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Homenaje en bronce a Camilo Torres Tenorio

Álvaro Pablo Ortiz

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El día 19 del mes en curso, tuvo lugar con todo el protocolo y el ceremonial que ameritaba el acto, a nombre de la memoria histórica  -siempre tan vigente y siempre tan característica del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario - el descubrimiento del busto de Camilo Torres Tenorio, figura central en orden a su cerebro pleno de dones, a sus profundos conocimientos jurídicos y a su capacidad de denuncia, frente a la indeseable práctica de la tiranía.

Víctima de un general valiente como pocos, pero carente - sobre todo a partir de ciertos episodios que le invadieron la totalidad de su ser de un odio hirviente - de todo sentido de la compasión, Camilo Torres fue condenado a la pena capital, por ese general al que nos referíamos, Pablo Morillo, el 5 de octubre de 1816. Su fusilamiento tuvo lugar en la plaza mayor de la ciudad de Santa Fe de Bogotá. Otro tanto sucedería con su primo hermano Francisco José de Caldas Tenorio el 29 de octubre. Junto con los dos insignes payaneses fueron ejecutados otros 21 Rosaristas, amén de la sangrienta cuota de próceres Bartolinos, víctimas del "régimen del terror”. No sobra recordar, que estos republicanos, fueron ahorcados en cuatro lugares hoy de siniestra evocación: La huerta de Jaime, la plaza Mayor, la plaza de San Francisco y la Alameda.

Antes del descubrimiento del busto se celebró, o mejor, se concelebró una misa  en la entrañable Capilla de La Bordadita por parte de los capellanes Jesús Alberto Pinzón Calderón y Germán Pinilla Monroy. Este último, Monseñor y Colegial Honorífico pronunció unas vibrantes y conmovedoras palabras sobre la formidable parábola vital cumplida por este Rosarista integral. Ninguno de los que asistió en nutrida concurrencia al acto religioso, pudo disimular, y no se trataba de eso, una expresión de abatimiento, tristeza y orgullo a un mismo tiempo.

En un medio como el nuestro, donde la escultura, no ha tenido ni el impulso, ni la tradición, de la que sí disfrutan otras naciones, y menos si de mujeres se trata, entregadas a tan noble vocación, la creadora del busto fue la escultora Julia Merizalde Price. Hoy ella tiene fama nacional e internacional, en virtud, entre otras, de trabajos de cuerpo entero como el de su Santidad Juan Pablo II o de ese estadista de primera línea el Presidente Carlos Lleras Restrepo. Antes de darle inicio a esta variable artística, Julia se documenta al máximo sobre el personaje hombre o mujer a trabajar. En ese ejercicio, y en el mejor sentido del término, se va apropiando de hombres y mujeres sobresalientes, empapándose de su alma, sean distantes o cercanos en el tiempo. Con ellos establece una suerte de complicidad, y unos nexos existenciales fuera de lo común. Con ellos da rienda suelta a la libertad de los sentidos, a las relaciones humanas que vivifican por ejemplarizantes, a la belleza, a la profunda luz interior que determinados seres humanos poseen.                                    
                                                                  
Julia Merizalde no mira, ve. Sabe que lo más desnudo que tenemos es el rostro y que por desnudo, es un texto abierto de par en par, para bien o para mal. Julia no ignora que si de mentir se trata, uno tiene que mentir con toda la cara, de la misma manera que se es sincero con toda la cara. Como decía David Le Breton: " la dignidad del individuo entraña la del rostro”. El retrato de Dorian Gray nos da una suprema lección en ese sentido. No hay autobiografía más profunda que una cara. Hay gente que se llevan pesimamente mal con su rostro, y otros que se llevan muy bien. Finalmente, un rostro a condición de que evite las cirugías plásticas, nos está diciendo continuamente: “esto es lo que soy " " soy más luz que sombra o más sombra que luz”. Ya sea para privilegiar la virtud o para acrecentar la perversidad, toda cara ofrece mucha información.

Julia Merizalde - y esto se llama pericia, intuición -, lee los rostros. En afortunada coyuntural y feliz iniciativa, el Colegio de Abogados Rosaristas en su conjunto escogió a esta elaborada colombiana para hacer el busto del jurista, el prócer y el mártir. Ella fue en buena hora la escogida para trazar una " historia moral " del singular rostro de Camilo Torres Tenorio. Este voto de confianza extendido a Julia, habla muy bien del Colegio de Abogados Rosaristas y de la labor desplegada a punta de perseverancia  y sentido de lo emblemático, desarrollada particularmente por el doctor Juan Rafael Bravo Arteaga, por el doctor Hernando Sánchez Sánchez  y por el doctor Juan Carlos Forero, quien en la actualidad se desempeña como Decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario.

El busto fue descubierto por el señor Rector, doctor José Manuel Restrepo Abondano, quién ha insistido hasta la saciedad que la Universidad del Rosario tiene que acrecentar cada día su "sentido histórico”. A su lado, estaba la Vicerrectora, doctora Stephanie Lavaux; la Secretaria General, doctora Catalina Lleras Figueroa; todo el cuerpo de Decanos; de Consiliarios como el doctor Alberto Fergusson y del Director de la Unidad de Patrimonio Cultural e Histórico doctor Luis Enrique Nieto Arango, quien de la mano de todo el equipo del Archivo Histórico, de la artista Margarita Guzmán , y de la Secretaria General doctora Catalina Lleras, ha dinamizado, publicitado y promovido a nombre de la paz, la tolerancia y la inclusión, un expresivo y valiente dique de contención, para que efemérides como la de la  "Reconquista española", cruenta como pocas, permitan doblar esa tenebrosa página a nombre de la concordia nacional, dando fe de que de esa noble aspiración la Universidad del Rosario ha sido una caja de amplia resonancia, reflejada en foros y debates permanentes, teniendo al Señor Rector como uno de sus más insistentes voceros. Al acto concurrieron también descendientes del prócer como Enrique Cárdenas Olaya.

El busto en bronce de Camilo Torres le trasmite al observador sensible  la sensación  de un rostro que refleja fortaleza, coherencia, compostura, fuerza, destacándose en esa impresión, los ojos, profundos, escrutadores, visionarios, como obsesionados por obtener de la vida toda suerte de claridades. Solo conozco otro rostro, que rivaliza en talentosa y franca lid con las características ya expresadas: la litografía de Aquile Jacques  Devéria, realizada en 1843 y que forma parte de una colección y que hoy reposa en el museo nacional de Colombia.

Camilo Torres Tenorio, avanzó hacia el paredón de fusilamiento con dignidad y serenidad sumas, haciendo del coraje otra religión.