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¿Fue el proteccionismo tan malo? La industria y la riqueza de las naciones: entrevista Con Erik Reinert

Tomás F. Molina (Ph.D.)

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Erik Reinert es un economista noruego, ganador del premio Gunnar Myrdal. Ha publicado libros importantes como Cómo los países ricos se hicieron ricos y por qué los países pobres siguen siendo pobres, convertidos a más de 25 idiomas. Cuestiona duramente las políticas neoclásicas cuando se trata del desarrollo de los países. En esta entrevista nos cuenta su tesis principal: que los países que exportan bienes con retornos crecientes (manufacturas altamente tecnológicas) tienen una ventaja enorme sobre aquellos que se concentran en bienes con retornos decrecientes (materias primas, bienes con poco valor agregado). Basándose en Friedrich List, argumenta que el proteccionismo es una etapa necesaria para que las naciones puedan desarrollar sectores con retornos crecientes.
 
Erik, ¿cómo llegaste a pensar en la cuestión del desarrollo de los países?
 
Yo he pasado mucho tiempo en América Latina, algunas veces en Colombia, pero sobre todo en Perú. Mi interés en el desarrollo económico comenzó justamente allí. A los dieciocho años me encontré en un proyecto con académicos escandinavos en ese país y me preguntó lo siguiente: por qué si la gente que vi trabajando tenía la misma eficiencia que las personas que hacían los mismos oficios en Noruega (los empleados del aeropuerto, los taxistas, los peluqueros), los noruegos ganaban quince veces más que los peruanos. Me dije a mí mismo: cuando regrese a mi país, voy a ir a buscar la respuesta en una enciclopedia. No la encontre. Cuarenta años después, escribí un libro que ha sido convertido a más o menos veinticinco idiomas en el que responde a esa cuestión.
 
¿Cómo la responde?
 
Antes de hacer mi Phd en economía, hice un MBA en Harvard. Y allí entendí por qué Bill Gates ganó más que un lustrador de zapatos: hay una diferencia fundamental entre las actividades económicas. Eso sirve para explicar las diferencias entre los países y por qué unos se especializan en ser pobres y otros en ser ricos. Sin embargo, la teoría del comercio internacional neoclásica comienza con un hombre sin ninguna cualificación y sin capital. Hay modelos que suponen desde el comienzo que todo es igual. Entonces no hay diferencias entre las actividades económicas. Y claramente si todos los insumos son iguales al final también el resultado va a ser igual. Pero eso no es así en la realidad. Las actividades económicas no son iguales. Eso lo descubrí además leyendo los teóricos más antiguos.
 
¿Y cómo fue eso?
 
Cuando yo iba a escribir mi tesis, me dije: “voy a ir a la biblioteca y leeré el libro más viejo que haya de teoría económica”. Encontré este libro de 1713, de un señor llamado Antonio Serra. La pregunta que respondía era por qué en América Latina (como en México, Perú y Bolivia) los españoles sacaron un montón de plata y oro, pero toda esa riqueza terminó en lugares como Venecia y Ámsterdam. De hecho, España incluso se desindustrializó. Serra pudo entender esto porque se basó en algo que se ha perdido en la economía neoclásica. Se trata de los retornos crecientes y los retornos decrecientes. Con los primeros, tus costos bajan entre más produce. Los retornos decrecientes son el opuesto: entre más produce menos eficiente eres. En una fábrica de automóviles, el costo por unidad baja mucho con el aumento de la producción.
 

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How Rich Countries Got Rich and Why Poor Countries Stay Poor

Entonces tenemos actividades económicas preferibles a otras.
 
Sí, por ejemplo, la OCDE hizo un estudio como hace tres años. Resulta que la producción de cada tonelada adicional de cobre que Chile exportó costó más que la anterior. Esos son retornos decrecientes: entre más produce menos eficiente eres. En Ecuador ves que el área cultivada de banano casi se dobla en unos años, pero la productividad por hectárea disminuye. Krugman reinventó esto en los ochenta, pero luego lo olvidó. Los retornos crecientes son un argumento más a favor del comercio libre. Entre más vendas (y más grande sea tu mercado) menos gastas. Pero hay que introducir al mismo tiempo los retornos decrecientes para entender bien el problema. Esto lo hizo el fundador de la economía neoclásica, Alfred Marshall, en la primera edición de su libro fundacional. Decía que un país debería subvencionar las actividades con retornos crecientes.
 
¿En América Latina no intentamos hacer algo así durante la época proteccionista?
 
 Hubo un proteccionismo no siempre muy inteligente. Venezuela es un buen caso. Los venezolanos compraron mostaza en EEUU, luego compraron vasos allá también, llevaron todo a su país y lo ensamblaron para al final poner una etiqueta que decía “hecho en Venezuela”. Allá protegieron industrias no muy ampliadas para un pequeño mercado interno. América Latina no debería haber abierto al mundo tan rápido. Primero debería haber creado una asociación latinoamericana de libre comercio, pues eso ampliaba su mercado. En Corea, en cambio, bajo una protección muy fuerte, intentaron producir mercancías fuertes para un mercado mundial. Cuando yo iba a la escuela en Noruega, Somalia era más rica que Corea. ¿Cómo se volvió Rica Corea? No producir arroz más eficientemente (no le apostó a los retornos decrecientes) sino dedicándose a productos altamente tecnológicos (con retornos crecientes). Hoy tenemos un mundo en el que los países ricos se dedican cada vez más a actividades de retornos crecientes, mientras que los pobres se dedican a actividades con retornos decrecientes.
 
¿Fue tan malo el proteccionismo en América Latina, en todo caso?
 
 Yo creo que es mejor tener una industria ineficiente que ninguna industria. El ejemplo de la mostaza en Venezuela es exagerado, pero había mucho crecimiento económico en América Latina a pesar de la ineficiencia de su proteccionismo. Mira lo que pasó en Lima entre 1984 y 1993: con la desindustrialización todos los salarios bajaron. Sabemos que es mejor ser un abogado mediocre en Bogotá que ser el más eficiente lavador de platos en la misma ciudad. El primero hará más dinero. Lo mismo sucede con la industria que aprovecha los retornos crecientes y las actividades con retornos decrecientes. 
 
El proteccionismo, sin embargo, era tolerado en el ambiente internacional de los años 60. Hoy aplicarlo sería mucho más difícil, ¿no lo cree?
 
El neoliberalismo está muriendo, no hay que creer que es tan potente como parecía hasta hace unos pocos años. Es verdad que no se puede actuar como si estuviésemos en los 60, pero hay países como Uzbekistán que están logrando desarrollar su industria. Tienen trenes de alta velocidad, están haciendo autobuses, etc. Ellos lo pueden hacer mediante una fuerte política industrial. Pronto saldrá un libro que escribí junto a otros colegas en los que explicamos esos y otros casos de industrialización reciente.
 
Erik, ha sido un placer hablar contigo. Te agradezco mucho por tu tiempo.
 
El placer ha sido mio.