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Editorial: Peace Summit (Recordatorio para Rosaristas)

Luis Enrique Nieto Arango

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Universidades del país y del exterior celebrarán, del 22 al 25 de este mes de agosto de 2017, una gran cumbre de paz, durante la cual nuestra Universidad del Rosario, conforme a sus principios fundacionales y a su responsabilidad histórica, debe desempeñar un papel protagónico.

Ilustradores de la República deben ser los rosaristas, conforme a la definición del Fundador que, aunque tantas veces repetida, amerita una reflexión y, acaso, una explicación.

República, en el castellano del siglo XVII, usado con precisión por Cristóbal de Torres, es un vocablo de origen latino que expresa la concepción de Estado de los romanos: Res publica o, como dice en su cuarta acepción el DRAE, «cosa pública o interés público de una colectividad».

Nuestro Fundador, desde un principio, señaló como meta de sus educandos el servicio al bien común de la nación colombiana, esa nación en su momento ni siquiera imaginada, pero que él, con su Colegio Mayor, contribuyó a darle principio, en un proceso aun inacabado, luego de tantos siglos.

El Claustro Rosarista, edificado con los recursos personales de Cristóbal de Torres, reunió a las gentes provenientes de las muy diversas regiones del Nuevo Reino de Granada que buscaban la educación superior, en la lejana y casi inaccesible Santafé, capital del Reino, en la que Dominicos y Jesuitas pugnaban más por apropiarse del monopolio de la enseñanza que por impartirla.

Esa voluntad de constituir una entidad educativa, autónoma y autosuficiente, fue consolidándose a través del tiempo y recibió, como sabemos, en la segunda mitad del siglo XVIII, el impulso renovador de la Ilustración, de la edad de la razón, que Mutis aportó, contrariando con sus lecciones de modernidad el oscurantismo que siempre ha gravitado sobre la formación de nuestra identidad ciudadana.  

Como lo enseña la historia, el siglo XIX fue para Colombia y para el Rosario, una sucesión de conflictos políticos e ideológicos con su secuela de horrores y depredaciones, causadas por las innumerables guerras que asolaron el territorio e incluso el Claustro.

El siglo XX no fue menos cruel ni menos convulsionado, pues vio resurgir la violencia política con todo su espanto, para finalmente escalar en un conflicto que, a pesar de la ceguera de quienes no quisieron reconocerlo, se convirtió en una guerra civil, sin término por la imposibilidad de las partes de ganarla.  
 
En 1991 un movimiento de la sociedad civil, al cual los estudiantes del Rosario aportaron la Séptima Papeleta, propició la expedición de una nueva Constitución, en remplazo de la de 1886, producto de una guerra con la cual la parte vencedora pretendió imponer su visión del mundo, de manera unilateral y, por lo mismo, excluyente e injusta.

Esa nueva Constitución, hoy vigente y que ha sufrido no se sabe cuántas reformas y adiciones transitorias o permanentes, entre sus 380 artículos, muchos de ellos oscuros y farragosos, contiene uno que es, sin duda, claro y preciso, el 22: La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.

Luego del Acuerdo con las Farc, y la negociación que se está llevando a cabo con el ELN, ha llegado por fin el momento de cumplir cabalmente ese precepto, tan anhelado pero inalcanzado, que requiere de la voluntad y de la acción decidida de todos los colombianos, pues son innumerables las tareas requeridas para construir una patria de verdad, pluralista y diversa, en que quepamos todos con nuestras diferencias y en la que los rosaristas podamos realizar el sueño del Fundador de servir al bien común, por encima de los intereses individuales que, hasta el día de hoy, han capturado el Estado.

Por todo esto la comunidad internacional tiene puestos sus ojos en nuestro país, en el momento que vivimos, sin duda histórico por el compromiso que exige de todos los estamentos sociales y particularmente de los académicos que tienen mucho que decir y hacer para la consolidación de la paz.

Durante estos días de agosto entonces toda la Comunidad Rosarista: estudiantes, profesores, egresados y personal administrativo, hará un aporte a este esfuerzo que debe ser sostenido pues seguramente no tendremos, como lo escribió nuestro Nobel, una segunda oportunidad sobre la tierra.     

Para más información sobre el evento, consulte aquí: http://www.enlazadosporlapaz.co/