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¿Qué debemos saber de los tatuajes?

Valentina Dicker Jiménez

Qué debemos saber de los tatuajes

Los tatuajes han acompañado al hombre a través de la historia, y el mundo actual no es la excepción. Actualmente en Estados Unidos, aproximadamente el 29% de la población tiene al menos un tatuaje, y hasta el 20% tiene dos o más (1).

Aunque en Colombia no hay estadísticas con respecto al tema, no es extraño encontrarse con personas tatuadas en el día a día, si es que no es uno mismo mirándose en el espejo.

Desafortunadamente, la comunidad no suele estar informada sobre los riesgos potenciales de hacerse un tatuaje; de hecho, al pensar en decorar su cuerpo con uno, muchos piensan que por lo único por lo que deben preocuparse es por la habilidad manual del tatuador, quien colocará la tinta, y voilá, a ser feliz (o infeliz) con el resultado. Lo que se desconoce es que bajo la piel, el proceso es mucho más complejo.

Mi invitación el día de hoy no es a que no se tatúen, sino a que se informen, y de esta forma tomen una decisión consciente, sabiendo cuáles son los posibles riesgos de tatuarse.

Lo primero es conocer que los tatuajes se clasifican en temporales y permanentes. Ambos pueden ser considerados inofensivos, sobre todo aquellos que son efímeros, por el falso concepto atribuido de ser “100% naturales”.

El principal componente de los tatuajes temporales es la henna, derivado herbario de la Lawsonia inermis. Cuando esta es realmente pura, tiene una baja tasa de reacciones en la piel.  Sin embargo, el proceso de preparación no permite que sea 100% natural: las hojas secas de la planta se trituran y se convierten en polvo, y ese polvo se mezcla con agua hasta formar una pasta, que por su origen, es verde. Para que se torne negra y tenga mayor duración y fijación, hay que adicionar un componente químico llamado parafenilendiamina (PPD por sus siglas en inglés), cuyas concentraciones oscilan entre el 1 y el 64%, según el proceso de preparación del fabricante. (2).

No obstante, el único químico presente no es la PPD; se han encontrado otras sustancias como níquel, cobalto, mercurio o plomo, todos metales pesados con alto potencial tóxico (2). Para finalizar el proceso, esta mezcla se deja en la piel por varias horas para que el color penetre en el estrato córneo (la capa más superficial de la piel), garantizando que el tatuaje dure de 2 a 6 semanas (3).

Es así como los tatuajes que se hacen de manera inocente, por ejemplo en la playa en temporada de vacaciones, pueden no tener un buen desenlace al estar en contacto con la piel. Estos tatuajes temporales pueden producir reacciones alérgicas de leves a severas, infecciones, inflamación, enrojecimiento de la piel (eritema multiforme) y aumento de la cantidad de pelo en la zona (hipertricosis transitoria), entre otras.

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Tatuaje de Henna en dorso de manos. Tomada de Pinterest.

Ahora, revisemos el proceso de realizar un tatuaje permanente desde el punto de vista médico: después de una rigurosa limpieza y desinfección del área elegida, se hacen pequeños microcanales en la piel por donde penetra la tinta. Esto genera un proceso inflamatorio local (5) con dos posibles desenlaces: que el sistema inmune encapsule la tinta y la mantenga aislada (el mejor panorama), o que se genere una reacción y se presenten las inesperadas complicaciones (6,7). Estas puedes clasificarse en locales y sistémicas. Para comenzar, el primer grupo incluye todo cambio en la piel del tatuaje por reacciones a la tinta misma, por infecciones o inflamación de la piel (5). Vale la pena hablar en detalle de cada una. 

Lo primero: las tintas. La regulación con respecto a su uso no es muy estricta. Sin embargo, asumiendo que el tatuador sea una persona con una intachable ética laboral, y se utilicen tintas de alta calidad, esto no elimina la posibilidad de que haya complicaciones. La principal razón por la que se generan cambios en el tatuaje, es por la exposición a la radiación solar, la cual

induce variaciones químicas en la tinta, llamados fotoproductos. El sistema inmune detecta la tinta como nueva, por las modificaciones que genera la luz solar, aunque el tatuaje lleve años allí (5,8). Las principales complicaciones están descritas en tatuajes que contengan tinta roja (esto incluye mezclas como rosado por ejemplo), pero no significa que no puedan ocurrir en todos los colores (9). 
 

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Proceso posterior a realizar un tatuaje permanente. A. Las partículas de tinta penetran la piel. B. La tinta se distribuye en las diferentes capas de la piel. C. Se genera una capa fibrótica alrededor de las partículas de tinta. Adaptado de: Chee K. Thum (2015). Inflammatory Complications Related to Tattooing: A Histopathological Approach Based on Pattern Analysis. Am J Dermatopathol 37 (1)

as infecciones por su parte pueden ser de todo tipo: por bacterias, virus u hongos, presentándose entre el 1 y el 5% de los tatuajes (5,9). Al tatuar, se generan microheridas en la piel a través de las cuales no solamente entra la tinta, sino existe la posibilidad de que lo hagan también los microorganismos, ya sea durante el procedimiento como tal o mientras esas microheridas cicatrizan. Lo importante está en detectar la infección. Son signos de alarma la presencia de fiebre, o cualquier cambio inesperado en el tatuaje como calor en la zona, enrojecimiento que se extienda más allá de los bordes, salida de pus o mal olor. Sin dudarlo, si alguno de estos signos se presenta, hay que consultar oportunamente al médico para dar un tratamiento adecuado. (9, 10)

En cuanto a las reacciones inflamatorias, el término se refiere a la migración de células del sistema inmune a la zona del tatuaje. Imaginen que se sospecha la entrada de un enemigo (la tinta), y el ejército (las defensas del cuerpo) migra al área en cuestión para ver de qué se trata. Si el ejército considera que no hay motivo para atacar, no habrá ningún cambio en la piel. Si ocurre lo contrario y la tinta pasa a ser considerada un peligro, se libera todo el arsenal para acabar con esta, lo que clínicamente se traduce en modificaciones en la piel tatuada. Son ejemplos de este escenario las reacciones liquenoides, granulomatosas, pseudolinfomatosas, alérgicas, etc (11). Los nombres pueden sonar aterradores (les dejo unos ejemplos en las fotos), pero lo importante es saber que existen y que ante cualquier cambio en el tatuaje, es necesario consultar con un médico especialista para definir el diagnóstico y recibir el tratamiento apropiado (12). 

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FMúltiples cambios en piel posteriores a la realización de un tatuaje. Tomado de: Kluger, N (2017). Cutaneous Complications Related to Tattoos: 31 Cases from Finland. Tattoo and Body Art – Original Paper. 233:100–109

Continuando con las complicaciones sistémicas, resulta difícil comprender cómo un tatuaje que se encuentra localizado en la piel, tiene la posibilidad de generar una reacción generalizada. Si se piensa en el cuerpo humano como un todo, las redes neuroinmunoendocrinas se conectan entre sí, lo que explica cómo el sistema inmunológico puede reaccionar de forma errática y terminar manifestando clínicamente diferentes alteraciones ajenas a la piel donde se realizó el tatuaje (5,15-22).

Hay casos, por ejemplo, donde hay inflamación en los ojos al mismo tiempo que los cambios locales en el tatuaje. Por esta razón, si el tatuaje cambia en su superficie, no está de más estar atento a si ocurren síntomas oculares tales como visión borrosa, dolor ocular, enrojecimiento del ojo, sensación de molestia con la luz, etc. (2).

Otro riesgo sistémico inminente es la posibilidad de adquirir infecciones como VIH y Hepatitis. Aunque es difícil establecer una relación causal directa entre la realización del tatuaje y el contraer la infección, es una realidad que aún existen sitios donde se realizan tatuajes sin el cumplimiento de normas estrictas en el marco de la ética y la responsabilidad. Parece increíble que haya prácticas faltas de higiene como no realizar una adecuada esterilización de los equipos, considerando que hay contacto directo con la sangre de quién se tatúa. Dentro de la formación educativa de los tatuadores, todas estas advertencias son manejadas de manera explícita, pero hay que tener presente que no todo acto se realiza en el marco de la legalidad (13,14). La conclusión es que efectivamente sí hay que detenerse a elegir quién y dónde se realizará el tatuaje. 

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Paciente quien realizó tatuaje en dorso del pie y presenta cambios característicos de vitiligo, secundarios a la inflamación producida por el tatuaje. Tomada de: Serup J (2017) Diagnosis and Therapy of Tattoo Complications. With Atlas of Illustrative Cases. Curr Probl Dermatol. 52; 139–229

Siendo así, realizarse un tatuaje es una decisión totalmente respetable, y personalmente confieso que me encantan: los considero una expresión de arte cargado de significado y valor para quien los porta. Sin embargo, el desconocimiento de sus complicaciones puede impedir la toma de una decisión responsable, por lo que quisiera concluir con unas recomendaciones:

Primero, hay que elegir muy bien al tatuador, investigando su trayectoria y el sitio donde trabaja. No está de más revisar el seguimiento de las normas de regulación de limpieza y desinfección del lugar y de los equipos que se van a utilizar. Pareciera obvio, pero hay que cerciorarse de que las agujas y los reservorios de la tinta no sean reutilizados, así como la tinta no sea reenvasada en su empaque original. Nadie quiere que esta esté contaminada con la sangre de otra persona.

Segundo, como una medida de precaución adicional, se puede consultar con un médico especialista que revise la piel antes del procedimiento y que evalúe que no haya contraindicaciones para realizarlo. Hay enfermedades de la piel como la psoriasis y el vitíligo que pueden empeorar después de realizarse un tatuaje, o algunas enfermedades inmunológicas o condiciones alérgicas que deben tenerse presentes antes de tatuarse. Sin embargo, existe la posibilidad de que en el momento que el médico realice la valoración el paciente esté sano, pero que a largo plazo se genere alguna alteración en la superficie tatuada. 

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Espalda tatuada en paciente con antecedente de múltiples lunares en espalda. El tatuaje impide que puedan ser examinados en detalle, detectando posible malignidad. Tomado de: Parvez, S. (2016). Medical Complications of Tattoos: A Comprehensive Review. Recuperado de Clinic Rev Allerg Immunol

Finalmente, en caso de ya haberse realizado un tatuaje, es importante preguntarse: ¿cómo hay que cuidarlo? Se recomienda mantener la piel hidratada a diario, aplicar protector solar si el tatuaje está en una zona expuesta 

varias veces al día, todos los días (haya o no haya sol), cubrirlo en la playa o piscina, revisarlo periódicamente e incluso tomarse fotos para hacerle seguimiento en el tiempo. Por último, asesorarse de un médico especialista en caso de que el tatuaje presente cualquier cambio.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Broussard & Harton, (2017): Tattoo or taboo? Tattoo stigma and negative attitudes toward tattooed individuals, The Journal of Social Psychology.
  2.  Muñoz D, (2017), Capítulo 21: Los tatuajes temporales de jena negra. Tratado sobre los tatuajes: claves para su eliminación con láser. Ediciones Journal. Primera edición.
  3. Harrison J, (2017). Manuka Honey: A Case Study of Severe Atopic Eczematous Dermatitis Reaction to Henna Tattoo. 2017 International Society of Plastic and Aesthetic Nurses
  4. De Groot, A. C. (2013). Side-effects of henna and semi-permanent “black henna” tattoos: a full review. Contact Dermatitis, 69(1), 1–25.
  5. Parvez, Chang, Selmi, Generali, Huntley, Teuber, Gershwin, (2016). Medical Complications of Tattoos: A Comprehensive Review. Clinic Rev Allerg Immunol.
  6. Kent, K, (2012) Laser Tattoo Removal: A Review. Dermatol Surg ;38:1–13.
  7. Chee K. Thum. (2015) Inflammatory Complications Related to Tattooing: A Histopathological Approach Based on Pattern Analysis. Am J Dermatopathol; 37 (1)
  8. Serup & Hutton (2014). Patch test study of 90 patients with tattoo reactions: Negative outcome of allergy patch test to baseline batteries and culprit inks suggests allergen(s) are generated in the skin through haptenization. Contact Dermatitis, 71, 255–263.
  9. Luger N. (2016) Cutaneous and systemic complications associated with tattooing. Presse Med. 
  10. Conaglen, Laurenson, Sergeant, Thorn, Rayner & Stevenson J (2013) Systematic review of tattoo-associated skin infection with rapidly growing mycobacteria and public health investigation of a cluster in Scotland, Euro Surveill 18:20553. 
  11. Tsang M (2012). A visible response to an invisible tattoo. J Cutan Pathol: 39: 877–880
  12. González-Villanueva & Salvador. (2017) ¿Qué procedimientos diagnósticos deberíamos realizar ante una sospecha de reacción alérgica a un tatuaje? Propuesta basada en nuestra casuística. Actas Dermosifiliogr.
  13. Rosas-Delgadillo, & Cordero-Martínez (2019). Tatuajes: de lo cosmético a lo médico. Dermatol Rev Mex ;63(1):60-67.
  14.  Yohann Courtemanche & Céline Poulin (2017) HIV and hepatitis C virus infections in Quebec’s provincial detention centres