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Editorial. La magia del Archivo Histórico

Alberto José Campillo

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Trescientos sesenta y cuatro años de historia hacen de la Universidad del Rosario un lugar mágico, lleno de anécdotas, Historia, curiosidades, fantasmas y sombras de un pasado que ayudó a forjar el destino de este país que llamamos Colombia. Desde próceres independentistas hasta proyectos constituyentes, el Rosario ha sido escenario de múltiples eventos, que convierten su Claustro en el testigo y conservador de mucho de lo que somos. Sin embargo, existe un lugar dentro de este Claustro rosarista que muchas veces pasa desapercibido cuando se habla de la universidad, a pesar de la importancia que encarna. Se trata, nada más y nada menos que del Archivo Histórico de la Universidad.

Cuando el visitante, estudiante o catedrático accede a la universidad por la escalera principal del claustro, nada más llegar al segundo piso, tendrá frente a sus ojos la puerta, actualmente siempre abierta, de uno de los tesoros mejor guardados del Claustro. Al entrar, los ojos se deleitan con un espectáculo impactante, además de hermoso. Estanterías de madera, tan altas como el techo, llenas de libros y antiguos documentos, que, con la tenue iluminación del sitio, le dan un aire místico, similar al de la biblioteca medieval descrita con maestría por Umberto Ecco en su obra magistral El Nombre de la Rosa. Acompañando esta impresionante colección se encuentran los mosaicos fotográficos de algunas de las antiguas promociones de estudiantes de la universidad, quienes con rostros severos y acompañados de sendos bigotes y barbas, vigilan el patrimonio bibliográfico que estas paredes encierran.

Pero las sorpresas no acaban ahí. El techo del archivo está adornado por cuatro vitrales, que representan las 4 virtudes Rosaristas: la pirámide de la fortaleza, el reloj de arena de la templanza, la serpiente de la prudencia y la balanza de la justicia. Este ambiente hace que el investigador que se acerca al archivo a hurgar en sus fondos, trabaje en un ambiente suspendido en el tiempo, que remonta a épocas pasadas y mantiene viva la historia.

Se preguntará el lector ¿de dónde salió este Archivo y qué puedo encontrar en él? El Archivo Histórico de la Universidad del Rosario fue fundado en 1976 y se conformó con varios fondos documentales y bibliográficos que datan del siglo XVII, cuando la universidad fue fundada. El primer fondo que podrá encontrar el historiador en el archivo, es el fondo de Manuscritos y Documentos, el cual está compuesto por la producción documental de la Universidad, entre los siglos XVII y XX, donde se conservan documentos de gran importancia histórica como 1) Actas de fundación, de Consiliatura y de grados de la Universidad; 2) Asertos (disertaciones académicas públicas); 3) Cédulas reales; 4) Escrituras, testamentos y decretos rectorales; y 5) Libros de elecciones, de exámenes, de matrículas y calificaciones, nombramiento de becas, de catedráticos, de rectores.

El segundo fondo del archivo, y a mi parecer el más apasionante, es la Biblioteca Antigua. Esta colección está compuesta por más de 9.000 volúmenes, dentro de los que se encuentran los libros que el fundador dejó a la librería del Colegio Mayor y los libros que sacerdotes y profesores que pasaron por el Rosario donaron a la Universidad. En esta magna colección, se encuentran libros de los siglos XV al XX, entre ellos 10 incunables (libros impresos antes de 1500) y varios libros raros y curiosos. Las materias predominantes de estos textos son derecho, filosofía, lógica, medicina, y astronomía, y en sus páginas encontramos testimonios de otras épocas, no solo de los autores, sino de sus lectores, en forma de censuras, anotaciones, dibujos, quejas y subrayados que convierten estos libros en verdaderas joyas históricas.

Así mismo, el archivo también cuenta con una Fototeca, la cual tiene más de 1800 fotografías, que muestran imágenes tanto del Colegio Mayor como de la ciudad de Bogotá desde 1880 hasta la actualidad. Las imágenes versan sobre todo de la arquitectura del Claustro y las distintas sedes de la Universidad, la iconografía del fundador, fray Cristóbal de Torres, los rectores de la universidad, los símbolos Rosaristas e imágenes de la vida cotidiana de los personajes que han pisado este recinto.

Así pues, si usted, querido lector, está buscando un lugar en donde pueda encontrarse de primera mano con el pasado, en donde pueda acceder a los conocimientos de los sabios de antaño, en donde pueda vivir un ambiente mágico y místico y en donde, por qué no, pueda encontrarse con un fantasma, lo invito a acercarse a este recinto que, le aseguro, no lo decepcionará.