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La culpa no es de la vaca: Malinterpretación de cifras y supuestos referentes al metano biológico en el cambio climático

Ricardo Andrés Roa-Castellanos

La culpa no es de la vaca:

INTRODUCCIÓN

 "Para dominar la naturaleza primero se debe aprender a obedecerla"

Umberto Eco

La papa, o patata, caliente que representa la externalización de la culpa (coloquialmente echar culpas por errores en los que se debe asumir la responsabilidad) para el ser humano en el tema del cambio climático, también ha generado la estigmatización de un tercero: la población vacuna, que nos ha antecedido durante millones de años en la evolución, pero a la que se responsabiliza culturalmente del mismo con desvergonzada ligereza.
 
Ejércitos de gentes repiten ideas pseudocientíficas en contra del colesterol, como si de verdad supieran de este, despotrican de la leche, de la carne o de los huevos que los criaron permitiendo su supervivencia. Dicen que ser vegetariano o vegano aumenta la capacidad sexual. Desconocen que las hormonas (esteroides) sexuales se forman precisamente de la estructura química del colesterol.

Pues sí, es más fácil hablar cháchara que decir “ciclopentanoperhidrofenantremo, como se llama la estructura bioquímica base del colesterol y así entender que este es necesario para la formación (es precursor) de la Vitamina D (clave en el metabolismo del calcio), de los esteroides (hormonas) sexuales y adrenales, de las sales biliares o de las balsas lipídicas que regulan el transporte celular de las membranas. Rotular “bueno”-“malo” es más fácil, sí.
 
Pero profundamente inconveniente: El efecto placebo no dura toda la vida.
 
Hace unos años un éxito de ventas a nivel editorial fue “La Culpa es de la vaca”.

El libro dirigido a gerentes y responsables administrativos mostraba con sarcasmo como las personas en una cadena productiva o estructura empresarial, ante fallas hacían responsable a un tercero que tomaban de “chivo expiatorio” adjudicándole la culpa originaria de cada problema.
 
Para gozar de los éxitos ajenos, en contraste, cualquier grupo busca reconocer a la persona destacada como miembro de “nuestro” grupo. Los políticos sacan pecho y aparecen ante los triunfos de deportistas, artistas o científicos pese a no prestar ayuda para generarlos. Cuando hay resultados o características juzgadas como negativas -bien reales o por fruto de rumores-, la gente en cambio huye, rechaza. Tal es una conducta tan humana como deplorable.
 
Ese comportamiento humano descrito, revela otra condición que no nos gusta aceptar: creemos más fácilmente en engaños que en la verdad. Más aún cuando la situación nos supone asumir responsabilidades y no delegar en terceros las soluciones. Creer en engaños exige menos esfuerzo. Comprobar y establecer un plan de acción es dispendioso. Pero si los pre-supuestos son erróneos, pese a vencer la pereza para entablar respuestas propias, el resultado también se dará mal. Estará “viciado” por un sesgo de comprensión al inicio.

Las partes por millón (medida concentración) de CO2 en la atmosfera, directamente relacionadas con el Cambio Climático, escalaron en 2015 como nunca antes, pasando de 399 ppm a 403 ppm apenas un año después [1]. Los efectos de sequía en el país fueron ya revisados.
 
¿Culpa de las vacas? Pero si están muriendo por cientos de miles o incluso por millones desde hace unos años a causa climática antes de entrar en un circuito productivo. En Mongolia, por ejemplo, hubo una mortandad de 8,5 millones de cabezas animales por causa climática[2]. Las muertes de bovinos en el litoral atlántico, Llanos orientales, Trópico andino y Periandino, Argentina y Brasil, en cada lugar se contaban por diez miles y cien miles de casos por inundaciones o por sequias cada vez más intensas y frecuentes.

 

La posición facilista de los urbanitas y del activismo de sofá, por medio de las redes sociales, han llevado a que escale esta conducta en el problema del Cambio Climático. Justo ese punto sorprende. Un Smartphone consume anualmente más electricidad que un refrigerador[3]. Hay mínimo 2,5 miles de millones (billones anglosajones) de personas conectadas a internet y la nube consume tanta energía para el mantenimiento de los servidores -en constante expansión al necesitarse más para mantener las bases de datos- que sería por si sola el sexto país con mayor consumo energético si se le considerara en su gasto como nación[4].
 
Esto servidores funcionan en su mayoría con combustibles fósiles contaminantes[5]. Mantener allí documentos, pero también la vanidad, las fotos y datos de Facebook, Instagram, etc., o estar conectados permanentemente puede explicar la mayor demanda de servidores, y así mayor consumo de combustible fósil y contaminación, inexistente hace un par de décadas, pues estas máquinas no se apagan ni un solo día en los 365 días del año. ¿Se habla popularmente de ello como causa del Cambio Climático? No, el coro de loros dice “la culpa es de la vaca”.
 
Por lo mismo debe aclararse con estudios basados en la evidencia, una serie de errores conceptuales en las cifras y ponderaciones del CC que pululan y revelan cómo estamos incurriendo en grandes errores conceptuales sobre la comprensión de la vida en el planeta en función al Cambio Climático.

DE NUEVO: DEL MUNDO VIVO AL MUNDO ABSTRACTO DE LAS IDEAS
 
Dos informaciones recientes deben provocar que nos cuestionemos ideas previas, que por lo que veremos, empiezan a ser obsoletas desde la ciencia. Sin embargo, su uso político y cultural las han erigido como peligrosos dogmas debido a la falsedad que implican para los sistemas vivos. Otra vez, sólo el conocimiento transdisciplinario –recomendado al abordar el complejo tema del Cambio Climático (CC)- nos ubica mejor dentro de la realidad y nos extrae de carismáticos discursos populistas pero no verdaderos. Apliquemos la tabula rasa del método transdisciplinario. Partamos de la realidad y contrastemos con la teoría. Este análisis, advirtamos, no quiere decir que se sea negacionista del CC, al contrario. Significa el deber de comprender el fenómeno acertadamente para instaurar soluciones efectivas pues vista la tendencia lo hecho hasta ahora no ha dado en el clavo. Esa consciencia y limpieza de información errónea, nos conduce a buscar la verdad relacionada como causa y efecto para el fenómeno.

PRIMERA INFORMACIÓN: EL NIÑO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
 
Bajo el anterior paradigma meteorológico la institucionalidad política reaccionaba pidiendo al público que entendiera que el Niño -que veíamos en el artículo del mes anterior (link)-, era un fenómeno independiente al CC y revisamos que los embalses no son tenidos en cuenta aun como fuente de emisiones de metano en las cuentas oficiales del CC, pues bien:
 
El 12 de Marzo de 2016 en ese sentido, un video oficial se publicaba en uno de los mejores diarios del país (http://www.elespectador.com/noticias/nacional/un-video-entender-el-fenomeno-de-el-nino-video-621842). Antes se creía que las condiciones locales (microclimáticas) o regionales climáticas no incidían en la temperatura (meteorología e hidrología) global, lo cual sería el planteamiento base que dio pie para tal video.

Pero para refutar por medio de la evidencia científica -dicha opinión- y esa infundada falta de relación sistémica consideremos 3 datos en sentido contrario, a saber:

1) Al inicio de marzo de 2016, la fuerza conjunta de las ciencias, es decir, la denominada National Academies of Sciences, Engineering and Medicine, también conocida como “Las Academias” (The academies, en inglés) publicaban un reporte y un libro ratificando la conexión entre los episodios incrementados de clima extremo a nivel mundial y el CC[6]. Anomalías como la peor sequía en Brazil, o en California desde hace 80 años; la incrementada magnitud de ciclones en el Pacífico, la ola de calor que le cobró la vida a 2500 personas en India y la menor caída de nieve y de bajas temperaturas en las tundras del norte planetario o del continente europeo en 2015 e inicio de 2016, se inter-relacionaban e intensificaron con El Niño o ENSO[7]. Esta comprensión de sinergia climática (exaltación simultánea y mutuamente creciente de fenómenos) ha sido también respaldada por el Potsdam Institute for Climate Impact Research[8].

2) Después de todo, los sistemas geológico-meteorológicos están caracterizados por ser sistemas abiertos, es decir, las importaciones y exportaciones de factores (vientos, temperaturas, corrientes marinas, humedades, etc.) que los alteran desde fuera hacen parte de su funcionamiento. Un sistema cerrado en física o biología, en cambio, es aquel donde ningún material entra o sale de sus circuitos de funcionamiento (Von Bertalanffy, 1950). De hecho, gracias a la Bioclimatología, otra área tácitamente transdisciplinaria desde su inicio, puede entenderse el papel que las poblaciones de seres vivos han jugado en la formación de la Tropósfera y del clima terrestre.

3) Las relaciones por ejemplo entre el clima de otros continentes y la fase de expansión de “El Niño” han sido trabajadas por la ciencia recientemente[9], empezando a desmitificar el paradigma de “no-relación”. En las últimas décadas ha venido desarrollándose en meteorología el concepto Teleconexión (Teleconnection) climática que ha permitido ligar eventos meteorológicos locales y regionales con panorámicas globales al correlacionarse por ejemplo El Niño con variaciones en el clima planetario: norte europeo y ártico, africano y antártico (Lau et al, 1983; Nicholson, 1986; Turner, 2004; Plisnier et al., 2000).

SEGUNDA INFORMACIÓN: INSECTOS, METANO, DISCURSOS Y MEDIDAS MALINTERPRETADAS

En el mismo agitado Marzo, una declaración controversial por parte del roquero Andrés Calamaro también ponía a pensar a la opinión pública. Escribió el músico:

;Las corrientes animalistas viven en una nube de pedos que se amplifica -por mil- en las invasivas redes sociales. Sin internet los animalistas no tendrían donde derramar su intolerancia ni sería (el abolicionismo) un buen caldo para el puchero (sopa) de los políticos. La «izquierda entrecomillada» odia la tauromaquia y se pasa por el forro aquel principio idílico del «prohibido prohibir». La corriente abolicionista es inquisitorial y puritana. En los tendidos soy un aficionado inesperado. ( http://www.abc.es/cultura/musica/abci-andres-calamaro-espana-cuesta-reconocer-propios-meritos-menos-seas-cocinero-201603090758_noticia.html )

Era esta una diatriba gratuita a la intransigencia de unos activistas, o había fundamentos en ciencia para respaldar lo dicho?

En artículos previos hemos notado históricamente que el veganismo –“rechazo al consumo de cualquier producto de origen animal” es la consecuencia surgida de la ideología animalista. ¿Y qué con el clima? Hemos visto también que el metano, como gas de efecto invernadero derivado de la materia orgánica en descomposición, ha sido un tema un tanto ignorado, subvalorado o sesgado en el análisis para la cultura popular y las instituciones en la cuestión del Cambio climático.
 
Lo cierto es que el metano por producción fisiológica humana se dispara en dietas que como la vegetariana o la vegana incluyen o aumentan la soja-soya como remplazo de la proteína animal. El consumo de legumbres (frijol, garbanzo, lentejas, alubias, etc.) que es el segundo sistema de reemplazo dietético para reponer la proteína animal, se sabe y se ha probado que con su consumo, incrementa la proporción de gases intestinales (flatos) y que no responde, como se pensaba, a la eliminación de los oligosacáridos de rafinosa (Price et al., 1988).

La cantidad medida de gases evacuados rectalmente en dietas sin soja-soya incrementa de 13 centímetros cúbicos la producción de gases intestinales por hora, a 179 centímetros cúbicos también por hora CON LA INGESTA DE ESTE VEGETAL o sus derivados (Rachis, 1981). Es decir, se aumentan en más de 10 veces su producción gaseosa digestiva. Al día una persona sin soya produce 312 cc (0,3 litros) de flatos. Con ella en la dieta al día se producirían 4,3 Litros de gas/día. Multipliquen la cifra por los millones de personajes que se han vuelto vegano-vegetarianos por moda y por 365 días para obtener el impacto contaminante/persona vegana/año. Sumar además la deforestación causada para mayor siembra de soja-soya.
 
Pero eso no es todo. La dieta vegana fuera de fundamentarse en legumbres y soja-soya es notoriamente compuesta por carbohidratos, que a nivel dietético en casos de malabsorción o de síndrome de intestino irritable, catapultan la producción gaseosa, eliminada por vía intestinal pero también por la boca. Dos de los gases que en mayor medida componen los flatos (Hidrogeno y Metano) también se excretan en estas poblaciones por vía oral y ya empieza a practicarse su medición clínica con fines diagnósticos (de Lacy Costello et al., 2013). En este caso la fuente de gases con doble salida excretora es humana, amplificada por moda.
 
Téngase en cuenta que mientras que la población humana supera los 7000 millones de individuos, la bovina tiene menos de 1000 millones, y está contrayéndose por causa de la pésima administración y comprensión que estamos teniendo de la naturaleza a nivel masivo.

ARTRÓPODOS Y VACAS: OMISIONES Y GENERALIZACIONES APRESURADAS
 
Otro error en las cuentas que domina el actual consenso popular, se basa en culpar a las vacas y demás rumiantes domésticos como los grandes productores biológicos de metano.
 
Esto por tergiversaciones y generalizaciones erróneas sobre los cálculos, esos sí rigurosos, de un estudio de 1986 de Crutzen et al. -Crutzen fue Nobel de Química en 1995 por sus estudios en dinámica de gases atmosféricos.-
 
De acuerdo a estas cuentas, la población vacuna total produciría al año 54 Tg/año (1 Tg = 1012 g) de Metano. Pero hasta el año de edad, la producción bovina fisiológica es nula a despreciable y sólo comienza a ser significativa tras dos años de edad, según el mismo estudio por su alimentación más rica en proteína que disminuye gases en rumiantes.
 
Además, ya se ha logrado reducir en al menos 30%-40% la cantidad de metano producido por el ganado con modificación dietética veterinaria[10].

No obstante, el arreglo de bulto o generalización apresurada de la cultura pop-zombi consiste en poner una tasa uniforme de metano por cabeza vacuna y rotular toda la población como contaminante, cuestión de la que se cuida Crutzen, incluso estudiando separadamente ganado destinado a la producción de leche, de carne a cielo abierto y carne estabulado, pues varía la emisión de gases según edad, alimentación, propósito productivo, raza, tamaño, etc.

Los rumiantes en las dinámicas agrarias racionales han sido los grandes fertilizadores rotativos de los suelos, por ende, unos agentes clave en la lucha contra la galopante erosión y la merma de oxígeno y exceso de CO2 al evitar la desaparición de población vegetal terrestre.
 
EL DATO MEDIDO: LA MUCHO MÁS ALTA PRODUCCIÓN DE METANO POR INSECTOS
 
Pero a nivel gaseoso el metano, si se quiere tener un parámetro comparativo, producido solo por la familia de los escarabajos (Scarabaeidae) triplica a la de la población bovina con 154 Tg/año (Hackstein y Stumm, 1994).
 
Sumando sólo cuatro grupos taxonómicos de insectos artrópodos (Diplopoda, Blattidae, Isoptera, Scarabaeidae) la producción de Metano por las vías digestivas de los insectos asciende a 320 Tg/año (Ídem). Las termitas efectivamente producen más metano que las vacas.
 
Notamos así que el discurso que maneja la cultura actual en esto tampoco se corresponde con la realidad científica descubierta.
 
El peligro que comporta la pseudociencia, el populismo totalitario y la falta de relación entre campos, es que bajo discursos ideológicos, e incluso sensibleros, se ha estigmatizado a la población de rumiantes que lleva al menos un par de decenas de millones de años antes que nosotros sobre la superficie de la tierra.
 
Discursos pseudo-“sostenibles” de activistas ambientales[11] sugieren entonces la producción para alimentación humana de insectos como remplazo del insumo proteico derivado de rumiantes. Los insectos se necesitan para polinizar, no para cría industrial alimentaria.

La cría masiva de insectos sería un ERROR COLOSAL según la producción de gases de efecto invernadero, a las luces de lo que ha esclarecido la ciencia. El Metano tiene entre 21-25 veces más capacidad en generar efecto invernadero que el CO2, recordemos.
 
Peor aún es que estas modas engendradas en discursos pseudocientíficos, ya han tenido eco en entidades serías y decisivas como la FAO[12]. De la fisiología digestiva de los insectos nadie está obligado a saber, pero por lo mismo es fundamental la estandarización del método transdisciplinario para la dirección de políticas públicas ante el CC.
 
Las cuentas del CC por lo visto hasta ahora, y lo que veremos, han tenido fallas interpretativas por exceso, defecto y ausencia comparativa de realidades. Hay distorsión que nubla la causalidad y posible amortiguación. La respuesta institucional ha incomprendido, a la par, la responsabilidad que implica el manejo de poblaciones no humanas que pertenecen a la Nación. Probablemente, por las regentes asunciones incorrectas, intolerantes e insuficientes que incluso pretenden eliminar sistemas productivos, el problema permanece refractario.
 
DE LOS PROBLEMAS, LA SOLUCIÓN: También ha sido clara la vulnerabilidad del país al CC, debido a su ubicación geográfica en el trópico dentro de la dinámica de cambio meteorológico.
 
El prolongado periodo foto lumínico y su temperatura significa un medio óptimo, más rápido, para el crecimiento vegetal y las coberturas boscosas. Esto tiene que recuperarse hacia un criterio funcional, productivo y de generación de servicios ecosistémicos de cara a la globalidad. El cobro de una tarifa pírrica para construcción de estructura mitigadora como servicio público puede generar capacidad de desarrollo de Infraestructura Ecológica que capte Carbono y vapor de agua que son los productos de descomposición del metano.

Es urgente continuar vinculando y haciendo asociaciones transdisciplinarias fundamentadas en evidencia entre campos del conocimiento y la realidad, pues de lo contrario persistiremos en errores discursivos que en vez de disminuir las mecánicas del CC las estarían incrementando.

REFERENCIAS

1) Crutzen, Paul J., Ingo Aselmann, and Wolfgang Seiler. "Methane production by domestic animals, wild ruminants, other herbivorous fauna, and humans."Tellus B 38.3‐4 (1986): 271-284.
2) De Lacy Costello, B. P. J., M. Ledochowski, and Norman M. Ratcliffe. "The importance of methane breath testing: a review." Journal of breath research 7.2 (2013): 024001.
3)Hackstein, J. H., and Claudius K. Stumm. "Methane production in terrestrial arthropods." Proceedings of the National Academy of Sciences 91.12 (1994): 5441-5445.
4) Lau, Ka-Ming, and Paul H. Chan. "Short-term climate variability and atmospheric teleconnections from satellite-observed outgoing longwave radiation. Part I: Simultaneous relationships." Journal of the atmospheric sciences 40.12 (1983): 2735-2750.
5) Nicholson, Sharon E. "The spatial coherence of African rainfall anomalies: interhemispheric teleconnections." Journal of climate and applied meteorology 25.10 (1986): 1365-1381.
6) Plisnier, P. D., S. Serneels, and E. F. Lambin. "Impact of ENSO on East African ecosystems: a multivariate analysis based on climate and remote sensing data." Global Ecology and Biogeography 9.6 (2000): 481-497.
7) Price, K. R., et al. "Review article Flatulence—Causes, relation to diet and remedies." Food/Nahrung 32.6 (1988): 609-626.
8) Rackis, J. J. "Flatulence caused by soya and its control through processing." Journal of the American Oil Chemists’ Society 58.3 (1981): 503-509.
9) Turner, John. "The El Niño–Southern Oscillation and Antarctica."International Journal of Climatology 24.1 (2004): 1-31.
10) Von Bertalanffy, Ludwig. "The theory of open systems in physics and biology." Science 111.2872 (1950): 23-29.