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Los partidos políticos en el inicio del Frente Nacional

Camilo Rueda Navarro

Los partidos políticos en el inicio del Frente Nacional

Luego del periodo conocido como “La Violencia”, los partidos Liberal y Conservador pactaron el Frente Nacional para alternarse en el gobierno y dividirse la burocracia estatal. Sin embargo, el bipartidismo tuvo matices que afloraron en el inicio de este periodo.
 
Por: Camilo Rueda Navarro*
 
La dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-57) se consolidaba como un gobierno populista y buscaba conformar una Asamblea Nacional Constituyente, con la cual legitimarse.
 
En contra de estas aspiraciones, el bipartidismo, dividido y enfrentado en la época de “La Violencia”, conforma una coalición denominada Frente Civil. Dicha coalición convocó a un paro patronal en 1957, protesta que dio al traste con la dictadura rojista. En ese momento se conformó una Junta Militar de cinco miembros que tomó el gobierno el 10 de mayo de ese año y, luego, dio paso el periodo conocido como Frente Nacional.
 
Las élites liberales y conservadoras profundizaron la coalición del Frente Civil y firmaron varios acuerdos, como el de Benidorm y el de Sitges, pactos en los que formularon la propuesta de un orden con gobiernos mixtos y alternancia en el gobierno de los dos partidos tradicionales.
 
A esta propuesta se le busca dar un carácter institucional, y para ello se recurrió a un plebiscito, votado masivamente, dándose la participación por primera vez del voto de la mujer.
 
Los sectores conservadores excluidos de los pactos fueron los primeros en manifestarse en contra de la fórmula frentenacionalista, oposición que se dio desde diferentes perspectivas. En algunos casos, se apeló a un conservatismo arcaico y radical que nuevamente acusaba a los liberales y a los conservadores unionistas de ser “comunistas” y de querer atentar contra la Iglesia católica.
 
Ahí figuró José María Nieto Rojas, que impulsó una línea que esperaba detener el proceso de secularización del Estado colombiano, que venía implementándose desde la reforma constitucional de 1936.
 
Por otra parte, Gilberto Alzate Avendaño propuso una tendencia desde concepciones del nuevo conservatismo europeo. Alzate, que había permanecido fuera del país durante la dictadura de Rojas, ejerció una oposición no desde el tema clerical, sino basada en la doctrina política.
 
Alzate sostenía que la propuesta bipartidista partía de una buena intención: una lucha conjunta de los partidos contra la violencia, pero consideraba que era una propuesta antidemocrática, porque instituía el monopolio de los partidos y no dada espacio a otros movimientos políticos que pudieran surgir.
 
También consideraba que la propuesta del Frente Nacional acabaría con la doctrina de los partidos, puesto que, por la alternancia, los ciudadanos se verían obligados a votar por candidatos de partidos a los que no pertenecían, sin importar el acuerdo o desacuerdo con sus doctrinas. La discusión de estos temas intentó ser pública, utilizando canales como el periódico Diario de Colombia.
 
Las tendencias conservadoras
 
Hacia 1958, el Partido Conservador se dividió en tres vertientes: laureanista, valencista (en torno a León Gómez Valencia) y alzatista. Entonces se creó el Movimiento de Unión y Reconquista, MUR, entre los conservadores que se oponían al proyecto del Frente Nacional. De los alzatistas, principalmente, surgió la propuesta de la reconquista conservadora que apelaba al “godo raso”, a los conservadores no comprometidos con el Frente Nacional.
 
Entre los puntos de esta propuesta, se encontraba la derogatoria de algunas disposiciones de la reforma de 1936, que atentaban contra los intereses de la Iglesia. También se encontraba la reivindicación de la orientación tradicional del conservatismo de la preeminencia del ejecutivo sobre los otros dos poderes del modelo liberal. Pero el punto principal era la reconquista cristiana del Estado colombiano, pues el MUR atribuía los problemas del país al olvido de la religión.
 
Para los conservadores, el liberalismo económico era anacrónico. Alzate defendía los postulados social-católicos, la voluntad reguladora del Estado sobre la libertad de los individuos y la regulación económica, apelando a principios que habían sido del liberalismo en otros tiempos. La discusión de Alzate buscaba ser doctrinal, pero la imagen de reconquista para un solo sector político recordaba la violencia política y eso debilitó su discurso.
 
El MUR se dirigía a las masas, no a élites o a clases sociales. Por eso se dirigió a los “godos rasos”, utilizando medios masivos como la prensa. No propuso la salvación del pueblo por el pueblo mismo, sino la necesidad de un líder. A pesar de lo anterior, las mayores votaciones para elecciones legislativas de 1958 fueron para las listas laureanistas, salvo en los departamentos de Santander y Boyacá.
 
La primera presidencia frentenacionalista
 
Debido a la fuerte división por la que atravesaba el conservatismo, los liberales sugirieron a Laureano Gómez que postulara a Alberto Lleras Camargo como presidente, aun teniendo en cuenta que en los acuerdos del Frente Nacional se estipulaba que la primera presidencia sería para un conservador.
 
Gómez envió al Partido Liberal una lista para que ellos eligieran al candidato del Frente Nacional, lista de la que se escogió a Lleras Camargo. Frente a esto, las vertientes conservadoras opuestas a Gómez decidieron postular a Jorge Leyva. En mayo de 1958, el candidato del Frente Nacional obtuvo 2 482 984 votos, mientras Leyva solo alcanzó 614 861.
 
El gobierno de Lleras Camargo se articuló a los programas de la Alianza para el Progreso, iniciados por la administración Kennedy en Estados Unidos, los cuales buscaban contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana en América Latina.
 
La disidencia liberal
 
En la orilla liberal, el principal contradictor del sistema de alternancia fue Alfonso López Michelsen, quien inicialmente habría simpatizado con la propuesta del Frente Nacional, pero que luego de conocer el carácter de la alternancia se aparta del oficialismo, organizando el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), como respuesta de su inconformidad.
 
La crítica a la alternancia radicaba en señalar que los destinos sociales y económicos del país posiblemente no tuvieran coherencia con las tendencias políticas que deberían regir durante el pacto, decretado inicialmente en tres periodos presidenciales, comprendidos entre 1962 y 1974.
 
En el curso de esta polémica, el MRL lanzó como candidato presidencial para 1962 a Alfonso López Michelsen, pese a que el turno debía ser para los conservadores, candidatura que estaba al margen del acuerdo.
 
La situación dentro de cada partido se convirtió en una coalición de tendencias que confluían en el momento de postular candidatos, cuando le correspondía su turno. Sin embargo, el Partido Liberal padeció la división entre oficialistas y partidarios del MRL, división que se reflejó entre sus miembros y simpatizantes.
 
Con la instauración del Frente Nacional, el Partido Comunista, por su parte, se dedicó reorganizarse en la legalidad, luego de haberse declarado ilegal por la dictadura rojista. Además, se enfocó a la reestructuración del movimiento sindical y campesino, perseguido y golpeado por los regímenes anteriores.
 
El Frente Nacional representó el cambio del sistema bipartidista de los años anteriores, en el que estaban enfrentados y contrapuestos, hacia uno marcado por convivencia burocrática. El nuevo periodo se prolongó por 16 años y excluyó a otras alternativas políticas que no aceptaron el pacto frentenacionalista, así fueran parte de los partidos tradicionales.
 
*Sociólogo y periodista