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Citolegia, método de lectura rápida

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No se quedó en Marseillan, sino que pasó a Montpellier, Nancy y paró en París, donde su plantel ganó pronta fama. Corona de sus esfuerzos fue la condecoración que el propio rey le impuso en 1841. La Citolegia dupontina alcanzó varias ediciones, desde 1830.

Citolegia americana.


Página de La citolegia, nuevo método de lectura práctica sin deletrear etc., en: http://ow.ly/WaXD30doRWa

La fama del método llegó hasta nosotros, como lo prueban las varias citolegias que se publicaron desde la primera mitad del siglo diecinueve**: José Rafael Mosquera, Citolegia (década de 1830); La citolegia: nuevo método de lectura práctica sin deletrear (1887); Temístocles Avella, Citolegia reformada (1889); Lorenzo Lleras y Manuel Antonio Rueda, Citolegia científica (1899); Martín Restrepo Mejía, Citolegia citográfica. Por la cual se enseña a a leer y a escribir (1917).

Como se ve, el sistema estuvo vigente hasta entrado el siglo veinte. Tomás Carrasquilla*** lo recuerda así: "Entre pizarra y catón, entre papel y citolegia se fueron endilgando aquellos cursos, y hoy deletreo, mañana junto sílabas; ora palotes, ya signos, día llegó en que Dimas era hombre de escribir".

En el Archivo.

No tenemos citolegias ni europeas ni americanas. El lector ecuatoriano utiliza un método similar, cuando afirman los autores que "el niño leerá frases desde el primer día en que vaya a la escuela" (E37N159 V. 1, p. VII). Esta y otras obras fueron materia de un especial sobre Libros de lectura.


"Citolegia" es neologismo didáctico, como se explica en la Advertencia preliminar de la obra ya citada.

* Los datos son de Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana. Barcelona: Hijos de Espasa, editores, 1915.
**Según el estudio de Jorge Orlando Melo, El texto en la escuela colombiana: unas notas breves y una modesta propuesta.
***Dimitas Arias, citado por Gloria Elena Herrera.