Skip to main content
Daniel Díaz
Daniel Díaz
Daniel Díaz
Profesor de la Escuela de Ingeniería,
Ciencia y Tecnología

Fondo
Fondo
Me gusta hablar con pasión, que se noté efectivamente que me gusta lo que enseño, que me gusta lo que hago, que no me molesta que me pregunten. 

¿Quién es Daniel Díaz?

Soy Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones de la Universidad del Cauca, luego tuve la fortuna de ganar una beca de la Fundación Carolina del Gobierno Español para hacer un Máster en Nuevas Tecnologías en Informática y más tarde la posibilidad de hacer el Doctorado en Informática en la Universidad de Murcia en España. He estado trabajando en temas de ciberseguridad desde entonces, primero como consultor en varias empresas aquí en Colombia y desde hace seis años como profesor.

En el ámbito personal soy apasionado por aprender, por el conocimiento, me gusta muchísimo estar siempre formándome, particularmente en los temas sobre los que investigo: ciberseguridad, funcionamiento de sistemas y estrategias de ciberdefensa. 

También soy un enamorado de la docencia, me gusta mucho la interacción con los estudiantes, cambié una posición como consultor senior en ciberseguridad para ser docente, porque me gusta mucho el trato con los estudiantes más que la relación quizás un poco más rígida y formal que existe en el mundo de la consultoría.

Podría decir también que alguna vez mi madre me preguntó: “Bueno, y ¿qué es lo que tú haces en la universidad?”, entonces yo le dije: “Madre, imagínese que a usted le paguen por estar en un continuo aprendizaje y luego por contar en forma de historia a sus estudiantes lo que ha aprendido”; es un trabajo genial, yo siempre quise tener una asignación así, en donde no te restringen por aprender y luego por compartir lo aprendido. Entonces, básicamente, eso diría que soy desde el ámbito personal y profesional, y con respecto a lo que hago hoy en día en la Universidad del Rosario.

Soy un enamorado de la docencia, me gusta mucho la interacción con los estudiantes.


Me llegó una convocatoria para ser profesor de MACC, fue una situación muy encantadora porque tan pronto conocí el programa, supe que era un buen sitio para seguir ejerciendo mi labor docente.


Diana Amador

¿Qué significa para usted ser docente en la Universidad del Rosario? 

Es un concepto bastante amplio. Para mí es responder a un nivel de exigencia altísimo porque implica que seas excelente en múltiples roles:  docente, investigador, luego que también tengas una capacidad de interactuar con el sector externo, y por supuesto también excelencia en las labores administrativas. Por ejemplo, en el rol de investigador hace poco publicamos dos artículos de investigación en revistas de alto impacto sobre cómo prevenir ciberdelitos utilizando información de redes sociales y también otro artículo sobre cómo modelar la forma como se propaga el virus informático en redes de computadores para poder tomar acciones preventivas. La investigación en ciberseguridad que realizamos implica estar siempre buscando la forma de generar contribuciones relevantes para construir un ciberespacio más seguro.

Desde el punto de vista docente, al ser profesor rosarista es muy importante que tengas una relación muy buena con los estudiantes y que efectivamente no solo se tenga un conocimiento teórico, sino práctico y que este se sepa transmitir. Por ejemplo, ahí viene el tema de las evaluaciones docentes. En mi caso, estoy muy orgulloso de decir que, en mis últimos cursos, estas han estado por encima de 4.8.

En lo que se refiere a la extensión, implica por supuesto que no seamos solamente académicos, sino que pensemos en la industria, en las necesidades de nuestro país. En este sentido participo de manera regular como coordinador y profesor del diplomado para oficiales de seguridad de la información y también he hecho algunos proyectos de consultoría desde la universidad aplicados a empresas que requieren mecanismos y nuevas formas de asegurar su infraestructura, y ello implica comprender necesidades y proponer soluciones viables para el sector real. 

Finalmente, el aspecto administrativo es un rol de servicio, como dice nuestra decana, es un rol donde ejerces actividades por y para la comunidad, representada principalmente en tus compañeros y tus estudiantes.  Es un rol de servicio y es exigente porque implica no solo pensar en tu investigación o en tu docencia, sino pensar en la forma de contribuir con el sostenimiento y el crecimiento de los programas. Estoy recién nombrado como codirector de la Maestría Business Analytics, tenemos un éxito en matriculas, pero eso también representa una responsabilidad enorme para garantizar que el programa mantenga justamente ese nivel de atracción.

Entonces para concluir la respuesta, ser profesor rosarista implica ser excelente en todos esos ámbitos como investigador, como docente, como consultor, que es como personalmente me relaciono con el sector externo y, por supuesto, también en los encargos administrativos. Es como ser un jugador de futbol que tiene múltiples posiciones y en todas hay que rendir y ser muy bueno.


Nuestros estudiantes tienen un apetito por el conocimiento muy evidente, cuando los invitas a hacer investigación, a hacer proyectos, difícilmente dicen que no, es una vocación innata en ellos por querer sumar, aprender, contribuir.


¿Cómo ha sido su experiencia como profesor en la Universidad del Rosario? 

Yo estaba en la industria, había acabado mi doctorado y estaba trabajando en consultoría para grandes empresas en temas de ciberseguridad, implementando sistemas de gestión de seguridad de la información bajo estándares internacionales, haciendo pruebas de ethical hacking, entre otras actividades asociadas.  Estaba haciendo labores de industria, pero me faltaba poder aplicar mi doctorado, poder investigar, enseñar, entonces me encontré con la oportunidad de ser profesor en la Escuela Colombiana de Ingeniería.

Después de tres años como profesor en la Facultad de Ingeniería de Sistemas en la Escuela Colombiana de Ingeniería, me llegó una convocatoria para ser profesor del programa MACC, el programa de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación, de la Universidad del Rosario, apliqué y fue una situación muy encantadora porque tan pronto conocí el programa, supe que era un buen sitio para poder seguir ejerciendo mi labor como docente. Fue una oportunidad que le agradezco a Dios porque llevo dos años y medio, casi tres, y no me arrepiento del cambio, ha sido muy satisfactorio.
 

¿Cómo ha sido su experiencia dentro del aula? 

Nuestros estudiantes son muy especiales. Son estudiantes que son muy críticos, quizás en un sistema de educación tradicional los estudiantes son muy receptivos, pero no son tan críticos hacia el profesor, en cambio en la Universidad del Rosario, particularmente, en nuestra Escuela de Ingeniería Ciencia y Tecnología nuestros estudiantes se sienten muy confiados en cuestionar, preguntar y eso es muy bueno porque genera un trato muy cercano, respetuoso siempre, pero muy cercano, en el que puedes hablar con ellos de una manera franca. Si tú no sabes algo también puedes decirlo, es una relación donde no hay una autoridad que sepa todo, sino un proceso de orientación a través de un plan de estudios, a través de un conjunto de temas en el que como profesor has tenido la suerte de estudiarlos un poco más, pero sin duda entre el profesor y los estudiantes van construyendo un proceso de aprendizaje.

Hay otro aspecto que me ha llamado mucho la atención y es que nuestros estudiantes tienen un apetito por el conocimiento muy evidente, entonces cuando los invitas a hacer investigación, a hacer proyectos, difícilmente dicen que no, es una vocación innata en ellos por querer sumar, aprender, contribuir. Por ejemplo, he tenido y tengo varios estudiantes de pregrado con quienes escribimos artículos científicos en revistas de alto impacto. 

Otra práctica docente, aparte de las publicaciones científicas, es la orientación a certificaciones de industria. Dentro de mi rol como profesor hice la gestión para construir la academia AWS (Amazon Web Services), EC-Council, Cisco y Fortinet, esas cuatro academias, asociadas a grandes empresas o fabricantes, permiten que nosotros en la universidad podamos dar cursos orientados a certificaciones, eso lo he incorporado dentro de las aulas. 

Por ejemplo, doy un curso de seguridad y desarrollo de software, ese curso lo oriento a la certificación CASE del EC-Council, que es una certificación que forma personas en seguridad en el ciclo de desarrollo de software, o el curso de redes que lo orientamos hacia la certificación networking essential de Cisco, lo cual da una valor agregado porque el estudiante no solamente ve el curso para poder cumplir su plan de estudios de la carrera, sino que también se prepara para obtener una certificación reconocida por la industria; es un valor agregado que ha motivado muchísimo a los estudiantes. Además, el costo del examen de muchas de estas certificaciones son gratuitas o tienen un 50 por ciento de descuento, dado que somos una academia reconocida por el fabricante, entonces es algo muy atractivo para los estudiantes porque hay una doble ganancia; por un lado, apruebas los créditos académicos y, por otro lado, quedas preparado para optar por una certificación reconocida en el mercado que sin duda mejora tus posibilidades de vincularte a una empresa.

 

El tercer aspecto incorporado en mi práctica docente son los semilleros, particularmente el semillero de investigación en ciberseguridad. Desde que llegue a la universidad lo abrí y todos los semestres afortunadamente hemos tenido una muy buena acogida entre los estudiantes y con ellos hemos desarrollado proyectos, hemos podido trabajar sobre ideas que luego se convierten en artículos científicos y en prototipos, entonces ha sido una estrategia muy ganadora porque combina docencia con actividades extras que no tienen calificación, que son voluntarias, pero que sin duda ayudan a crear ese ecosistema que suma a los estudiantes.

Diana Amador

Haber escrito artículos con nuestros estudiantes es un logro gratificante, pero lo que más me da felicidad es que para ellos también pueda significar un cambio en sus vidas.


¿Cuáles son los logros que considera relevantes en su vida académica, en particular en su práctica docente? 

Para mí un logro son los artículos publicados. No te imaginas el esfuerzo que hay detrás de un artículo, es durísimo y es un gran logro. Un artículo fue lo que cambio mi rumbo. Yo publiqué un artículo en mi pregrado que me permitió obtener mi beca de maestría, y luego un artículo de la maestría me permitió obtener beca para el doctorado, por eso los valoro tanto. Haber escrito artículos con nuestros estudiantes es un logro gratificante, pero lo que más me da felicidad es que para ellos también pueda significar un cambio en sus vidas. Yo les digo “ese artículo que acabamos de publicar adiciónelo en su curriculum, utilícelo, imprímalo, regáleselo a la persona que lo entrevista”, que ese artículo sea también un trampolín para una beca, para un nuevo trabajo, eso, sin duda, es uno de los logros personales más grandes porque veo que les puede servir muchísimo a los estudiantes. 

Por otro lado, haber sido nominado al Premio Excelencia en Docencia en la categoría Profesor Innovador también lo considero un premio, es algo que no te  esperas, alguien te nómina y te da la sorpresa, es algo muy gratificante, es algo que te dice que estás haciendo las cosas bien, que obviamente puedes mejorarlas, pero que sin duda la universidad es consciente de ese esfuerzo y sobre todo que tus estudiantes y tus colegas lo valoran, que son quizás los que están viendo más de cerca el día a día de tus actividades. Eso sin duda también es un logro, aparte de los artículos, haber sido nominado al premio y haber sido finalista, son de esas cosas que me hacen muy feliz, que me confirma que no fue un error haberme convertido en profesor, sino que valió la pena. Estoy muy feliz en lo que hago.

Otro logro para mencionar son los proyectos que se hacen con los estudiantes al finalizar cada curso. Cada estudiante, dependiendo del semestre en el que se encuentre, desarrolla proyectos de diferentes alcances, unos más retadores que otros, pero sin duda, es satisfactorio ver que ellos logran terminar sus proyectos con éxito, ver que son proyectos enfocados en una necesidad concreta. Me gusta mucho la investigación aplicada, por ejemplo, trabajamos en temas asociados a protección a infraestructura crítica y protección de sistemas de internet de las cosas; ese tipo de proyectos que suman a la sociedad, que ayudan a que internet sea más seguro para las personas y en los cuales los estudiantes están involucrados, son proyectos que sin duda considero como un logro dentro de mi práctica docente.
 

¿Qué aspectos han marcado su trayectoria como profesor en la UR? 

Yo era muy incrédulo con el tema de los cursos virtuales, decía “es algo difícil”, si a veces a un estudiante le resulta difícil aprender en persona, de manera virtual será un lío. Posteriormente se me pidió crear algunos MOOCS y debo reconocer que no le tenía mucha fe al tema; eso es algo que ha cambiado. Cambie mucho la perspectiva porque el año pasado creamos dos MOOCS; uno de introducción a la ciberseguridad y otro de redes de computadores y fue un gusto hacerlos, fue muy interesante, pero lo más sorprendente es que el curso ha sido un éxito. 

Daniel diaz

Hace unas semanas revisaba las estadísticas y en nueve meses que ya llevamos de lanzamiento de ese MOOC, vamos 4.500 estudiantes inscritos y de esos hay algo muy bueno y es que el 19% son mujeres; son estudiantes que no han tenido que pagar, es un MOOC abierto, público, gratuito, entonces es algo que me hizo cambiar mi percepción de los MOOCS. Ahora pienso que hacer MOOCS es difícil, pero si uno lo hace con la asesoría de las personas que saben al respecto, pueden ser un muy buen instrumento pedagógico y una forma de contribuir a que no solamente personas que puedan pagar una matrícula, como el caso de nuestros estudiantes, puedan acceder al conocimiento, sino también otras personas desde múltiples países, por ejemplo, en el MOOC de introducción a la ciberseguridad tenemos estudiantes de México, Argentina, España, Perú que de otra forma no habrían tenido manera de acceder a este tipo de contenido.

Otro aspecto sobre el cual he cambiado mi opinión ha sido la creación de programas nuevos. Yo vengo de una facultad muy tradicional, de una universidad pública tanto en Colombia como en España y no creía mucho en los programas nuevos, pero la Universidad del Rosario ha hecho unas apuestas enormes por programas muy revolucionarios, comenzando justamente por el programa en el que comencé y del cual me enamoré que fue el de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación. El año pasado salieron otros más también igual de novedosos como el programa de Ingeniería de Sistemas Energéticos, la Maestría en Energías Renovables, la Maestría en Ciudades Inteligentes, la Maestría en Business Analytics que es la que estoy codirigiendo, que son programas que no se ven en otras universidades, son programas muy nuevos, eso genera también un cambio de mentalidad, no necesariamente tienes que estudiar un programa tradicional como Ingeniería de Sistemas, sino que hay programas nuevos que llegan efectivamente a sumar al país, al ecosistema educativo y que son muy valiosos porque son pertinentes para las necesidades.

En MACC no solamente nos interesa la formación como matemáticos, sino saber que el matemático puede hacer algo con ese conocimiento que está adquiriendo. Puede ser matemáticas aplicadas a la protección de sistemas, de software o para la detección de incidentes informáticos, o para predicción de afectaciones de infraestructura crítica. Ese tipo de aspectos sin duda ha marcado mi trayectoria como profesor porque me ha llevado de una perspectiva, quizá conservadora, a una completamente nueva en la que veo que por ahí efectivamente es el camino. Y han sido un éxito, esos programas nuevos han tenido muchísima acogida justamente porque son programas que entienden los nuevos intereses de nuestros estudiantes.
 

¿Cómo logra mantener a los estudiantes motivados? 

Mantener a los estudiantes enamorados de un tema es difícil, ahora imagínate que también puedes tener estudiantes que ven tu materia porque necesitan cursar los créditos, pero no porque realmente les interese. Ambos casos son retadores, en el primero tienes que mantenerlos enganchados y en el segundo tienes que enamorarlos de alguna manera. Por ello me gusta cuando un estudiante me dice “profe, yo vi la materia porque me tocaba, pero me terminó gustando tanto que voy a seguir la línea de ciberseguridad”, eso me da alegría porque es como si hubiera sembrado en el otro la pasión que yo tengo.

Independiente de cuál sea el tipo de estudiante, una estrategia que se puede adoptar a lo largo de las 16 semanas de clase, es justamente ayudarles a entender

lo que el mercado necesita. Si tú les dices: mira, estás estudiando esto, pero eso tiene aplicación en este contexto, hay un Comando, por ejemplo, de las Fuerzas Armadas que lo utiliza para proteger la infraestructura crítica nacional, o eso que estás aprendiendo lo utiliza el Centro de Respuesta a Incidentes para poder detectar cuando hay fraudes o delitos informáticos en internet; entonces se le está dando un sentido práctico. Luego lo que hacemos en los cursos es orientarlos a lo largo de un proyecto para que resuelvan una problemática puntual, ese tipo de necesidades las hemos abordado a través de organizaciones con las cuales tenemos una relación cercana, por ejemplo, la unidad cibernética de la Armada Nacional. Ellos nos ponen retos, retos que vienen justamente del sector real y que se convierten en proyectos de curso y es muy bonito porque los estudiantes no solamente aportan a algo que se necesita, sino que también aportan a su país. 

Adicionalmente, las certificaciones de industria suman muchísimo, los estudiantes que las obtienen tienen un mejor curriculum que los que no la tienen; el salario es más alto.  Todo eso hace parte de las estrategias, los proyectos aplicados, las certificaciones, también cuando los motivas a escribir un artículo, les cuentas tu historia y les dices: usted también lo puede hacer, usted también puede ganarse una beca, porque muchos de nuestros estudiantes están con crédito y no saben si van a poder hacer un posgrado. Yo les digo, si usted quiere estudiar lo único que necesita es saber dónde aplicar, hay muchas becas y no necesita tener un super capital para poder optar por una beca de maestría, eso hace que se motiven también muchísimo a hacer sus proyectos bien y a escribir artículos científicos.


Como líder de la línea de ciberseguridad para el pregrado y la maestría, creo que también he hecho aportes para mantener y fortalecer la línea, que ha sido realmente mi rol desde que comencé a trabajar en la Universidad del Rosario.


¿Cómo abordo el reto de la enseñanza en acceso remoto? 

Quizá exagero, pero de los mejores regalos que me han podido dar es la tableta que nos dió la universidad en diciembre del 2020. Esta tableta ha sido increíble, yo le he sacado muchísimo provecho, es de las cosas que más uso. Durante la pandemia me sirvió muchísimo porque me permitió combinar colores, grosores, formas en la pantalla y mantener atentos a los estudiantes. Entonces fue duro sobre todo porque los estudiantes en la gran mayoría de las veces no prendían sus cámaras y eso hace que uno se sienta como en un monólogo, como si estuviese hablando hacia el vacío, pero buscar formas de mantenerlos cautivos, de saber que están ahí, que te hagan preguntas, a pesar de que no los ves, es muy bueno y gratificante. Finalmente, la deserción de mis cursos fue mínima, a pesar de que era virtual los estudiantes obtuvieron notas muy altas, además interactuaban durante toda la clase. La evaluación docente también fue altísima, entonces creo que fue una labor difícil de adaptación tanto para los estudiantes como para el profesor, pero afortunadamente gracias a estas herramientas y también a la disposición de ambos interesados, tanto estudiantes como profesor, se pudo sacar adelante.
 

¿Cuál es su aporte a la universidad y a los estudiantes? 

Intento mantener ese ideal de ser excelente en los cuatro ámbitos que mencionaba antes. Mi aporte principalmente es ser un profesor que investiga, que enseña, que interactúa con el entorno, que también hace sus labores administrativas. Siento que haber logrado que no haya deserción en la mayoría de los cursos que he dado es un aporte, haber logrado una investigación de alta calidad con pares externos y también con mis estudiantes, eso también es un aporte importante. Haber logrado sacar adelante proyectos de consultoría retadores en medio de clases y todo lo que implica estar en la universidad, eso es un aporte enorme. Como líder de la línea de ciberseguridad para el pregrado y la maestría, creo que también he hecho aportes para mantener y fortalecer la línea, que ha sido realmente mi rol desde que comencé a trabajar en la Universidad del Rosario. En lugar de decrecer, al contrario, más personas quieren estudiar las materias de la línea de ciberseguridad, eso ha sido muy enriquecedor. 

Siendo un poco más románticos, lo que más aporto, quizás, es que enseño con pasión. Me gusta hablar con pasión, que se noté efectivamente que me gusta lo que enseño, que me gusta lo que hago, que no me molesta que me pregunten. 
 

Daniel diaz
Daniel diaz

¿Qué le inspira a enseñar? 

Imagínate que sabes algo y estás enamorado de ese tema, ves lo bonito que es, ves todo lo que se puede hacer con él y los demás aún no, entonces a mí me inspira lograr que mis estudiantes también vean la ciberseguridad con los mismos ojos con los que yo la veo. Lograr que ellos la entiendan, por un lado, y que, por otro lado, vean que tiene una gran aplicación, es algo fundamental para mí. A parte de la nota y de todo el esquema curricular que tenemos, lograr que los estudiantes se enamoren de la misma manera en la que yo estoy enamorado eso es quizás lo que más me inspira. Adicionalmente, también me inspira que los estudiantes puedan realizar aportes; siempre hablo de contribuciones científicas, porque a veces pensamos que tienen que ser muy grandes, pero realmente no, cada uno puede contribuir en la medida de sus conocimientos, de su tiempo. 

Puedo tener estudiantes que después de enamorarse de la ciberseguridad contribuyen haciendo una modificación a un software existente y mejorándolo, pero también tengo estudiantes que contribuyen escribiendo un artículo científico para una revista y proponiendo una nueva forma de hacer las cosas, más eficiente, con mayor accuracy, con mayor detectabilidad, por otro lado puedo tener estudiantes para quienes  su forma de contribuir  es llegando a sus casas y hablándole a sus papás y hermanos acerca de cómo navegar de forma segura en internet o evitar ser víctimas de fraude. Todo eso hace que no solamente impactes a un estudiante, sino que impactes a muchas más personas, a sus familias, a los sitios donde trabajan, que puedas lograr un alcance mucho más grande porque es como una semilla que siembras y ellos se quedan enamorados del tema, lo van a transmitir y van a buscar la forma de contribuir en diferentes escenarios.