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¿Es Antígona anarquista?

Felipe Charry, Universidad del Rosario, Estudiante de Filosofía y Jurisprudencia

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El presente trabajo se propone comparar la actitud del personaje principal de la tragedia Antígona con las teorías del anarquismo filosófico que pregonaba el reconocido autor Robert Paul Wolff. Para esto, se iniciará con un breve resumen de la tragedia haciendo hincapié en las razones que ofrece Antígona para no obedecer las órdenes del soberano, seguido por una síntesis de las ideas que el mencionado autor presenta en su libro En defensa del anarquismo. Seguidamente, se intentará comparar si el modo de actuar de este personaje encaja con las tesis resumidas líneas antes. Finalmente, se ofrecerá una conclusión con lo que haya deparado la investigación mencionada, teniendo como norte la pregunta que titula a este ensayo.

Para iniciar, vale la pena recontar la tragedia de Antígona, hija de Edipo y Yocasta, según la obra que recibe su nombre. En esta, ella se encuentra con el problema de querer dar sepultura a su hermano Polinice, quien se levantó en rebeldía contra el rey de Tebas, Creonte. Este último ha impartido la orden de no permitir la realización de los ritos funerarios al occiso por su traición al soberano y ha ordenado dejarlo a que la inclemencia de los elementos de la naturaleza y los animales carroñeros destruyan su cadáver. Creonte, además, es tío de los dos personajes antes mencionados; sin embargo, sus lazos de sangre no le han generado ningún tipo de piedad para con sus sobrinos. Antígona desobedece las indicaciones del rey y le da sepultura a Polinice para que su alma pueda descender al Hades y surtir el proceso que los dioses han deparado a los humanos. Por estas acciones, Antígona es enviada a una caverna sin posibilidad de escapatoria, sólo con los recursos básicos para su subsistencia, para que decida si prefiere tomar su vida o vivir lo que quede de ella en la soledad y la indignidad. Al final de la obra, se relata que ella se ha suicidado colgándose del cuello y, como consecuencia, Hemón, hijo de Creonte y prometido a la mano de Antígona, también se ha ultimado clavándose una espada en el costado de su cuerpo en presencia de su padre.

Lo principal para tener en cuenta de manera transversal en este texto es la negativa de Antígona a acatar las directivas que ha promulgado la autoridad y, principalmente, recordar las razones que ésta da para desobedecer. En primera medida, Antígona se ha prestado a desobedecer porque esos mandatos son leyes de un hombre y no de los dioses, las cuales son evidentemente anteriores y más importantes. En palabras del personaje: “No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre” (451-456). Por otra parte, también Antígona reconoce la posibilidad de morir que acarrea su incumplimiento y lo desecha como una nimiedad, “porque quien, como yo, viva entre desgracias sin cuento, ¿cómo no va a obtener provecho al morir?” (462-465). Este personaje encuentra mayor provecho en caer muerta que en seguir su vida, por una parte, sabiendo que no le dio el debido sepulto a su hermano y, por la otra, habiendo seguido una orden que consideraba insuperablemente injusta.

Ahora bien, para continuar con el propósito de este texto, vale la pena recordar lo que el profesor Robert Paul Wolff ha esgrimido en su más importante texto En defensa del anarquismo. Wolff era un anarquista que basaba sus teorías en la moral. Primordialmente, utilizó los textos de Kant para sustentar su posición. Kant en Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración? consideraba que las personas que tenían uso de razón y habían llegado a cierta edad donde podían efectivamente hacer uso de esta facultad, eran autónomas. Sin embargo, esta autonomía, señala Wolff, unida con la libertad natural del hombre no hacen que el individuo esté directamente obligado a tomar responsabilidad por sus acciones. Lo que hace al individuo responsable es la capacidad que tiene no sólo para pensar, sino para pensar en sus opciones y vislumbrar las posibles consecuencias. La elección consciente y racional es lo que podrá hacer imputable al hombre por sus decisiones. De la misma manera, si el hombre está obligado a ser responsable, está también obligado a utilizar su razón autónoma y darse sus propias reglas. Esto, por supuesto, no es excusa para contradecir todo lo que se diga, sino que el individuo debe hacer todo el proceso reflexivo para llegar a una conclusión, seguir o no seguir un consejo, por ejemplo. En estos casos, Wolff considera que, en cierta medida, el individuo ha cedido su autonomía, en la medida a que está siguiendo lo que le dice alguien más, empero, claro está, sí existe el razonamiento en el momento de la decisión de aceptar o rechazar el consejo. El más claro ejemplo de cuando Wolff defiende la pérdida de autonomía en la toma de decisiones es cuando se va a un médico, este especialista sin duda sabe tomar mejores decisiones que su paciente en cuanto a la materia que trata.

 

Kokular_Oedipus_and_Antigone By Creator Aleksander Kokular, Public Domain

Ahora, teniendo un individuo autónomo, Wolff enfrenta esta persona con el Estado. Este último se había venido creyendo con autoridad para promulgar directrices en la forma de leyes que los ciudadanos debían cumplir sin rechistar. Autoridad entendida como el derecho que se tiene para mandar y la obligación reciproca de ser obedecido, basado solamente en que la directriz viene de quien ostenta esta característica. Aquí se da el punto central del conflicto en la obra de Wolff, ¿cómo es posible que consideremos la autoridad del Estado y la autonomía de las personas como dos entidades con la facultad de existir armónicamente? La autoridad no tendría cabida en una persona iluminada porque, de un lado, cuando se impusiera una orden contraria a lo que una persona iluminada estima como moralmente válido, no tendría la obligación moral de prestarse a cumplirla, y, del otro lado, si la autoridad diera una orden que el individuo considere acorde a su moral, el último no la habría cumplido por haber sido emitida por la autoridad sino por su propia voluntad guiada por su entendimiento y moral. Por ende, la autoridad debería desaparecer y todas las personas iluminadas deberían acogerse al anarquismo por ser el modelo que permite en mayor medida ejercer y desarrollar la autonomía.

 

Antigoneleigh By Frederic Leighton, 1st Baron Leighton -Public Domain

Para este punto, establecidas las tesis de Wolff, conviene retroceder a la argumentación que Antígona dio para incumplir las órdenes de Creonte. La protagonista dio una razón, al parecer de este escrito, principal y una subsidiaria para su alzamiento en rebeldía. Primero consideró que la fuente principal de donde surge el derecho de todas las personas es la de los dioses, y que esta es la que se debería seguir en caso de antinomias con las leyes de los humanos, como en el caso de referencia. Ahora bien, podría sustentarse que Antígona no está ejerciendo su autonomía al trasladar su condición de súbdita de un mortal a las deidades, pero está claro que ella ha realizado un juicio racional y autónomo y ha concluido que los postulados de los dioses son los más acordes con su  voluntad. En otras palabras, su elección de seguir la voluntad de los dioses ha sido autónoma porque, enfrascada en el dilema de seguir la ley de su rey y de sus dioses, ha decidido acogerse a los reglamentos de los últimos por sí misma y para sí misma, al considerar que sus directrices van más acordes con su moral privada y su racionalidad.

Es Antígona tan consciente de la decisión que ella misma ha tomado que sabe cuál va a ser su castigo incluso antes de que se lo impartan. En este momento es cuando anuncia su segunda razón, subsidiaria, para incumplir con los mandatos del regente. Antígona sabe que la desobediencia a Creonte debe ser pagada con su cabeza, y la acepta sin ningún problema. La cita destacada al inicio, “porque quien, como yo, viva entre desgracias sin cuento, ¿cómo no va a obtener provecho al morir?” (462-465), muestra la aceptación a su responsabilidad por una doble vía. Primero, está aceptando que sobre ella caigan las consecuencias que tengan que caer por las decisiones que ha tomado. No le importa que sea su sangre la que tenga que correr, mientras haya corrido para hacer valer su autonomía y darle el debido sepulcro a su hermano. Segundo, sigue demostrando su proceso racional y moral de elecciones mediante ese diálogo. Antígona encuentra un castigo más atenuado el morir que el dejar a su hermano pudrirse y ser consumido por las aves y los demás animales carroñeros, y ponderando cuál es el menor de esos dos males, toma una decisión y acepta las consecuencias, siempre con la idea en el horizonte de qué es lo que resulta más aceptable a ella en cuanto que ser racional.

Con todo lo anterior de presente, se puede contestar a la cuestión que da título a este texto. Con base en lo argumentado en las líneas precedentes, sería justo admitir que el personaje de Antígona sí representa una postura de anarquismo filosófico ya que, incluso y especialmente ante las peores circunstancias, es capaz de retar a la autoridad cuando sus leyes van en contra de lo que ella estima como ser los postulados cardinales de su conciencia moral y de su capacidad racional. Sus decisiones son tomadas por ella misma, aunque sea con base a enunciaciones de otros seres, pero ella misma es la que toma las riendas de su contexto y pasa por encima de la voluntad del mandatario para hacer valer primero lo que ella considera lo más inteligente y lo más correcto.


*Fuente de la imagen principal: The_Plague_of_Thebes De Charles Jalabert - Transferred from en.wikipedia. Original uploader was Ravenous at en.wikipedia., Dominio público

Bibliografía:

  1. Sófocles. (2000). Tragedias completas. Madrid: Gredos.
  2. Wolff, Robert P. (1998). In defense of Anarchism. Los Angeles: University of California Press.