Orlando. 2010. “La historia de Henao y Arrubla: tolerancia, republicanismo y conservatismo”, en Entre el olvido y el recuerdo: Íconos, lugares de memoria y cánones de la historia y la literatura en Colombia, editado por Carlos Rincón, Sarah de Mojica y Liliana Gómez, pp. 215-237. Bogotá: Instituto Pensar.
  • Páramo, Carlos. 2010. “Decadencia y redención. Racismo, fascismo y los orígenes de la antropología colombiana”. Antípoda 11: 67-99.
  • Silva, Renán. [2005] 2012. “Reflexiones sobre la cultura popular. A propósito de la Encuesta Folclórica Nacional de 1942” Universidad del Valle, encontrado en: http://sociohistoria.univalle.edu.co/reflexiones.pdf