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Ecuador-Portada

Ecuador: de Estado inavisible a país incidente en la región

Por:Inés Elvira Ospina Echandía

Foto:Milagro Castro / Ximena Serrano / 123RF

El vecino país es el ejemplo perfecto de cómo se refundan las naciones y lo que ello implica a nivel interno y externo. Con el análisis de este caso, el profesor Mauricio Jaramillo Jassir, de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos, explica la posibilidad de las transformaciones por la conjugación de diferentes hechos.

Renovar su identidad cada cierto tiempo es algo constante en los países de América Latina. Con ello buscan hacer frente a las debilidades y potenciar las fortalezas. Usualmente sus gobiernos lo hacen no por iniciativa propia, sino por hechos que los obligan a hacer cambios de fondo, transformar instituciones y proponer un nuevo orden político, social, económico y cultural.

La historia lo ha demostrado. Tras movimientos sociales, especialmente de los jóvenes, que surgen por la falta de representación en las políticas, partidos o instituciones del Estado y que demandan cambios no cosméticos sino sustanciales, se dan las transformaciones de identidad, constituyendo una refundación. Así lo explica Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, quien pone como ejemplos la Constitución de 1991 en Colombia, después del movimiento de la Séptima Papeleta, y la de Venezuela en 1999, con la revolución bolivariana.

Jaramillo se dio a la tarea de investigar cómo esas refundaciones inciden en las relaciones exteriores de países periféricos, es decir, de países en vía de desarrollo o tercermundistas. “Podrían definirse como aquellos considerados irrelevantes por su poca influencia histórica y por estar alejados del ‘centro’ que toma las decisiones”, afirma el experto.

Para su ejercicio tomó a Ecuador como estudio de caso, por haber tenido una refundación estatal en ‘corto tiempo’. “El artículo es un abrebocas para que la gente entienda mejor los cambios que ha sufrido Ecuador en términos de su identidad y cómo esto incidió en su política exterior, especialmente en el periodo de Rafael Correa”, argumenta.

La hipótesis que el trabajo Política exterior y estados periféricos. Análisis de la transformación de la identidad del Ecuador expone, es que entre 2008 y 2011 el vecino país transformó su identidad para influir en ciertos temas a nivel regional sin alinearse con otros Estados y reduciendo lo que percibía como vulnerabilidades.

El interés del profesor en el caso de Ecuador surgió en 2011 con su tesis doctoral sobre la relación entre populismo y democracia en el país suramericano. Luego, en 2015, durante su desempeño como Asesor del Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), quiso ahondar en la relación de la transformación interna y la política exterior, teniendo en cuenta el vacío en la documentación del manejo de las relaciones internacionales de países periféricos como Ecuador.

Las actividades desarrolladas en Unasur le permitieron al profesor Jaramillo ser testigo del manejo de las diferentes políticas públicas de los altos funcionarios, no solo en materia de relaciones internacionales de interés nacional y regional, sino también en otras materias, como la económica. Eso le ayudó a entender y analizar situaciones que no habría podido encontrar en documentos.

Además de la información privilegiada que logró por su trabajo, obtuvo otra revisando publicaciones sobre el cubrimiento que hicieron medios de comunicación al tema. “Era importante conocer la visión que se tiene de Ecuador desde los medios en los diferentes países”, explica el investigador. “Por ejemplo, en Colombia hay un antes y un después de marzo de 2008, fecha del bombardeo al campamento de Raúl Reyes. Según la información encontrada, antes de ese día los colombianos percibían a Ecuador como un país subdesarrollado, en el que había incluso vestigios de racismo; pero después de esa fecha la prensa nacional disparó el interés y el análisis sobre lo que pasaba allí. De hecho, desde entonces se sigue siempre de cerca cada elección presidencial”. Para sustentar esto, el investigador realizó una revisión de los titulares en los principales medios de comunicación de los dos países. Entre 2008 y 2011 registró las noticias sobre lo que ocurría en cada territorio en temas de política, orden público y, especialmente, en las declaraciones de los entonces presidentes Álvaro Uribe y Rafael Correa. También revisó la escasa literatura especializada sobre la política exterior de algunos países periféricos de América Latina. Asegura que abunda la información de la política exterior de Colombia, así como de Argentina, Brasil y México, pero de otros países como Uruguay, Paraguay o Ecuador hay muy poco. Este vacío lo convenció aún más de la necesidad de documentar el tema.

Ecuador, un cambio con historia atrás
Jaramillo divide su trabajo en tres partes. En la primera analiza la refundación estatal que vivió Ecuador desde finales de los noventa hasta el periodo presidencial de Rafael Correa, principalmente entre 2008 y 2011. En la segunda trata la manera en la que esta nueva identidad impactó la política exterior y, finalmente, en la tercera esboza algunas ideas sobre cómo puede ser interpretado el cambio de identidad ecuatoriana.

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Las actividades desarrolladas en Unasur le permitieron al hoy profesor rosarista, Mauricio Jaramillo Jassir, ser testigo del manejo de las diferentes políticas públicas de los altos funcionarios.
 

El corto tiempo en el que se gestaron los cambios para esa refundación interna, que tiende a asociarse con el expresidente Rafael Correa, pero que tiene antecedes en décadas atrás, fue un aspecto que interesó al profesor. Su investigación evidenció que el proceso venía gestándose mucho antes, sin poder consolidarse.

El levantamiento indígena de 1990 fue la génesis. “Los 500 años del descubrimiento de América generaron levantamientos indígenas por lo que significa para los ciudadanos ecuatorianos la llegada de la cultura y el régimen hispano. En Ecuador, puntualmente entre 1990 y 1992, el movimiento rechazó el legado hispano. Exigía reconocimiento y tener mayor autonomía para gestionar sus temas”, describe Jaramillo.

A la voz de las comunidades indígenas, continúa el profesor, se sumaron las protestas de sectores sociales e independientes que no se sentían representados por los partidos políticos. La inconformidad culminó en 1997, con la destitución del entonces presidente Abdalá Bucaram y con la creación de la nueva Constitución, cuyos principales cambios fueron el reconocimiento de Ecuador como estado pluricultural, la actualización del sistema de partidos políticos, la separación de poderes y, en general, un texto con mayor sintonía con la democracia de finales de siglo, ya que la Constitución que regía a la nación era del periodo del régimen militar.

Sin embargo, esas transformaciones no se pudieron reflejar. En 1999 el país cayó en la peor crisis económica de su historia, que llevó a la dolarización y la desaparición del sucre. Fue causada por fenómenos internacionales como el estallido de la burbuja inmobiliaria en el sudeste asiático, la caída de los precios del barril del petróleo y los desastres causados por el fenómeno de El Niño a finales de ese año y el volcán Tungurahua.

Jaramillo sostiene que la combinación de los acontecimientos llevó a una “revolución ciudadana”, con la que Ecuador buscó un renacimiento exterior aprovechando los altos niveles de cohesión interna, que para muchos solo se explican por el autoritarismo del gobierno de Rafael Correa. En 2008 se reformó de nuevo la Constitución y Ecuador pasó de ser un estado irrelevante en la zona a un líder que, aunque lejos de volverse suficientemente influyente, ganó visibilidad en determinados temas.

“Con Correa la refundación tomó forma debido a que ese gobierno logró generar un consenso, superar bloqueos internos y dar pasos hacia la recuperación económica. Sin embargo, explica Jaramillo, el cambio no se dio por una decisión emprendida por esa administración, ni por el cambio en el discurso, sino que tuvo que ver con la forma como Ecuador construyó una narrativa y el resto de naciones de la región la asimiló”.

El profesor asegura que uno de los ejemplos evidentes de este cambio en la política exterior se puede ver en la transformación de las relaciones diplomáticas con Colombia. Abanderado con el lema ‘Ecuador ama la vida’, el país vecino demandó a Colombia ante La Haya por la aspersión aérea de glifosato en la frontera y, por primera vez en mucho tiempo, Quito se impuso sobre Bogotá en una conciliación por anticipado en la que la capital colombiana prefirió compensar con 15 millones de dólares a Ecuador, antes que arriesgarse a una condena mayor en dicho tribunal.

Además, en 2008, ambos países rompieron relaciones a raíz del ataque al campamento de Raúl Reyes, segundo comandante de las Farc, en la población ecuatoriana de Santa Rosa de Sucumbíos. El gobierno ecuatoriano decidió en marzo de ese año demandar a Colombia ante la Corte Internacional de Justicia por la muerte de Franklin Aisalla, un civil ecuatoriano que falleció durante el ataque.

El investigador sostiene que estos hechos produjeron un cambio en la percepción de Ecuador en la región, pues pasó de tener una imagen de extrema vulnerabilidad con sus vecinos, marcada por un mal arreglo fronterizo con el Perú con el Acta Presidencial de Brasilia firmada en 1998 y las agresiones constantes de Colombia en el marco de la guerra contra las guerrillas, a obtener una compensación pecuniaria y política.

De esa manera, Ecuador recreó una identidad de actor capaz de combatir las hegemonías regionales usando como herramienta el Derecho. Y más allá de lo jurídico, también se posicionó en otros campos como el del medioambiente. La idea de imponer su imagen como la de un Estado que “amaba la vida” estuvo ligada precisamente a su condición de país amazónico y al haber sufrido los ataques por cuenta de su vecino del norte.

“Lo anterior generó en Colombia una visión muy reduccionista de lo que fue el giro a la izquierda en América Latina. Los colombianos tendimos a ver esta presencia con miedo, con mucha cautela, prevención y hasta de una manera caricaturesca. Eso se extendió incluso al imaginario sobre Ecuador: se le vio como una mala copia de Venezuela”, afirma Jaramillo. Y continúa: “Sin embargo, el tiempo ha mostrado que son casos completamente distintos. Ecuador tuvo éxito en cosas que Venezuela no, empezando por su política exterior y un modelo económico más o menos viable”.

Ecuador recreó una identidad de actor capaz de combatir las hegemonías regionales usando como herramienta el Derecho. Y más allá de los jurídico, también se posicionó en otros campos como el del medioambiente.
 

Muchos cambios en poco tiempo

Al inicio de la investigación, Jaramillo pensaba que había una relación más fuerte entre la política exterior y la refundación interna de los Estados; pero el análisis del caso ecuatoriano le mostró otra realidad: los cambios internos gestados persisten en el tiempo, pero la política exterior no. “Con los resultados pude analizar que la refundación estructural interna en el Ecuador, en mi concepto, fue irreversible, pero los cambios de política exterior de Correa fueron más coyunturales”, añade Jaramillo. Otro de los resultados sorprendentes para el investigador es el corto periodo de tiempo en el que se dio el cambio profundo. Aunque transcurrieron unos diez años, las transformaciones más intensas se dieron en apenas cuatro o cinco años en temas como la doctrina de seguridad y la percepción de los ecuatorianos de vivir en un país visible y con identidad propia. De igual forma, en ese corto tiempo también cambió la mirada de terceros sobre el país, ya que pasó de ser un Estado invisible a uno incidente en la región, con liderazgo en temas como Unasur, por ejemplo. Otra conclusión que destaca el investigador es como los Estados pueden cambiar su política exterior ante asuntos tan sensibles como su agenda de seguridad nacional. El investigador evidenció que hasta 1998 Ecuador tuvo como principal ‘enemigo’ o ‘rival geopolítico’ a Perú, ya que comparten una historia de guerra, enfrentamientos y desacuerdos. No obstante, de manera repentina, el cambio de agenda exterior andina llevó al país a tener otros ‘rivales’. Ese mismo análisis, señala el profesor, podría hacerse a otros países de América Latina, puesto que varios han tenido transformaciones en los últimos cinco años, que les han implicado modificaciones a nivel interno y externo. “Podría tomarse, por ejemplo, la refundación boliviana y la colombiana. Las dos llevaron a un cambio en la política exterior”, concluye.