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El ataque del señor Estafilococo

Laura Casas Soledad y Kevin Leonardo Acosta Romero

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Había una vez un niño llamado Baltazar al que le encantaba jugar en el parque todo el tiempo. Él era conocido por los otros niños del barrio como el más valiente e intrépido de todos.

Un día, en el jardín infantil, el temerario Baltazar decidió retar a la gravedad lanzándose de un columpio a toda velocidad sin saber que, en el suelo, descansando sobre el filo de una roca, lo esperaba el señor Estafilococo, un diminuto villano al que le encanta comer los tejidos de niños intrépidos como Baltazar. Nuestro aventurero, que nunca se había lastimado en sus hazañas, terminó con un pequeño rasguño en su tobillo izquierdo. Al ver la herida, actuó como si no le doliera y la ocultó debajo de la media para que nadie la viese porque podían pensar que era débil y dejarían de verlo como el niño más valiente de todos. Así que, temeroso de lo que pudieran pensar de él, Baltazar guardó el secreto y no dejó que sus padres ni su hermano vieran su tobillo.
 
A la mañana siguiente, Baltazar les dijo a sus padres que él ya era grande y que podía bañarse solo.  Sin embargo, ellos dijeron “si quieres bañarte solo puedes hacerlo, pero debes dejar que te ayudemos a organizar la ducha”. Baltazar no tuvo alternativa y a pesar de sus esfuerzos sus padres notaron la herida. Cuando le preguntaron al niño lo sucedido, él les contó la verdad sobre su gran hazaña en el columpio.  Después del baño, sus padres se dispusieron a desinfectar la herida, pero Baltazar no quería, ya que su mejor amigo le había contado de lo mucho que arde el alcohol. Entonces, Baltazar hizo la más grande y ruidosa rabieta de todos los tiempos. Sus padres desesperados decidieron no desinfectar la herida y mejor solo taparla con una vendita. Mientras tanto, el señor Estafilococo, que ya había empezado a multiplicarse, se regocijaba de alegría porque al tapar la herida estaban creando el ambiente ideal para acelerar su proceso de crecimiento y expansión, ¡pronto sería invencible!
 
Después de tres días, los padres de Baltazar le quitaron la vendita descubriendo así que el pequeño rasguño se había convertido en una herida roja y fea producto de los estragos del señor Estafilococo. Ante esto, los padres llevaron al niño al hospital donde el médico les dijo que había un ser maligno viviendo en la herida de Baltazar y que debía tomar Super Oxacilina, una mega heroína del grupo de los antibióticos, familiar de la Maxi Meticilina, capaz de vencer a muchas bacterias. Sin embargo, lo que el médico no sabía era que el señor Estafilococo ya se había construido su nuevo hogar en el hueso de Baltazar y no tenía intención alguna de irse.
 
La batalla fue épica, Super Oxacilina combatió con honor venciendo a muchas de las tropas del señor Estafilococo. Sin embargo, eso no fue suficiente y después de algunos días en los que parecía que Super Oxacilina iba a ganar, el señor Estafilococo empezó a multiplicarse rápidamente derrotando a nuestra heroína, quien no tuvo más opción que dejar a Baltazar a merced de un villano que parecía invencible. 
 
Tras quince días, Baltazar sintió un dolor punzante que lo hizo caer y retorcerse de dolor. Sus padres, al verlo, lo llevaron de inmediato al hospital. Allí, el médico realizó unos detallados y dolorosos exámenes que hicieron a Baltazar llorar y desear que le hubieran desinfectado la herida. Al ver los resultados, descubrieron que la bacteria que habitaba el tobillo del aventurero era en realidad el temible Staphylococcus Aureus; también conocido como el señor Estafilococo. El médico le explicó a la familia que la enfermedad que había causado el señor Estafilococo era la osteomielitis aguda, dado que el villano se había instalado en el hueso, pero aún no se había alimentado lo suficiente como para no ser derrotado; pues, a pesar de que  fuera resistente a la Super Oxacilina, a la Maxi Meticilina y a otros heroicos antibióticos similares, aún había poderosísimos superhéroes capaces de vencerlo.  Así mismo, les contó que esta bacteria había entrado al tobillo de Baltazar a través del pequeño rasguño que el niño no había dejado desinfectar por miedo al ardor, que en nada se comparaba con el dolor vivido durante los exámenes.
 
Entonces, para derrotar al invasor, Baltazar tuvo que pasar una semana en el hospital, donde le aplicaron un antibiótico muy poderoso llamado Hiper Mega Vancomicina,  especializada en vencer a invasores resistentes a otros antibióticos.
 
Fue un trabajo fácil para Hiper Mega Vancomicina, pues ella ya tenía experiencia luchando contra villanos testarudos como el señor Estafilococo. El invasor hizo lo que pudo para conservar el hogar que se había construido en el hueso de Baltazar, pero Hiper Mega Vancomicina derrotó con firmeza todos los enemigos sin darle tiempo de reorganizarse y en pocos días el señor Estafilococo tuvo que rendirse ante nuestra poderosa heroína.
 
Al salir del hospital, Baltazar prometió nunca volver a hacer cosas arriesgadas para probar su valor. Ya que ser valiente no es solo ser fuerte, sino también tener la capacidad de pedir ayuda, reconocer cuando algo es demasiado peligroso y asumir las consecuencias.
 
Cuando Baltazar se reencontró con sus amigos en el parque les conto lo que le había pasado. Les explicó la importancia de desinfectar las heridas, ya que a pesar de que pueda arder, si no se hace, el dolor será mucho peor, y les habló de los antibióticos como grandes super héroes que pueden salvar vidas solo cuando son llamados a participar, recetados por un médico.
 
De todos modos, Baltazar continuó siendo un niño alegre y valiente que juega con sus amigos en el parque, pero ahora sabe que cuando se lastima jugando debe contarles inmediatamente a sus padres para actuar antes de que los supervillanos ataquen de nuevo.