Skip to main content

El Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, más allá de la memoria institucional

 más allá de la memoria institucional
El Archivo Histórico de la Universidad del Rosario conserva la documentación de una institución educativa de 365 años. Se conserva allí una variedad de tipologías documentales que muestran la evolución del Colegio Mayor desde sus orígenes, su funcionamiento, sus formas de impartir conocimientos, las distintas materias enseñadas y la vida cotidiana de la comunidad rosarista. Un equipo de trabajo multidisciplinar trabaja en el Archivo para facilitar el acceso de usuarios con distintos interrogantes a las colecciones, promoviendo así una diversidad de visiones sobre el pasado no solo de la institución, sino de la ciudad y del país.

Hacer memoria en un archivo


La sala de consulta del Archivo Histórico UR.

Los archivos y la memoria están íntimamente relacionados por diversas razones que han sido utilizadas y estudiadas de distintas maneras en diferentes épocas. Tradicionalmente, se ha considerado a los archivos una puerta directa a la memoria de una institución, de una ciudad o de un país. Idea que se relaciona con la noción de los archivos como contenedores de verdades incuestionables: como si el archivo organizado y dispuesto a los usuarios fuera una vía directa y carente de problemas para conocer el pasado de las instituciones a las que pertenecen. Ya desde la segunda mitad del siglo XX, se ha comenzado a repensar el rol del archivo en la construcción de la memoria o las memorias, así como de las posibilidades que brinda para construir las miradas desde la Historia como disciplina. ¿Y cuál es el rol del archivo y, por ende, el rol de quienes trabajan en él? Desde la Antigüedad y hasta bien entrado el siglo XX, el archivista era un guardián de la documentación, un custodio fiel de los documentos, depositario a su vez de información oficial de las instituciones, de las “verdades” históricas y de relatos oficiales de la memoria. Citando un manual titulado “The good Archivist” (1947) D. Lowenthal expone la visión simplista que se tenía del trabajo del archivista: “es tal vez el más desinteresado devoto de la verdad que el mundo moderno produce” (Archives, Heritage and History, 2007, pág. 193). Posteriormente, esta concepción comenzó a ser discutida desde dentro y fuera del archivo; se empezó a debatir sobre el concepto y la complejidad de la memoria, sobre las condiciones y las acciones ejecutadas para gestionar la información, para organizar la documentación y sobre su acceso. El archivo se consideró un lugar de enfrentamiento, de duda y discordia. Características que lo hacen más interesante y productivo, a mí parecer, porque hacen más rica su investigación y facilitan formas de aproximación menos inocentes y delimitadas. Se ha dicho que la memoria es una categoría compleja y que ello, en parte, llevó a pensar el papel que juega el archivo, no solo como puerta de acceso a ella, sino como forjador de la memoria; por lo que es necesario aproximarse a su concepto. Conceptualmente, la memoria puede entenderse desde muy distintos aspectos, como lo expone Joan van Albada. Trayendo los conceptos del diccionario Wagnalls Standard, presenta varias acepciones: 1. El proceso mental o la facultad de representar conscientemente un acto, experiencia o impresión, reconociendo que estos pertenecen al tiempo pasado. 2. Las experiencias de la mente como un todo que se considera influyente en conductas presentes y futuras. 3. La exactitud y facilidad con la que una persona retiene y recuerda experiencias pasadas. 4. Aquello que es recordado como un acto, un evento, una persona o una cosa. 5. El tiempo cubierto por la capacidad de recordación: más allá de la memoria de la humanidad. 6. El estado de ser recordado, reputación póstuma: La memoria de Washington durará. 7. Aquello que recuerda algo; un memorial, un recuerdo (memento) . (Albada, 2007, pág. 216). Teniendo en cuenta estos conceptos, otros sinónimos de memoria podrían ser recuerdo, remembranza, reminiscencia, retrospección (Albada, 2007, pág. 216). Como ya se ha dicho, la relación más común y tradicional sobre el archivo y la memoria tiene que ver con el concepto número 7: el archivo como depósito de objetos que recuerdan el pasado, una impresión sin duda muy limitada. Albada, refiriéndose a esa limitación, aporta una visión de archivo más dinámica y que contempla el rol de las personas que trabajan allí, quienes contribuyen a la memoria como construcción, concepto que agruparía todas las siete nociones de la lista: Sin embargo de acuerdo con mi forma de pensar, los archivos no son tan estáticos. Los archivos representan, para mí, un tipo de organismo vivo, creciente, que respira, sufre y disfruta, un organismo que tiene la capacidad de comunicar, que puede ser degradado, quemado, falsificado, alimentado, explotado, usado y abusado. Sin embargo, este no es un organismo por sí mismo, el organismo es reflejo nuestro: del archivista, del administrador, de quien administra los registros, la familia, el político, el dueño y el ladrón, los corruptos y de quienes lo van a ser en el futuro (Albada, 2007, pág. 217).
Una primera idea para destacar: partiendo de la consideración de la complejidad de la memoria y enfocándome en ella como construcción posible, es mi interés indagar sobre los procesos de la configuración de la memoria desde el archivo, particularmente desde un archivo histórico y aún más desde un archivo histórico universitario. ¿Cómo las decisiones y actividades para gestionar el archivo configuran la memoria? ¿Cómo se ha dado esta construcción o disposición de la memoria desde el Archivo Histórico de la Universidad del Rosario? Una segunda idea, que surge al indagar sobre la memoria como construcción, es que, además de conformarse por todas las nociones mencionadas, la memoria posee otro matiz que la hace más problemática: no solo está conformada por aquello que se recuerda, sino también lo que se olvida. En el estudio de Eduardo Murguía en el que acude a la literatura para entender la memoria y sus relaciones con la historia y el archivo, se citan dos cuentos de Jorge Luis Borges, en los que se exponen características de la memoria como acto de recordar y como construcción de lo que se recuerda. En referencia a la preocupación y capacidad de recordar todo (de Funes el memorioso, protagonista de uno de los cuentos), acción que trae como consecuencia una pérdida de la consciencia del avance en el tiempo, del pasado y del futuro: “Borges reflexiona sobre esta memoria infinita para concluir que en la abstracción que implica el olvido se encuentra el pensamiento” (Murguía, 2011, pág. 19 ). Es decir que la exclusión, clasificación o elección como ejercicios del acto de olvidar, son acciones necesarias que hacen de los humanos seres pensantes. Borges muestra la memoria no solo como esa construcción de lo que se recuerda, sino como una unidad dual conformada por el recuerdo y el olvido. Y es en esa dinámica que se debe entender la memoria, en una relación paradójica, contradictoria y tensa: olvidamos unas cosas para recordar otras, recordamos unas para olvidar otras (Murguía, 2011, pág. 19). A continuación se presentará al Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, los relatos de su memoria institucional y sus formas de configurarse.

La memoria institucional de la Universidad del Rosario
El Archivo Histórico de la Universidad del Rosario (AHUR) conserva diversos elementos para la memoria de una de las instituciones educativas más antiguas de Colombia y Latinoamérica. La Universidad fue fundada en 1653 por fray Cristóbal de Torres y Motones, fraile dominico y arzobispo de Santafé, capital del Nuevo Reino de Granada. Siendo una institución que ha permanecido vigente por más de tres siglos, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (su nombre fundacional) ha sido testigo y partícipe de numerosos eventos a los largo de la historia de la ciudad y del país. Por lo tanto, su Archivo Histórico, como destino de la preservación total de documentos que poseen valores para la historia institucional, así como también valores científicos, técnicos y culturales, entre otros muchos, es el lugar que reúne muchos de los registros que se han producido y seleccionado a lo largo del tiempo por las distintas dependencias y funcionarios que han hecho parte de la Universidad, durante 365 años. Primera idea: llegar a consolidar un “Archivo Histórico” según la normatividad archivística vigente implica el ejercicio de elección y supresión de elementos por grupos de personas con distintos criterios, en distintas etapas desde que los documentos son creados, pasando filtros en archivos de gestión y archivos centrales. Se puede ver, desde ya, que la memoria institucional se va forjando desde cada unidad de las secciones que la conforman. Incluso en el archivo histórico como destino final, la memoria no es un elemento sólido y congelado en un depósito seguro. En el siglo XVII, el Colegio Mayor hizo parte del crecimiento de la ciudad en la etapa de conformación de las instituciones políticas y educativas coloniales. En el siglo XVIII, fue un eje de promoción del estudio de nuevos conocimientos asociados a las ciencias naturales, una verdadera novedad en la Nueva Granada. En el siglo XIX, fue un eje central de los eventos políticos de la naciente República colombiana, siendo la escuela de varios líderes de la Independencia así como lugar de prisión de muchos de ellos durante los hechos de la Reconquista española de 1816. En el siglo XX, fue un ejemplo de las transformaciones de la universidad moderna en Colombia; y en el actual siglo se perfila como una institución líder en investigación, siendo calificadas varias de sus carreras como de gran calidad a nivel mundial . Sobre estos hitos de la historia institucional, el AHUR conserva registros que lo han mantenido vigente en la memoria de la comunidad educativa y de gran parte de la sociedad colombiana.
Es necesario señalar que la construcción del archivo y, en consecuencia, de los relatos de la memoria de una institución que parten del archivo, están conformados por hechos conscientes de personas que participan e intervienen directamente en las instituciones, como se dijo anteriormente, pero también de factores externos, de hechos que no se pueden controlar. Por ejemplo, el Claustro del Colegio Mayor fue tomado por los ejércitos españoles, durante el intento por recuperar a la Nueva Granada como dominio de la Corona, convirtiendo el edificio en una prisión para retener a quienes habían participado en los eventos políticos que desencadenaron la creación de juntas independientes de gobierno. Más tarde, en 1861 el Claustro fue tomado, antes de una guerra civil bipartidista, para ser convertido en prisión de quienes fueran una amenaza para el gobierno. De la misma manera, a final de siglo, el Claustro fue convertido en cuartel militar durante la última guerra civil decimonónica, conocida como la Guerra de los Mil Días (1899-1902) (Universidad del Rosario, 2013). En cada una de estas oportunidades, el edificio sufrió daños y muchos de sus bienes fueron repartidos y perdidos. Como coincidencia hay muchos vacíos o escasez de documentos en el AHUR alrededor de dichas coyunturas. El Archivo Histórico de la Universidad se conformó oficialmente en 1976, mediante disposición rectoral motivada por la declaración del Claustro universitario como “Monumento Nacional ”, el año anterior (Guillén, 2000). Desde entonces, se ha venido consolidando como el destino de los documentos más antiguos y que representan los valores anteriormente mencionados para la Universidad. Los libros de la antigua biblioteca institucional también fueron acopiados por el AHUR, configurando parte importante de su identidad actual: un híbrido entre archivo y biblioteca.
En este punto, se puede decir que el AHUR se consolidó como “lugar de la memoria”, un concepto del historiador francés Pierre Nora, basado en los procesos de la modernidad en los que comenzaron a justificarse las expresiones de la memoria en aras de la identidad. Los lugares de la memoria se constituyen con el fin de recordar y, principalmente, para reforzar identidades institucionales, sociales o nacionales. Los lugares de la memoria, además de ser espacios físicos, son también los rituales, las efemérides, los nombres de las calles, los museos, las bibliotecas etc… (Murguía, 2011). Es importante enmarcar la construcción de los lugares de la memoria, considerando el dinamismo de la memoria y del mismo archivo, una dupla siempre en tensión, que se construye de muchas maneras y por distintas personas, como ya se ha dicho. El AHUR ha sido el punto de partida de numerosas investigaciones históricas institucionales y es una base importante para fundamentar los relatos de la memoria sobre la universidad. Sin embargo, con el surgimiento de nuevos intereses y perspectivas para aproximarse al archivo, sumados al planteamiento de algunas políticas sobre el acceso a la cultura cada vez más abiertas e incluyentes; y con las posibilidades que se abren a través del mundo digital, se están generando nuevas construcciones de la memoria desde el archivo y fuera de él. Por lo tanto, se puede decir que el AHUR, como lugar de memoria, sí fundamenta unos relatos de memoria y una identidad institucional, pero que construye y promueve la construcción de nuevas memorias: de ciudad, de país, de grupos específicos de estudiantes, de gremios, de profesionales. Y este es uno de los objetivos actuales, lograr y suscitar construcciones más allá de la memoria institucional. A continuación se caracterizarán los fondos del AHUR y las actividades que se desarrollan en él enmarcadas en el tema de la construcción de la memoria.

Los fondos del archivo, piezas para la construcción de la memoria


Un collage de los tipos de documentos conservados en el Archivo Histórico UR. Fotografía del AHUR.

El AHUR se compone de cuatro fondos según el tipo de documentos que contienen. Fondo Bibliográfico: cuenta con aproximadamente ocho mil volúmenes de libros, acumulados desde la fundación de la Universidad en 1653, comenzando con los libros que le pertenecían al fundador, el arzobispo de Santafé fray Cristóbal de Torres; además de diez libros incunables publicados entre 1473 y 1493. Los libros del Archivo Histórico dan luces sobre la diversidad y evolución de los conocimientos y ciencias que se impartían en la universidad en los siglos XVII, XVIII, XIX y parte del XX. Materias que van desde la teología hasta la jurisprudencia, pasando por la medicina, las primeras cátedras del Colegio Mayor. Esta colección del AHUR se ha alimentado con las donaciones de catedráticos, rectores y estudiantes que han hecho parte de la institución.


Los incunables son libros impresos y publicados durante los primeros 50 años de la invención de la imprenta de Gutenberg. Esta es la primera página del libro de Ambrosio, obispo de Milán, publicado en 1476 (AHUR: E022N029).

Fondo Documental: se trata de la documentación producida por la Universidad en el desarrollo de sus funciones, desde su fundación hasta finales del siglo XX. Los documentos más antiguos que se conservan son aquellos concernientes al fraile fundador, cuando optó por el título de predicador real de la Corte de Felipe IV, en 1617. Como novedad para este fondo, recientemente se encontró un diploma de la Universidad de Salamanca, utilizado como encuadernación de uno de los libros del Archivo. El diploma otorga el grado de bachiller en jurisprudencia, expedido en 1585, por lo tanto el documento más antiguo que se conserva y una verdadera rareza.


El libro que encuaderna es Tratado sobre las competencias, privilegios y prelaciones de acreedores..., de Amador Rodríguez (E06N048).

Fondo Fotográfico: comprende 1800 fotografías aproximadamente, clasificadas temáticamente, que datan desde finales del siglo XIX y abarcan todo el siglo XX. Las fotografías dan cuenta de los cambios arquitectónicos del Claustro universitario y de la adecuación de las otras dos sedes (Quinta de Mutis y Sede Norte); retratan la vida cotidiana de los estudiantes, los eventos y celebraciones que se realizaban y la presencia de distintos personajes relevantes en el contexto político, social y educativo del país. Actualmente, se realizan entrevistas a distintos miembros de la comunidad educativa (funcionarios, directivos, profesores, estudiantes) que han estado vinculados a la Universidad durante las últimas décadas del siglo XX, para lograr una descripción de los contextos de producción de las fotografías: ¡todo un trabajo de construcción colectiva de la memoria institucional!


Fotografía de los estudiantes del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, tomada en el claustro el 24 de octubre de 1898. (Foto. ALB. 06.1 fot.005).

Fondo Revista institucional: el AHUR conserva la colección íntegra de la Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Nova et Vetera, la revista universitaria más antigua de Colombia, desde su primer número, publicado en 1905. Su contenido es producido en su mayoría por estudiantes, profesores y directivos de la Universidad, asimismo recibiendo aportes de escritores ajenos a ella. En sus artículos son visibles los intereses, las preocupaciones, los puntos de vista de la Universidad sobre los temas más relevantes del contexto en el que se escribían. Actualmente, se adelanta el levantamiento de un índice temático de la totalidad de las ediciones de la Revista con ayuda de estudiantes de la Universidad, este instrumento no solo facilitará las búsquedas a los investigadores e interesados en consultar, sino que también desde formulación de los metadatos, ayuda a forjar perspectivas y temas de estudio para abarcar esta publicación.


El número uno, inicio de una empresa cultural que ya pasó el primer siglo.

Marcela Camargo Mesa,

historiadora y asistente de investigación del Archivo Histórico.