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El desmoronamiento de las cosas

Manuel Guzmán Hennessey

El desmoronamiento de las cosas

En estos días en que se juntan todas las crisis, y en que se superponen unas a otras sin que hayamos podido discernir bien sus urgencias, yo he pensado en un verso de William Yeats que me decía mi abuelo que era irlandés y por lo tanto, testarudo y escéptico; le gustaba espolear mi prepotencia juvenil con el verso “Things fall apart; the centre cannot hold” (las cosas se desmoronan, el centro no puede resistir). Yeats escribió este verso en su poema “El segundo advenimiento” a principios del siglo xx. En 1977 Theodore Roszak, un ecologista preocupado por la reflexión filosófica sobre el por qué de las cosas, lo retomó e hizo, tal vez, una reinterpretación optimista de aquel mensaje de Yeats en su libro Persona/planeta. Lo que había escrito Yeats podría tener una traducción más o menos así:

La anarquía se abate sobre el mundo, se suelta la marea de la sangre, y por doquier se anega el ritual de la inocencia; los mejores no tienen convicción, y los peores rebosan de febril intensidad. Se aproxima el segundo advenimiento[i].

¿A qué se refería Yeats con ‘el segundo advenimiento? ¿A la construcción de una nueva sociedad? ¿A la reestructuración esencial de las estructuras mentales de un mundo a punto de desmoronarse? Probablemente.

Roszak era norteamericano y, por lo tanto, más optimista que W. Yeats; matizó las dos posiciones mediante un pensamiento intermedio. Argumentó que si bien algunas veces las sociedades se desmoronan, también liberaban energías afirmadoras de vida; de manera que aquello que podía haber parecido anarquía fatal o ‘desmoronamiento absoluto’ desde el punto de vista del centro cultural establecido, podía ser, en realidad, el conflictivo o caótico nacimiento de un nuevo y apropiado orden más humanamente social[ii]. En los días que vivimos se ha vuelto a hablar de la teoría del caos, y muchos se han preguntado con razón si la insistencia en el pensamiento simple es una de las causas de la crisis.

Creo que lo ocurrido durante los últimos cincuenta años confirma la sentencia de otro pensador que se adelantó a su tiempo, Rabindranath Tagore, educador indio del siglo xix, que vio venir al monstruo (en los albores del siglo xx) y lo anunció:

[-CITA-] La historia ha llegado a un punto en el que el hombre moral, el hombre íntegro, está cediendo cada vez más espacio, casi sin saberlo, al hombre comercial, al hombre limitado a un solo fin, y este proceso, asistido por las maravillas del avance científico, está alcanzando proporciones gigantescas que causan el desequilibrio moral del hombre y oscurecen su costado más humano, bajo la sombra de una organización sin alma[iii]. [-CITA-]

Tagore no alcanzó a comprobar hasta dónde el oscurecimiento de nuestro costado más humano nos llevaría como especie, como civilización y como cultura, hasta la amenaza de nuestra propia supervivencia colectiva. Hans Joachim Schellnhuber, reciente director Emérito del Instituto Potsdam, uno de los centros de investigación científica sobre el cambio climático más reconocidos, nos completó la plana en 2019:

[-CITA-] El cambio climático está ahora alcanzando el desenlace en el que, muy pronto, la humanidad deberá elegir entre tomar acciones sin precedentes, o aceptar que todo se ha dejado para muy tarde y sufrir las consecuencias […] si seguimos por el camino que llevamos ahora hay un gran riesgo de que acabemos con nuestra civilización. La especie humana sobrevivirá de alguna manera, pero destruiremos casi todo lo que hemos construido en los últimos dos mil años[iv]. [-CITA-]

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Los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (ipcc) habían alertado a la humanidad, en el año 2018, sobre una acción urgente que debían emprender las sociedades: implementar, antes de 2030, “cambios de gran alcance y sin precedentes” para abandonar la economía intensiva del carbono y aspirar a un salvamento integral de la vida. Pero diez años parecían un periodo demasiado corto para realizar los grandes cambios. Este inusitado “laboratorio de sociedad baja en carbono” al que nos obligó la pandemia puede ayudarnos a acelerar los procesos de cambio estructural. Pero también puede empujarnos hacia un abismo inédito, si no aprendemos las lecciones de la crisis y preferimos la inercia de la inacción.

Creo que una cruzada educativa global pensada no para los próximos diez años, sino para un periodo mucho más largo, puede garantizar el tránsito hacia una nueva sociedad, y con ello detener la doble amenaza que hoy nos arrincona. La amenaza del Antropoceno y la amenaza de la gobernanza global. Dos procesos en trance de desmoronamiento valórico. La amenaza del Antropoceno se manifiesta mediante la emergencia ambiental y climática global; y la amenaza de la gobernanza global puede comprobarse en el crecimiento de las desigualdades, el aumento de la pobreza, los estados fallidos, las precarias democracias y la amenaza nuclear.

El tránsito hacia una nueva sociedad debe empezar durante la pandemia (periodo incierto), cabalgando entre sus miedos e incertidumbres, desafiando la cotidiana muerte de miles de seres humanos y afirmando, por encima de todo, la vida. Durante el tiempo de los más fabulosos avances tecnológicos alcanzados por la más alta ciencia que hemos labrado a través de siglos de cultura y civilización humanas, podemos constatar que la doble amenaza que nos acecha —la crisis climática y el debilitamiento de las democracias— son producto del pensamiento del Hombre. Noam Chomsky les ha llamado “las amenazas gemelas” (Cooperación o extinción, Penguin Random House, 2020), pero el cambio global y las armas nucleares de destrucción masiva son quizá las más complejas elaboraciones de un pensamiento humano que ha venido refinándose desde cuando Nicolás Copérnico, Galileo, Kepler, Descartes y Newton dieron forma a una ciencia prometeica que, sin embargo, hemos usado como armas de doble filo. Estas dos amenazas son bélicas. El carácter guerrero del armamentismo nuclear es evidente, el otro es menos conocido. Andrew Harper, asesor especial sobre Acción Climática de la Agencia de la onu para los Refugiados (Acnur), se ha encargado, recientemente, de recordarlo: “Es una guerra contra la naturaleza. Nosotros la hemos desencadenado y estamos pagando las consecuencias. La gente está huyendo para poner a salvo su vida”[v].

 

[i] Poema “El segundo advenimiento”. En William Butler Yeats, Poesía reunida (traducción de Antonio Rivero Taravillo). Valencia, España: Pre-Textos, 2010. Dando vueltas y vueltas en la espiral creciente no puede ya el halcón oír al Halconero; todo se desmorona. El centro cede, la anarquía se abate sobre el mundo, se suelta la marea de la sangre, y por doquier se anega el ritual de la inocencia; los mejores no tienen convicción y los peores rebosan de febril intensidad. Una revelación se aproxima; se aproxima el Segundo Advenimiento. ¡El Segundo Advenimiento! Lo digo, y ya una vasta imagen del Spiritus Mundi turba mi vista. Allá en las arenas del desierto una figura con cuerpo de león y cabeza de hombre, una mirada en blanco y despiadada como el sol, mueve sus lentos muslos, y en rededor planean sombras de airadas aves del desierto. Cae la oscuridad de nuevo, mas ahora sé que a veinte siglos de obstinado sueño los meció una pesadilla en su cuna, ¿y qué escabrosa bestia, llegada al fin su hora, se arrastra hasta Belén para nacer?

[ii] Theodore Roszak, Persona/planeta. Barcelona, España: Kairós, 1977, p. 11.

[iii] Rabindranath Tagore. Nacionalismo. Bogotá, Colombia: Taurus, (2012) [c. 1920]. Traducción de Federico Corriente Basús y Sandra Chaparro Martínez, de la edición original en hindi, año más probable: 1920.

[iv] Hans Joachim Schellnhuber, “Foreword”, en David Spratt e Ian Dunlop, What Lies Beneath, The understatement of existential climate risk (pp. 2-3). Melbourne, Australia: Breakthrough, National Centre for Climate Restoration, 2018. Disponible en: https://cutt.ly/WrAz8J9.

[v] Tomado de Informe de acnur en el suplemento “Vidas nuevas” del diario El País, “Desplazados climáticos: pobres, cuantiosos e invisibles”. Recuperado el 22 de julio de 2020, de https://elpais.com/publi-especial/vidas-nuevas/desplazados-por-el-cambio-climatico/?fbclid=IwAR0pV_0da9l-xD3uxuLwSAFVWuOJlFYaepXekKTASmz9h5bd4PGd6vk1l1M