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Educando en el siglo XXII

Jairo Hernán Ortega Ortega, MD

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Nos morimos de tanto vivir.
Heráclito
 

Muchos recordamos a los maestros que tuvimos en la infancia, en esas primeras jornadas escolares que eran plenas de descubrimientos hacia nuestro entorno, el mundo y la vida. Nos gratifica redescubrir a los profesores que, en especial, nos ofrecieron, además de conocimiento, experiencias bondadosas, generosas e iluminantes. Fruncimos el ceño cuando aparecen los que fueron punitivos con la enseñanza y con el trato. Pero, mal que bien, agradecemos haber recibido educación, sin desconocer que la pedagogía y la didáctica cambian con los avatares de los tiempos. Por supuesto hay que reconocer la premisa de nuestros padres quienes preconizaban, con sabiduría, que la educación era le mejor y mayor herencia que nos dejarían. Gracias totales a ellos.
 
Hablando de educación Universitaria, debemos recordar que su organización es Occidental. Además, lo que consideramos educación superior no es exclusiva de los claustros universitarios, ya que la hay hasta en los Taitas. En nuestro país, con estilo medieval se instauró, en 1623 la Universidad Javeriana (Academia Javeriana), con influencia medieval la Universidad Santo Tomás y el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En 1861 se funda la Universidad nacional de Colombia y después la Escuela de Minas en Antioquia y la Universidad Industrial de Santander en Bucaramanga. Luego se establecería el Externado de Colombia y la Universidad de los Andes es más moderna. El establecimiento universitario como tal es del siglo XVIII, siendo increíble que la mujer llega a esas aulas hasta el siglo XX.
 
Los conceptos antropológico, sociocultural y epistémico empezaron a permear los horizontes fundacionales, sin descartar lo religioso, pero evolucionando lo epistémico como ciencia moderna, lo antropológico a centrarse más en el individuo y lo sociocultural con un tinte revolucionario. En la Edad Media el oscurantismo se imponía, ya para el siglo XIII empezó a gestarse lo conocido como Antigüedad Clásica, la cual daría pie al Renacimiento.
 
En los procesos del conocimiento se desarrolla la Revolución Cognitiva, a través de la escritura, el símbolo, la capacidad de abstracción, la capacidad de calcular. Calcular es pensar, permite anticipar y proyectar.  El álgebra lineal establece distancias en línea recta. El cálculo diferencial introduce la medición del tiempo. La trigonometría facilita la medición de superficies irregulares a través de triángulos. Las anteriores conforman el Cuadrium y el Trivium.
 
La cultura griega establece las Artes Liberales, con las artes de la armonía: astronomía, geometría, aritmética y música; las artes de la palabra: gramática, retórica y dialéctica. De allí surge lo que se denominó posteriormente Bachillerato. Se forma la Escola y conforman los pénsum en Cuadrium y Trivium que constituyeron el Bachelord, que es el antecedente de las Universitas en Europa. Estas universidades son corporaciones que se dedican al saber y desarrollan las cátedras y/o facultades, donde se introducen la Teología, la Jurisprudencia y la Medicina. En la Teología imperaba la Biblia, en la Jurisprudencia el Código de Justiniano, y en la Medicina los volúmenes de Galeno y la anatomía de Andreas Vesalius. 
 
La primera universidad fundad es la de Bologna con sus escolarum y studiorum. La segunda es la de París, La Sorbona con el concepto de docentes, universitas y magistrorum. De tercero aparece la de Oxford, siendo en el siglo XI escuela y ya en el XIII universitas. Tenían el concepto de ser internacionales, al menos para toda Europa. Influenciadas por Tomás de Aquino (el Dr. Fra Angélico) estableciendo el doctorado en filosofía; también Alberto Magno, dominico alemán, influenció a los educandos. Las características, ya para esa época, eran de Universalidad o sistematicidad, autonomía, carácter corporativo y crítico. Se iniciaron las graduaciones con toga, la cual representada autoridad, y con birrete que avalaba al magister (el mejor).
 
Con El Hombre de Vitruvio, de leonardo Da Vinci, para el siglo XVI se acercó la enseñanza al concepto de naturaleza, se tomó el cuerpo como parte de ella; a partir del Renacimiento se considera el cuerpo humano como objeto de estudio. El XVI es el siglo de la Modernidad. Es el punto de inflexión de Europa, su adolescencia, con crisis e incertidumbres políticas, religiosas. Cosmológicas y geográficas.

Se suma el convertido y controvertido moje alemán, agustino recoleto, Martín Lutero quien después de su manifiesta “experiencia vital” escribe las “Noventa y cinco tesis de por qué la Iglesia de Roma es la prostituta de la que habla el Apocalipsis”. Ya la imprenta de Gutemberg estaba en auge por lo cual se difunde el documento que, por supuesto, causa el revuelo esperado. La casa Tudor, con Enrique VIII, logra la unión de Inglaterra y funda el Anglicanismo como religión de estado. La iglesia católica emprende la Contrarreforma con los Jesuitas a la cabeza, dándole valor primordial a la Eucaristía (cuerpo y sangre), a Jesús como Hombre Sagrado (JHS), siendo vitales el Corpus Christi y los santuarios a la Virgen.

El Nacimiento de la Ciencia se da en el siglo XVII, con figuras como René Descartes quien, a partir de su Geometría Analítica, agrega lo cuantitativo a lo cualitativo, con los conceptos de infinito y un gran aporte. Las coordenadas, lo cual hace que se defina el espacio; se ubican puntos y distancias medibles, entonces el espacio, al volverse formal, se torna universal. Surgen preguntas ¿qué es el mundo? ¿qué es el ser humano? ¿Qué es Dios? Entonces las respuestas llevan a los límites, a establecer la relación entre lo finito e infinito; la relación es razón…halle la razón de…
Si lo Premoderno es contemplar, lo moderno es conocer para disponer del mundo, intervenir y actuar. Si no conocemos no podemos ser actores sociales. Irrumpe la masa x aceleración, e espacio tiene en cuenta el tiempo y se mide el movimiento; es la Física Mecánica de sir Isaac Newton y sus leyes: inercia, acción y reacción, y gravitación universal. Leyes que se van a expresar de manera matemática. La Ciencia empieza siendo empírica, pero debe formular leyes matemáticas.  Así empieza la materialización del mundo. Descartes es espacio, Newton es movimiento.
 
A la par, lo político, se mueve: Calvino, Rousseau, Montesquieu…El individuo – ciudadano, piensa y actúa por sí mismo y para sí. El contrato social. El estado liberal. Los Nobles son unos mantenidos. Surgen las Revoluciones Burguesas. En 1688 en Inglaterra s entroniza el Parlamento de los Comunes: ya no sólo hay Nobles, también Lores. Se limita la voluntad del Rey. Voluntad popular vs Rey. Para 1776 se presenta la independencia de los Estados Unidos de América; La Revolución de los Propietarios, proyecto religioso, Dios, tierra, puritanos, destino manifiesto. Libertad religiosa, libertad de conciencia. En 1789 debuta la Revolución Francesa, Napoleón establece la educación para todos, buscó acabar el analfabetismo, surge la Universidad Pública, la École con medicina, politécnicos con ingeniería civil, normales para formar profesores, administración pública para regir los destinos del estado; los cargos más altos del estado los ocupan los Meritorios. En las Academias se reconoce la investigación.

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La Ilustración ilustra el siglo XVIII, para volver la ciencia un problema político. A nuestros lares arriba Don José Celestino Mutis quien organiza la Expedición Botánica, porque el Rey le había encargado la exportación de quina. Linneo clasifica las especies. En 1802 Alexander Von Humboldt acaricia los climas de América. En nuestro medio destaca Francisco José de Caldas.
 
La Universidad de Berlín se destaca por dedicarse a la investigación pura y aplicada. En USA se organizan, en las Universidades, los Departamentos, como el de Ciencias Básicas. La ciencia se vuelve elemento de participación política. El ferrocarril, el oro, el café, el algodón. Los modos de producción salten de la mula a la máquina de vapor, al motor. Eso cambia las coordenadas Espacio – Tiempo, se viene la mundialización del comercio. Y la alienación del trabajo, si el trabajo se vuelve mercancía, entonces, se pierde lo humano; Karl Marx y El Capital, ya en el siglo XIX, plusvalía, deshumanización, desnaturalización, des socialización; agota al humano, agota la naturaleza. ¡La abolición del trabajo! ¿Por qué existe la miseria?
 
Devienen las Ciencias Humanas, psicología (Wundt), medicina (el legado “flexneriano” a partir de las observaciones y propuestas de Abraham Flexner), biología (conducta), sociología, antropología. Economía. Foucault plantea las sociedades de control, Marx, Freud y Nietzsche la crisis de la humanidad. Siglo XX, cambalache… I y II Guerras Mundiales, muriendo, entre 1914 a 1945, setenta millones de seres humanos. En 30 años, ciclo vital de los colectivos, surge una generación y otra entra en declive. Impera la Crisis de la Razón, con la Escuela de Frankfurt; la razón es creativa, emancipatoria, poética. Crece la Contracultura, cuestionando la civilización occidental, occidente fracasó. Se buscan Alternativas, hasta para las ciencias: yoga, feng shui, meditación trascendental…Se van a reivindicar otros grupos, lo cual se expresa en la música: afro, blues, jazz, rock & roll. La crisis de sentido tiene su culmen en el mayo del 68: la imaginación al poder, prohibido prohibir; los estudiantes son los protagonistas. Búsqueda de lo ancestral, el yagé, la India, los faquires, la levitación…se enfrenta el desafío de la complejidad con Ilya Prigogine y su Teoría del Caos, donde la incertidumbre se introduce en términos cuánticos y, ¿presto! Aparece del sombrero de copa del mago Albert Einstein La Teoría de la Relatividad, que plantea tener en cuenta el punto de vista del observador; el tiempo se introduce como discusión, es relativo. Lo Cuántico necesita un metaobservador, la luz es onda = tiempo, corpúsculo = espacio. El tiempo simultáneo y el espacio virtual nos lleva a los “multiversos”; hay ficción, hay anticipación; lo interestelar es simultaneidad. Todo está conectado con todo, eso explica el “efecto mariposa”. Envejecemos de tanto rejuvenecer.
 
Vida / muerte, caos / orden, evolución / involución, verdad / falsedad. Se amplían las variables permitiendo la posibilidad de entender lo complejo. Enfocarnos a pensar de manera transdisciplinar, cambiar el modo de pensar porque las “ciencias blandas” se están endureciendo. La Universidad Contemporánea se desarrolla en una sociedad en crisis, en perplejidad, que nos impone pensar en lo pertinente; donde la ciencia demuestra complejidad, neutralidad (¿?) y pensamiento crítico, lo cual obliga a ser transdisciplinares; y el individuo afronta la crisis de sentido a que lo somete el enseñar y aprender digital, por lo cual debemos darle mucho valor a la educabilidad.
 
Considero que lo anterior nos conduce a que la Universidad de nuestro siglo XXI sea una Torre de Babel, en cuanto a pedagogía y didáctica.  Una Torre de Babel en el sentido que, a pesar de tener un norte fundacional definido, enfrenta múltiples voces, internas y externas, que la cuestionan en relación con su orientación, vocación, rol, desempeño, aplicación, permeación y aporte para el estudiante actual. Algunos de estos interrogantes, que pueden dejar de lado la finalidad pedagógica del sistema educativo, son:
¿Se deben eliminar las humanidades del pensum universitario?
¿Se deben fomentar las habilidades blandas en la formación universitaria?
¿El título universitario seguirá teniendo peso al buscar trabajo?
¿Se están ofreciendo las carreras para el futuro?
¿Contamos con los profesores adecuados?
¿Qué expectativas tiene el estudiante’

Ante los anteriores cuestionamientos sólo me resta plantear otra pregunta: ¿Quo Vadis Universitas?
 
Educar hoy es un reto inmenso. Mucho más en este mundo de transformaciones sin precedentes. A pesar de ello sigo reconociendo que los profesores siguen siendo el factor decisivo del éxito educativo, nada puede reemplazar el inmenso poder de enseñar que tiene un gran maestro. Como estudiante que fui (sigo siendo) y docente que soy, de la Universidad del Rosario, estoy al tanto sobre las nuevas corrientes e ideas que surgen y se proponen sobre educación y, en especial, sobre la forma de educar. En estos momentos hay un autor, Yuval Nohah Harari educador y pensador nacido en Israel en 1976, profesor de la Universidad Hebrea y formado como historiador en Oxford, quien ha irrumpido con tres grandes obras: Sapiens, de animales a dioses; Homo Deus, breve historia del mañana; 21 Lecciones para el siglo XXI. En esta última nos plantea, entre otros, ¿qué debemos enseñar a las nuevas generaciones?, alerta sobre la desinformación y la distracción, la posibilidad de no tener empleo como consecuencia de los desarrollos de la inteligencia artificial (IA). Sostiene que el cambio en la educación va a ser constante y que la tecnología modificará cuerpos cerebro y mentes. Recalca que lo último que un profesor debería dar a sus estudiantes es más información, lo que debe hacer es darles herramientas para encontrar lo que es o no es importante ya que las redes están plagadas de información falsa y muchos de los conocimientos actuales serán irrelevantes para el 2050.
 
Reto mayor es educar para el mañana. Muchos de los que leemos este artículo hemos tenido la oportunidad de vivir en dos siglos, siglo XX y siglo XXI, otros, los más jóvenes, quizás puedan llegar a experimentar la misma experiencia temporal. La IA y la robótica influenciarán la educación y los puestos laborales. Habrá profesiones que incluso desaparecerán, por ejemplo, la de los traductores, debido a las máquinas, ya creadas, para trasladar a casi cualquier idioma lo que se expresa en otro. En los próximos veinte años desaparecerán profesiones y empleos, u oficios, como los de conductores – taxistas -, cajeros de peajes o de bancos, la banca on line terminará desbancando a la tradicional. Archivadores de documentos de papel ya no se verán, porque todo se archivará de manera digital; la big data predominará. Community manager será una habilidad que deberá tener todo trabajador. en los call center las máquinas podrán percibir hasta los sentimientos del ser humano que llama, para responderle como si conversara con una persona de carne y hueso. Operarios de imprenta serán disminuidos por los formatos digitales, no volveremos a ver carteros porque internet y drones los reemplazarán. Los taquilleros (cine, espectáculos) no se verán más porque a través de la red se adquieren todas las boletas… Un ejemplo de ir a la, par con el tiempo o más allá, en nuestro medio, es el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje) que ofrece formación en diversos oficios que podemos catalogar como técnicos, pero vitales para muchas de las empresas del país o del exterior. Podemos decir que “ayer el SENA formaba mecanógrafos y taquigrafistas, hoy forma analistas de datos”.  Por supuesto que existen muchas universidades colombianas que hacen esfuerzos, día a día, para actualizar sus programas y, además, buscar ir adelante en el tiempo. Todo lo anterior es para que lo pensemos como instructores, profesores, maestros y educadores que somos. Estamos sobre el tiempo.
 
Tendrán gran ventaja competitiva y valor agregado, los programas formativos, educativos y de emprendimiento que se salgan de los moldes tradicionales y se enfoquen más en oficios que son de vital necesidad en las empresas actuales. Deben ir con los tiempos actualizando sus programas y, en especial, el contenido de estos para el mercado laboral general, mundial y para el colombiano en particular. También deberán entender que los ciclos de enseñanza y aprendizaje deben ser más cortos, pero más profundos en contenidos. 

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Estos programas son los que están descollando en este siglo XXI, pero será la educación disruptiva la que se impondrá en el siglo XXII. Debemos entonces apostarle a apoyar y fomentar la creatividad en nuestros practicantes estudiantes y hacerlos partícipes de proyectos a todos los niveles para fomentar la innovación, buscando ser exitosos. Debemos entender que desde la aparición del homo sapiens este ha venido aprendiendo desde elaborar y fabricar instrumentos, hasta ejecutar acciones refinadas de mecánica industrial, tecnología automotriz, procedimientos médicos, y aplicaciones en programación, sistemas, robótica y todo lo referente a lo ecoambiental.
 
Los profesores forman científicos y presidentes, pero nunca son reconocidos. Muchas veces no se entiende que quien prendió la llama o detonó la chispa fue el instructor, el maestro. En 2015 Sunny Varkey, hindú, constituyó la fundación que lleva su nombre. Él es hijo de maestros, ocupa el puesto 940 entre los más ricos del planeta y es dueño de unas 130 instituciones educativas en el orbe, las cuales maneja a través de sus negocios particulares. Decidió apoyar a los profesores de todo el mundo con un premio denominado Global Teacher Prize, el cual se celebra anualmente; los objetivos son brindar y facilitar acceso a la educación, capacitar a los docentes y apoyar el cambio educativo. Un millón de dólares es el premio…nada despreciable.
Hace dos años fue nominado el profesor colombiano Luis Miguel Bermúdez, quien en una institución educativa de la localidad de Suba logró implementar un programa para disminuir el embarazo adolescente, con gran éxito. Allí planificar era un estigma porque la joven que lo hiciera era considerada, por ese sólo hecho, como prostituta. Derribar este estigma logró evitar múltiples embarazos no deseados. En cuanto al premio de la Fundación Varkey lo loable es que desde el 2016, cada año, un profesor colombiano queda nominado, lo cual pone a nuestro país en el mapa de la innovación y creatividad educacional. El presente año el ganador fue el padre franciscano Peter Tabichi, quien es profesor en un colegio de escasos recursos en Kenya, África, donde ha conformado talleres de ciencias y matemáticas que han logrado entusiasmar e inspirar a sus alumnos a promover la causa de la ciencia. Él dona el 80% de su salario a los alumnos más pobre. Hago una invitación a los docentes que esto leen a que participen.
 
Debemos propender porque ni nuestros alumnos ni nosotros perdamos la capacidad de asombro. Es el momento de fortalecer las para mí mal llamadas Habilidades Blandas (trabajo en equipo, respeto, comunicación asertiva, empatía, inteligencia emocional, resolución de conflictos, liderazgo, habilidades interpersonales…) porque serán el futuro y los cambios hay que asumirlos. Debemos fomentar valores, pero también enseñar a cuestionar, a no tragar entero. Debemos motivar a preguntar. Fomentar competencias. Hacer interesante lo que se enseña. Ayudar a descubrir lo importante para el estudiante, vocacionalmente hablando. Y no desechar la felicidad porque ella enriquece el corazón. Es mejor estudiar lo que nos guste y ser felices trabajando en ello.
Nuevos retos y mitos enfrentamos y enfrentaremos, se habla de que con los nuevos tiempos una persona, en el transcurso de 20 años, podrá cambiar 5 veces de oficio, trabajo o profesión. El enfoque será formar ciudadanos del mundo (¿existirán escuelas de idiomas o el dispositivo de que arriba hablamos las hará obsoletas?). Lo que se recomienda es que lo que se enseñe y aprenda esté acorde con el entorno, las necesidades del momento y las futuras. Tendrán ventaja las instituciones que desde su creación hayan evolucionado en sus currículum, pedagogía y didáctica, para ofertar programas llamativos a las nuevas generaciones estudiantiles y formen profesionales totalmente aptos para los cambios que el país y el mundo necesitan. Más que cumplir con el lleno de un requisito lo que se debe buscar no es vivir del oficio sino vivir el oficio, sentirlo, amarlo, trabajar y estudiar con pasión. También es muy importante que ese recurso, ese talento humano, viva de su profesión u oficio de manera más que digna.
 
Bill Gates viene cuestionando que en las entrevistas laborales se le dé tanto peso al título universitario. Gates considera que tienen más valor las Habilidades Blandas. Que el candidato funcione bajo situaciones de estrés, que demuestre resiliencia, que sea ético, competente, solidario, con capacidad de autonomía y autoformación, además de poseer y aplicar el pensamiento crítico a los procesos laborales y de vida. Van a pulular las instituciones y los cursos por Internet, con lo cual la formación y el aprendizaje será a distancia. Se perderá la socialización, pero se hará más asequible la educación. Entonces se requerirán docentes con otras competencias.
 
Como documenta Francisco Mora, doctor en Neurociencias, en su libro Neuroeducación,  algunos indicadores señalan que entre el 60 al 70 por ciento de las profesiones que encontrarán los niños que nacen ahora o en un inmediato futuro serán completamente nuevas o diferentes a las actuales. Tanto así que una de las nuevas profesiones será la de Neuroeducador. Y es que aprender algo nuevo significa, en términos neurobiólogógicos, cambiar el cerebro. De esa misma forma surgen algunas preguntas: “¿Cuánto podemos esperar de un entrenamiento que cambie el cerebro? ¿El entrenamiento conductual selectivo de algunas habilidades cognitivas puede mejorar el rendimiento de los niños en general, independiente de sus capacidades innatas y hacerlos más capaces? ¿Qué ventanas plásticas durante el desarrollo serían las más adecuadas para actuar? ¿Se podrían aplicar estos entrenamientos con métodos capaces para que los cambios del cerebro alcancen más allá de la escuela o para los desafíos que encontrarán cuando adultos en la sociedad? ¿Habría que hacer bilingües o trilingües a todos los niños, desde muy temprano?”
 
Entonces el campus curricular universitario se abre como un abanico de naipes para evitar que no todo sea ciencia pura, sino que las humanidades y las ciencias sociales conformen parte del arsenal que ofertan a estudiantes ávidos de una formación holística donde en un momento dado puedan optar por derivar su aprendizaje hacia un ramillete de opciones maravillosas o hacia un foco específico que satisfaga sus necesidades personales, sin que las posibilidades anteriores impidan aplicarlo a su entorno o aportarlo a la sociedad.

Hoy, octubre de 2019 del siglo XXI, en pleno furor de la era digital, la Universidad se constituye una Torre de Babel en el sentido de que, a pesar de tener un norte fundacional definido, enfrenta múltiples voces, internas y externas, que la cuestionan en relación con su orientación, vocación, rol, desempeño, aplicación, permeación, y aporte. Es ahí donde los docentes debemos intervenir para que las múltiples lenguas no confundan sino que difundan, no destruyan sino que construyan, no dividan sino que reúnan, no controlen sino que liberen, no conserven sino que innoven, no aplaquen sino que creen y no deshumanicen sino que humanicen. Para que en el siglo XXII se enriquezca el triángulo didáctico de Astolfi y la epistemología (conocimiento), el aprendiente (estudiante) y el enseñante (docente) sigan siendo los pilares vitales e interactuantes de la educación.
 
Jairo Hernán Ortega Ortega, MD
NOTA: Agradezco los aportes, para este artículo, del profesor Luis Fernando Bravo León a través de su clase Universitología, en la Especialización de Docencia Universitaria que actualmente curso en la Universidad El Bosque.