Pasar al contenido principal

¿Qué estudian de las campañas presidenciales en México? Un estado de la cuestión

Dalia Morquecho Teniza

Bandera de México - Dominio público

El objetivo de este artículo es indagar respecto de las investigaciones que se han realizado en torno a las campañas políticas para ocupar el cargo de presidente en México, durante las elecciones de los sexenios 2000 – 2006, 2006 – 2012 y 2012 – 2018.

El motivo por el cual este análisis comienza en el año 2000 es porque se considera la elección de la “alternancia” democrática, ya que luego de 70 años de vivir bajo el gobierno de un partido hegemónico y desde un sistema de partidos hermético, la reconciliación democrática se estaba gestando, en medio de reformas electorales que permitieron la incursión de otros partidos que resultaban una alternativa para elegir a sus gobernantes y en aquel proceso, el partido oficial  -que además, también poseía un amplio control sobre el poder legislativo- había sido derrotado por primera vez en la historia en la Presidencia de la República.

Conforme el tiempo transcurre, los mecanismos, los medios y los canales de comunicación se continúan construyendo, cada periodo electoral implica que el análisis se centra en los fenómenos coyunturales que definieron el rumbo de aquel momento y que ocasionalmente se analicen temáticas tradicionales, pero combinando elementos del contexto particular de cada proceso.

Se realizó un recorrido bibliográfico en el que se revisaron cuáles fueron las principales temáticas que destacaron de las investigaciones de cada periodo electoral presidencial, es decir, un estado de la cuestión sobre los enfoques en los que son -en su mayoría- analizadas. En palabras de Guevara Patiño (2016: p.2) se pretendió elaborar una reflexión epistemológica sobre la construcción de un estado del arte de un objeto de estudio; en este caso, de las campañas políticas y las investigaciones que enmarcan este acontecimiento.

De manera que se realizaron dos sistematizaciones importantes, primero identificar cómo se estudian y posteriormente sobre qué hablan estos estudios; como resultado se puede apreciar en el diagrama 1, hay distintas formas de estudiar una campaña y algunas de ellas son las siguientes: 

En un segundo momento, las temáticas que se encontraron correspondientes a cada periodo fueron:

 

Sobre la elección del 2006 y las campañas negativas


Uno de los principales conflictos de análisis respecto de los fenómenos políticos en México para Sánchez Gudiño (2008: 14 p) es “que opera bajo una lógica propia donde todo aparece atravesado por la corrupción que, a su vez, provoca intrigas, conspiraciones, pactos, paranoias y todo tipo de malabarismos”. Esta afirmación se encuentra inmersa en múltiples situaciones cuando la política mexicana se polariza debido a las acciones de los actores políticos, y particularmente, en una la campaña es donde existe una confrontación directa y donde, -siguiendo la premisa del gobierno “democrático”- hay una postura de la ciudadanía respecto de la que mejor represente sus intereses y hay una participación mediante el voto.

col1im3der

La elección de 2006 fue muy controversial en la historia, se cuestionó severamente la legitimidad de la contienda y las irregularidades que existieron en el proceso, el margen del ganador de un candidato al segundo lugar fue mínimo y algunos métodos que utilizaron los partidos políticos como estrategias mantuvieron una ética debatible.

Los estudios que se enfocan en examinar la campaña de 2006 desarrollan la relación de variables como: “violencia” “guerra sucia” “campañas negativas” y esto se debe a los fenómenos que acontecieron en la elección, en la contienda existieron anomalías que fueron presentadas en instancias judiciales: el Tribunal Electoral  fue el encargado de resolver controversias en esa materia; en síntesis, existieron varias campañas en el periodo donde se fomentó la violencia para desacreditar a un candidato y donde los medios de comunicación tuvieron una implicación importante para su difusión y por ende, un impacto en el resultado electoral.

Para Treviño Rangel (2009: p. 639) “la campaña electoral de 2006 fue el escenario propicio para crear un pánico moral: el despliegue de un “miedo irracional” sobre el “peligro para México”, (donde hacían referencia al candidato Andrés Manuel López Obrador). Además, el empleo del pánico moral en el contexto electoral de 2006 pareciera haber entorpecido la consolidación de la democracia, pues condicionó la actuación de los actores políticos involucrados, marcó la pauta de las reformas electorales en 2007 e influyó en la percepción de los votantes”.Es decir, que los candidatos y sus partidos políticos utilizaron los medios tradicionales de comunicación, para difamar e infundir difamaciones en contra de un candidato, generando un efecto adverso a la democracia que se esperaría.

En el artículo: “El miedo como estrategia “ganadora”: el caso de la elección presidencial en México, 2006” escrito por Valdez Zepeda, Andrés, & Huerta Franco, Delia A., & Pérez Preciado, Octavio A. (2014) establecen cómo uso del miedo como parte de las estrategias de control y manipulación política, fueron elementos que conformaron la campaña de 2006.

Para Pérez Damazo (2013 p. 89) “el debate y la crítica en la democracia forman parte de la competencia interpartidista y se vuelven, en este sentido, condiciones necesarias y fundamentales de su desarrollo. Tanto la crítica, la evidencia de la mentira y la respuesta razonada de calumnias pueden ser consideradas parte sustantiva de las llamadas campañas negativas que tienen lugar libremente en sistemas de tradición liberal-democrático”, sin embargo, ¿hasta qué punto lo acontecido en 2006, la llamada “guerra sucia” donde explícitamente, por ejemplo, el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional elaboraron una campaña en contra del candidato Andrés Manuel López Obrador donde públicamente infundió miedo en los votantes? ¿qué tanto estas condiciones irregulares podrían ser considerados debate o competencia interpartidista, necesaria?

 

La elección de 2012, las encuestas y los movimientos sociales en internet


Para las elecciones de 2012 se introducen nuevos actores políticos que tuvieron un papel importante antes, durante y en los resultados de la contienda. Ahora, no sólo serían los medios convencionales: prensa, radio, televisión, “los que juegan un papel crucial durante las campañas electorales al transmitir información que será utilizada por los ciudadanos en su toma de decisiones”. (Muñiz 2015: p. 66)

En la investigación de Muñiz La política como debate temático o estratégico, Framing de la campaña electoral mexicana de 2012, en la prensa digital mantiene la premisa de que: la teoría de la agenda setting tiene una amplia importancia, ya que eran visiblemente resaltados los atributos de los candidatos, y los medios tradicionales presentan una campaña política como una “guerra” o como una “lucha” o como “los buenos contra los malos” “ganadores contra perdedores” y difundían o hacían énfasis en ciertos elementos, o noticias de acuerdo a los intereses de los candidatos.

Es decir, que fue muy importante “atacar” al otro, en vez de construir propuestas verdaderas durante la campaña. Además de mencionar que existió un candidato que -al parecer tenía una preferencia por la televisora más importante del país: Televisa- ya que se le brindaban espacios preferenciales, entrevistas exclusivas, apariciones en su programación habitual y esto también generó un sesgo importante en el sistema democrático de la contienda electoral. 
 

col1im3der

Fernández Poncela, en su trabajo: “la madre de las encuestas sobre la guerra de las encuestas 2012” (2014: p. 112) donde “diseñó, aplicó y trabajó sobre una encuesta que pretende e intenta describir la opinión en torno a la polémica de las encuestas preelectorales en la contienda presidencial en 2012 en México, e inferir algunas percepciones e ideas en torno al tema de las encuestas, su uso preelectoral y postelectoral, consideración de influencia y credibilidad ciudadana”. Ambos autores coinciden en la idea de que la utilización de las encuestas tuvo un poder importante en el resultado electoral, es decir, se plantearon algunas preguntas, tales como ¿las encuestas realmente tenían como finalidad informar de la situación actual de la popularidad de un candidato, o más bien, buscaban incidir en el resultado?

Otro fenómeno característico de las nuevas tecnologías en la campaña electoral de 2012 fueron las redes sociales, para Salgado (2013: p. 2017) “la efervescencia del tema electoral en Twitter, algunos de cuyos trending topics determinaron la agenda mediática de la contienda política, revela el interés de una población, mayoritariamente joven, dispuesta a explotar el potencial, aún insuficiente pero progresivo, de las redes sociales para hacer escuchar sus demandas por una verdadera democracia”. Es decir, que Twitter se convirtió en un espacio donde los usuarios registrados tenían interactividad y lograban posicionar sus demandas, así como difundían noticias e ideas al momento, lo que constituyó un elemento clave, ya que los medios de comunicación tradicionales -que mantienen cierta línea de acuerdo a sus intereses políticos y económicos- no podían controlar. La plataforma se convirtió en un fundamental para los movimientos sociales que más tarde se gestarían, con completa libertad de expresión y en 140 caracteres fungió como un canal y medio que representó una novedad en la contienda electoral.

El uso de redes sociales facilitó la comunicación entre la población que se encontraba en descontento por la influencia de los medios convencionales de comunicación y por la trayectoria política, de un candidato en particular: Enrique Peña Nieto, el mayor favorecido también, por las encuestas de preferencia electoral que se mencionaron con anterioridad, lo que generó que se iniciara un movimiento social que se autodenominaba como #Yosoy132

Este movimiento estaba conformado, inicialmente por jóvenes de la Universidad Iberoamericana, y se le añadieron jóvenes de otras universidades privadas, como el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Panamericana, el Instituto Tecnológico Autónomo de México y posteriormente, se le añadieron estudiantes de las universidades públicas, como la Universidad Nacional Autónoma de Mexico, la Universidad Autónoma Metropolitana, y el Instituto Politécnico Nacional, entre otras.

En la investigación “Tensiones políticas en el proceso de movilización-desmovilización: El movimiento #YoSoy132” (2014: p. 132) Guadalupe Olivier Téllez y Sergio Tamayo determinan que “la protesta surgió en medio de la campaña electoral de 2012. Reivindicó la defensa de la democracia y enfrentó lo que los estudiantes creyeron era una imposición del candidato del viejo régimen”.

El movimiento, originado en universidades privadas, se extendió a instituciones públicas, y con ello se incorporaron otros factores políticos y sociales a las demandas iniciales de descontento, por el control de los medios tradicionales de comunicación y estableciendo su propio derecho de réplica ante las acusaciones que les lanzaron en el marco de la visita del entonces candidato,Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana. Los jóvenes gritaron sus descontentos de su gestión como Gobernador del Estado de México, al verse enfrentado, y rebasado por la comunidad estudiantil, los medios y su equipo de campaña, comentaron que no eran estudiantes, sino más bien, enviados por sus adversarios políticos.

131 jóvenes, se organizaron para grabar un video y lo publicaron en internet, donde aparecían portando sus credenciales y otorgando su información completa que los acreditaba como estudiantes, exponiendo, como ya se ha dicho, inconformidad por la veracidad de los medios y el monopolio de la información, y mediante Twitter, se organizaron para llevar a cabo manifestaciones y marchas en el que señalaron su descontento hacia el candidato que era favorecido por la televisora más importante del país: Televisa. “De manera que se articularon valores de justicia social y libertades democráticas, a partir de la necesaria transformación de los medios, la educación y el modelo económico neoliberal. Se expresó mediante un repertorio de manifestaciones, asambleas, redes plurales y el uso de redes cibernéticas, principalmente YouTube, Facebook y Twitter”. (Olivier y Sergio Tamayo 2014: p. 132)

 

Una mirada hacia 2018


Las temáticas que, hasta el momento destacan tienen que ver con el pluralismo democrático, es decir, con la competitividad de las elecciones. Recordemos que México, tiene si acaso, 18 años reconciliándose con la democracia y abriendo su sistema de partidos, así como incorporando nuevas figuras como las candidaturas independientes.

En el trabajo Campañas electorales presidenciales pragmáticas en México en 2018” Carlos Alcántara realiza un recorrido por las distintas estrategias que implementaron los candidatos presencialmente y de manera digital, para él según “la perspectiva del pluralismo democrático competitivo, este proceso electoral ha transformado las fórmulas de la competencia por el poder y la manera de construir los acuerdos políticos, que van desde la adopción de posturas ideológicas de izquierda o derecha hasta la formalización de alianzas electorales con la emisión de discursos adaptados a los intereses de las audiencias; estas condiciones fueron moldeando, gradualmente, el carácter pragmático de las campañas electorales de los distintos candidatos a lo largo del país, con las que buscaron afanosamente ganar el voto del electorado” (Alcántara 2019: p 328)

Afirma entonces, que existen nuevos niveles de ciudadanización o politización, donde ya hay un nivel importante de interactividad, pero también de competencia, y además de cabildeo, ya que los partidos políticos formaron coaliciones -o como ellos lo denominan “pactos” y eso transformó sus estrategias electorales y transformó incluso, la totalidad de su imagen ante la ciudadanía. (Alcántara: p.329)

Otro elemento que ya se puede destacar es la bibliografía que añade al internet -o en concreto, a las redes sociales- dentro de las estrategias digitales; en el trabajo mencionado con anterioridad, denota una especificidad y apartados especiales que abordan el uso político que los candidatos les otorgan a redes sociales. Por ejemplo, el caso de Facebook, “es la red social digital de mayor interacción. En el proceso electoral de 2018 fue por mucho la más usada por los votantes potenciales; se estima que entre 70 y 80 millones de usuarios mayores de 17 años tenían cuentas activas –casi 89% de los mexicanos inscritos en el padrón electoral– y constituyó un espacio donde construyen credibilidad, consumen, se expresan y debaten muchos miles de ciudadanos, lo que obligó y obliga a una gran cantidad de políticos a utilizar Facebook para comunicarse con la gente. De ahí que esta plataforma haya ganado terreno a la televisión, la radio y los periódicos en cuanto a visibilidad e impacto, colocándose como principal medio de información e interacción” (Alcántara 2019: p.335)

Por todo lo anterior, se puede concluir que con este recorrido epistemológico se determinaron que cada periodo electoral tuvo características que hicieron que destacara uno del otro: se propusieron nuevos acuerdos legislativos, en el que se tuvieron que realizar ajustes para evitar irregularidades en los procesos, conforme pasa el tiempo, el propio sistema político va cambiando e incorporando nuevos actores y figuras de acuerdo a la realidad de los mexicanos. El avance tecnológico va de la mano, con el avance institucional, aunque no avancen al mismo ritmo, pero sin duda están intrínsecamente relacionados y son parte importante de una campaña política, a estas alturas, ningún candidato que pretenda resultados favorables en una contienda puede dejar de lado estos nuevos canales y medios de comunicación, es por ello que en los apartados siguientes se abordará de qué manera los candidatos a la presidencia de México en 2018 los utilizaron.

Finalmente, a manera de conclusión que se destaca de esta investigación es que los modelos de comunicación política se han transformado de acuerdo con la legislación vigente. Cada periodo electoral las “reglas del juego” se ajustan para evitar irregularidades en los procesos, lo que genera que produzcan nuevas estrategias de comunicación dentro de las campañas políticas.

Referencias bibliográficas
Dámazo, A. Y. P. (2014). Campañas negativas en las elecciones 2000 y 2006 en México. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 59(222), 87-115.
Fernández Poncela, Anna María (2014). La madre de las encuestas sobre la guerra de las encuestas 2012. Revista Mexicana de Opinión Pública.
Guevara Patiño, Ragnhild (2016). El estado del arte en la investigación: ¿análisis de los conocimientos acumulados o indagación por nuevos sentidos? Revista Folios, (44). ISSN: 0123-4870. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3459/345945922011
Hernández Alcántara, C. (2019). Campañas electorales presidenciales pragmáticas en México 2018. Política y comunicación. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 64(235), 327-352.
Muñiz, Carlos. (2015). La política como debate temático o estratégico. Framing de la campaña electoral mexicana de 2012 en la prensa digital. Comunicación y sociedad, (23), 67-95. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-252X2015000100004&lng=es&tlng=es.
Olivier Téllez, G., & Tamayo, S. (2015). Tensiones políticas en el proceso de movilización-desmovilización: El movimiento# YoSoy132. Iztapalapa. Revista de ciencias sociales y humanidades, 36(79), 131-170.
Salgado Andrade, Eva. (2013). Twitter en la campaña electoral de 2012. Desacatos, (42), 217-232. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-050X2013000200013&lng=es&tlng=es.
Sánchez Gudiño, Hugo (2008). Mediocracia, dinero y elección presidencial en México 2006. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, L(202). ISSN: 0185-1918. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=421/42112607007
 Treviño Rangel, Javier (2009). Pánico moral en las campañas electorales de 2006: la elaboración del "peligro para México". Foro Internacional, XLIX. ISSN: 0185-013X. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=599/59921016006
Valdez Zepeda, Andrés, & Huerta Franco, Delia A., & Pérez Preciado, Octavio A. (2014). El miedo como estrategia “ganadora”: el caso de la elección presidencial en México, 2006. Revista de Ciencias Sociales (Cr). Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=153/15333873011