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El día de la marmota: una película de culto treinta años después

Ismael Iriarte Ramírez

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El día de la marmota, cuyo título original es Groundhog Day, es uno de esos casos en los que el paso del tiempo ha tenido un efecto benévolo e incuso generoso. Esta premisa hace entendible que esta producción que alcanzó unos modestos resultados en taquillas tras su estreno hace treinta años, haya pasado de ser un filme destinado a languidecer en el olvido a convertirse en una película de culto, lo que, ciertamente, podría sorprender a un viajero en el tiempo proveniente del ya lejano 1993.

Enmarcada en los géneros de comedia y fantasía El día de la marmota narra la historia de Phil Connors, un prepotente presentador del clima en televisión que se desplaza hasta Punxsutawney, una pequeña población de Pensilvania, para cubrir el tradicional y pintoresco evento de El día de la marmota. Para su desgracia, Connor se ve atrapado en un bucle temporal, condenado a repetir una y otra vez el día en el que se celebra esta festividad, pronto aprenderá a sacar provecho de esta circunstancia, pero a golpe de repetición terminará por sumirse en la rutina, en la que solo la presencia de Rita, su productora, le resultará grata.
 

 
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Groundhog Day (movie_poster) - By IMP Awards, Fair use

Más allá de la aparente sencillez de la trama, una lectura más profunda revela una serie de factores que la han hecho trascender en el tiempo e incluso convertirse en un referente en la cultura popular. El primero de estos elementos es sin duda el elenco, que encabeza como director y guionista el recordado Harold Ramis, acompañado de una magistral actuación de Bill Murray, para entonces reputado comediante, que con actuaciones como las de El día de la marmota y Perdidos en Tokio (Lost in traslation), alcanzó un grado máximo de reconocimiento en la industria, que trascendió el mundo de la comedia y que le valió para obtener reconocimientos como el Premio Bafta al mejor actor e incluso una nominación a los Premios Óscar en esta misma categoría. El papel coprotagónico es interpretado por la gran Andie MacDowell, quien da vida a Rita y completa el estelar reparto.

 


Sin embargo, el mayor atractivo de esta película es probablemente su capacidad de conectar con el espectador desde el plano espiritual, lo que se logra a través del recurso de la repetición de un estado, en este caso el día de la marmota, del que el protagonista no podrá escapar hasta experimente una transformación, que lo lleve a alcanzar la iluminación y la posterior redención, secuencia presente en varias doctrinas religiosas. En el caso de Phil Connors, esta metamorfosis se produce al dejar atrás su actitud egoísta e indolente, para descubrirse como una persona capaz de preocuparse por quienes se encuentran a su alrededor, e incluso de encontrar el amor.

Otro de los grandes aciertos de la producción es la capacidad de generar escenas icónicas que permanezcan en la memoria de los espectadores y del público en general, aún de aquellos que nunca han visto la película. Un ejemplo de lo anterior es la secuencia del despertador que al marcar las 6:00 a.m. se activa al ritmo de I Got You Babe de Sonny y Cher, para luego dar paso a la voz de los locutores de la radio y a un adormilado Bill Murray, que al descubrir que el día se repite se debate en la sorpresa y el hastío. Estos son algunos de los aspectos que permiten que El día de la marmota se mantenga vigente tres décadas después de su aparición, con un impacto tan significativo que llegó a ser frecuente el uso del término día de la marmota, para designar una acción que se repite. Mientras que, en Estados Unidos, Punxsutawney se convirtió un destino turístico recurrente y se popularizó la peculiar celebración de la marmota, en la que a partir del comportamiento de este roedor se puede establecer la fecha de la llegada de la primavera.