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Movimientos indígenas: una expresión de las reivindicaciones colectivas en la esfera política

Gabriel Andrés Jimenez A.

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El caso colombiano es un ejemplo claro para evidenciar cómo los movimientos indígenas han influenciado de manera directa el gobierno mediante repertorios de la acción colectiva para perseguir intereses compartidos. Estos repertorios llegaron a tomar gran importancia cuando los movimientos indígenas empezaron a encaminar su lucha conjunta mediante las organizaciones campesinas denominadas como: Asociación Nacional de Usuarios Campesinos y Organización Nacional Indígena de Colombia. Estas hicieron presión de manera regional generando una movilización sectorial que iba a recoger los intereses particulares de las comunidades otorgando así una presión al Estado para combatir estas demandas. La participación indígena en la elaboración de la nueva constitución política de 1991 ponía en evidencia cómo, por medio de los repertorios de la acción colectiva, un movimiento social tiene la capacidad de influenciar, participar y generar decisiones políticas dentro de la institucionalidad Estatal. Por lo cual, los repertorios de la acción colectiva han sido una herramienta fundamental para los movimientos indígenas en Colombia ya que estos les han permitido tener grandes ganancias en la arena política.

En América latina la sociedad civil organizada como colectivos, instituciones. Las comunidades que crean su propia agenda política han tenido un desarrollo tardío en la arena social y política de los Estados. Desde el periodo colonial hasta el siglo XIX, la sociedad siempre ha contado con un espacio privado fuerte, que ha personalizado las relaciones sociales mediante la jerarquización de los miembros de la sociedad. Es decir, la gobernabilidad ha estado dada a las elites, que han tomado el papel de tomador de decisiones en los asuntos políticos, económicos y sociales, dejando de lado los intereses de la sociedad civil.

Es por eso que solo podemos llegar hablar de una sociedad civil organizada en América latina, hasta entrado el siglo XX, donde el cambio y la transición a la liberalización de los aspectos económicos, sociales y políticos, han generado una ruptura de los intereses de las elites dominantes, presentando así un espacio para el nuevo corporativismo y el neopluralismo social. Por ello, la importancia que fueron tomando los movimientos sociales y grupos de interés que permitían la agrupación de intereses colectivos, los cuales llegarían a tener influencia en el aparato institucional del Estado, presentando una nueva forma de participación, influencia y decisión política.

Un ejemplo claro de estos movimientos sociales fueron las comunidades indígenas en la región andina. Dichas comunidades comenzaron a tener un papel importante cuando empezaron a generar acciones colectivas derivadas de procesos como la organización del campesinado y las políticas estatales encaminadas a la reforma agraria. El caso colombiano es un ejemplo claro para evidenciar cómo estos movimientos indígenas han influenciado de manera directa el gobierno, mediante repertorios de la acción colectiva (entendido como la totalidad de los medios que dispone (un grupo) para perseguir intereses compartidos. (Tilly, 1995, pág. 45). Estos repertorios han permitido gestionar decisiones políticas del Estado, reflejando así las reivindicaciones de estos grupos. Este caso no está alejado de la realidad latinoamericana ya que las reivindicaciones y los repertorios son similares dentro de los países latinos, por lo cual estaríamos viendo un rasgo específico dentro de la generalidad que esta compete.

El caso colombiano se enmarca entonces bajo la transformación del mundo rural, lo cual conlleva a una nueva organización territorial y una distribución poblacional; así mismo, también se enmarca bajo el surgimiento del conflicto armado, que presentaba el fenómeno del desplazamiento rural forzado durante los años sesenta y setenta del siglo XX. (Rivera, 2001, pág. 43). La captación de territorios, como los resguardos, hacía crecer los descontentos de los indígenas que veían en estos, una acción de atentar contra lo ancestral. Mineras, empresas petroleras y la misma institucionalidad del gobierno hicieron que los movimientos indígenas tomaran fuerza ejecutando estrategias como la resistencia y la movilización. Esto es lo que Charles Tilly denomina repertorios de la acción colectiva.

Estos repertorios llegaron a tomar gran importancia cuando los movimientos indígenas empezaron a encaminar su lucha conjunta mediante la organización campesina (ANUC) Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, y la (ONIC) Organización Nacional Indígena de Colombia, las cuales hicieron presión de manera regional generando una movilización sectorial que iba a recoger los intereses particulares de las comunidades. Esto produjo así una presión al Estado para combatir estas demandas. Combatir, en el sentido de tratar de darle una solución adecuada al problema mediante mecanismos de inclusión social, que más adelante entrarían a ser parte de las dinámicas de la política de Estado.

Por lo anterior, los años ochenta fueron los más destacados para los movimientos indígenas, puesto que las reivindicaciones iban a tomar un papel esencial en la esfera pública debido a que dichas organizaciones previamente establecidas se convertirían en actores políticos en búsqueda de ver sus intereses plasmados en la institucionalidad (Rivera, 2001).

Luego de más de quince años de lucha, los movimientos indígenas tuvieron un año de consolidación de sus demandas. Hablamos del año 1991 donde la Asamblea Nacional Constituyente vinculó de manera directa el reconocimiento de la multiculturalidad que define a la nación colombiana donde el componente indígena es uno de los principales, sino el más importante. La participación indígena en la elaboración de la nueva constitución política ponía en evidencia cómo, por medio de los repertorios de la acción colectiva, un movimiento social tiene la capacidad de influenciar, participar y generar decisiones políticas dentro de la institucionalidad Estatal. Como resultado, se crea el (ETI) Entidades Territoriales Indígenas, donde su marco se define bajo los derechos especiales los cuales les permite regularse así mismos con base en sus propias tradiciones culturales respetando sus territorios ancestrales.

No cabe duda que, a partir de un cambio o una transición de un modelo cerrado, es decir controlador, a un modelo más abierto de participación ciudadana, conocido por algunos autores como el proceso de democratización, ha permitido a los movimientos sociales tener un papel más vinculante en la esfera pública mediante la acción colectiva. Así mismo, en los Estados donde prima el sistema democrático, es más fácil que las reivindicaciones sean llevadas a cabo debido al mecanismo de participación ciudadana que permiten la integración de sectores ajenos al gobierno. Por lo cual, los repertorios de la acción colectiva han sido una herramienta fundamental para los movimientos indígenas en Colombia ya que estos les han permitido tener grandes ganancias en la arena política. Así como este modelo ha funcionado en Colombia, también tiende a tener rasgos característicos en países como México, Bolivia y Ecuador donde los movimientos indígenas describen una participación más activa.

Bibliografía

Mueller, Aldon D Morris & Carol McClurg. (1992). Frontiers in Social MOvement THeory. Yale: Yale University.
Rivera, W. V. (2001). El movimiento social indígena colombiano: entre la autonomía y dependencia. In W. V.-T. Araceli Burguete Cal y Mayor, Movimientos indígenas en América Latina. Resistencia y nuevos modelos de integración (p. 170). Copenhague: IWGIA.
Tarrow, S. G. (1998). El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la accion colectiva y la política. Madrid : Alianza Editorial S.A Madrid.
Tilly, C. (1995). Popular Contention in Great Britain 1758-1834. New york: Harvard University.