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Tenemos que pensar en nuestro futuro sin olvidar nuestro pasado

Idalia García

Coronavirus-SARS-Cov-2

Durante dos años hemos vivido pendientes de los números de contagios, de muertos, de los datos científicos que se generan frecuentemente entre científicos de diferentes nacionalidades o la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ciertamente cada día estamos más expuestos a diferentes tipos de información, pero con el confinamiento las personas comenzamos a consumir mayor información por diferentes medios y canales, muchos de los cuales no están aportando información fiable, cierta y verificada, sino opiniones personales algunas de las cuales han resultado nocivas. Este fenómeno, denominado como infodemia, significa “una sobre carga excesiva de información, cierta o no, que dificulta que las personas encuentren fuentes de confianza e información fidedigna cuando la necesitan, y generalmente genera confusión en impide tomar decisiones correctas”.[1] La infodemia no es un asunto estrictamente relacionado con la pandemia del COVID 19. No obstante, esta crisis ha mostrado su peligrosidad en países donde se ha privilegiado el discurso político más que el interés social derivado de una política de salud pública.

Cuestiones similares han sido una constante en muchos países en los que políticos con pocos escrúpulos, se han soltado a decir cuánta sandez les pasaba por la cabeza. Expresiones hechas siempre pensando en ellos mismos y quienes les acompañan, que actuando en un verdadero interés público. Estas acciones no pueden solamente quedar reducidas a la expresión populismo o dictadura, sin una verdadera reflexión de las causas sociales que justifican estos perfiles para la política. México y Chile son un buen ejemplo de esas tendencias políticas y de esas transformaciones sociales que están marcado los tiempos de la pandemia que se inauguraron en el año 2020 y que, tristemente, marcarán características sustanciales de eso que llaman nuestra normalidad. Personalmente no he entendido nunca esa idea y me parece un poco escandaloso que la gente quiere volver a una normalidad en la que socialmente no hemos hecho bien las cosas. En efecto, no creo que sea loable o admirable el nivel de crisis climática al que hemos llegado y que muchas personas se nieguen a aceptarlo. Todavía comprendo menos a esas personas que, sabiendo como pequeños cambios en nuestra vida consolidarían grandes transformaciones, se niegan a mover un dedo a favor de cosas de beneficio común.

Para una mexicana educada con padres que vivieron el 68 y los setenta y, en consecuencia, fieles devotos de las ideas de izquierda, el triunfo de Gabriel Boric me ha parecido grandioso. Evidentemente que entiendo a quienes no comulgan con las ideas más radicales de ese grupo, pero hay que alegrarse frente a la alternativa de un otro innombrable contrario a todos esos principios de derechos humanos que nos han costado tanto. Pero especialmente me parece bien que sea un joven quien gobierne en un mundo tan complejo en el que los adultos mayores tenemos cosas muy puntuales que discutir. Me refiero a que requerimos del ingenio de los jóvenes para reinventar y solucionar problemáticas internacionales de gran envergadura y que están puestas sobre la mesa: una es la crisis climática y cómo la revertimos o desaceleramos y, la otra, cómo evitamos que se agudicen las desigualdades sociales. Lo digo como ciudadana de un país donde la gerontocracia gobierna a sus anchas empezando por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador y sus dos únicos jóvenes secretarios. Un país en donde las estadísticas oficiales reconocen un 25% de la población entre los 15 y los 29 años.

A este segmento social, como a otros más vetustos, el gobierno explica con ideas decimonónicas aspectos como el feminismo, la violencia de género, el papel de la prensa, la alimentación, el problema medioambiental y el papel del propio Estado. A veces parece una historia del mundo al revés. Si bien es interesante analizar el perfil social de quienes adoran a este presidente, denominados como AMLOvers, quienes incluso justifican las cosas más incorrectas como que un violador sea candidato a gobernador y un acosador sea embajador. Pero creo que debemos enfocar la mirada en un grupo de personas que no parecen entender que las soluciones anteriores han mostrado justamente que no funcionan. Esa es justo la explicación por las que fueron votados, porque la sociedad consideró que el modelo anterior era un completo desastre. Entonces ¿por qué debemos repetirlas? Especialmente en un momento tan crítico como el que vivimos, que además de cuestionar nuestra idea de sistema de salud pública, que ha llevado a la muerte a miles de personas y, a otras más, las ha puesto en una complicada situación con secuelas del COVID 19. Además de este complejo entorno, México es un país con profundas desigualdades y una pobreza rampante que no puede ni debería ser un asunto de “nuestra normalidad” a la que desesperadamente se quiere volver. Este mes OXFAM publicó un informe demoledor donde declaran que “Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la COVID-19. Las crecientes desigualdades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro mundo”.[2]

Una expresión como esta no puede parecer exagerada para nadie porque justamente la desigualdad económica y social se ha hecho manifiesta todos los días desde que empezó esta situación de pandemia. Tanto para quienes tuvieron la fortuna de trasladar su vida laboral a casa como para quienes no pudieron hacerlo por múltiples circunstancias. En México eso ocurrió porque la idea retorcida del gobierno actual de que ellos son diferentes, no posibilitó medidas económicas para contrastar los efectos económicos de la COVID. Y aquí viene el problema, este gobierno afirma que la entrega de los apoyos sociales directamente a los beneficiados es una medida suficiente para paliar esos efectos. Sin embargo, a veces no es una cuestión de tener o no tener el dinero, sino de que existan esas “cosas” necesarias para garantizar el desarrollo de todas y cada una de las personas que habitan un territorio. Quizá el ejemplo más burdo en un país como el nuestro, que es considerado de renta media, se vean reflejados en la salud y en la educación.           

col1im3der Andrés Manuel López Obrador - De EneasMX - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0.

Los mexicanos, como muchos ciudadanos de otros países de Latinoamérica, sabían con plena certeza que el sistema de salud pública era y es de verdadera vergüenza con una excepción puntual: el número de doctores, enfermeras y personal de salud que pese al desastre todos los días hacen lo imposible para que funcione lo mínimo necesario. Nunca entenderé porque existen varios sistemas de salud pública en México, pese a todas las explicaciones sesudas al respecto. En mi opinión, un sólo sistema sería más fácil de gestionar y evaluar y, por lo tanto, no habría desigualdades en el acceso a la salud. En suma, el sistema sanitario debería dar acceso a todos sin excepción independientemente si la cuota pública de acceso es suministrada como parte de tus impuestos o porque debes hacerlo cuando lo necesites. Lo cierto es que esto no es así y los cinco sistemas diferentes cohabitan marcando justamente las desigualdades. A lo que se suma que la infraestructura de cada una de esas opciones no es igual ni siquiera en la más mínima comparación ¿cuál es el sentido de este diseño? ¿por qué debemos mantenerlo? Ciertamente, esta crisis debe hacernos reflexionar socialmente sobre el modelo de sanidad pública al que aspiramos y también que es un punto a evaluar sesudamente en cada oferta política del futuro.

En este desastre murieron más personas de las que el propio Estado está dispuesto a aceptar, a lo que se suma una política pública desquiciada que nunca privilegió a los conocimientos científicos que estuvieron ahí a la vista de todos. Medidas tan simples como el uso correcto del cubrebocas y el distanciamiento social no fueron una política de Estado sino un campo de batalla de diatribas políticas. Eso ha generado una profunda desconfianza en la información que se ofreció y ofrece desde los órganos del Estado. Particularmente el vocero Hugo López-Gatell, científico devenido en malabarista, que explicaba sin explicar haciendo que el verbo “cantinflear” cobrase todo sentido entre las expresiones mexicanas. Para muestra un botón: se negó rotundamente a vacunar a los adolescentes aduciendo que esto les quitaría la vacuna a quienes verdaderamente lo necesitan. Como si este virus respetase los rangos de edad. Lo cierto es que se vulneraban los derechos a la salud de los adolescentes y tuvo que venir una sentencia jurídica a decirlo para que esos tremendos zoquetes aceptaran y comenzaran a vacunar a este grupo social ¿era necesario? Desde luego no, pero debemos agradecer con euforia a esos padres valientes que decidieron emprender una batalla contra Goliat. Sin ese esfuerzo de padres preocupados, muchos de nuestros hijos seguirían viviendo con incertidumbre.

Esta situación tuvo un problema adicional: la insistencia del gobierno en el 2021 para que las clases estuvieran abiertas de forma presencial “como en otros países”. Lo que este gobierno de la Cuarta Transformación no decía en sus comunicaciones públicas, fue que en esos países sí se estaban vacunando a niños, jóvenes y profesores. Tampoco dijo ni hizo un estudio sensato del estado de las instalaciones educativas como para determinar con certeza si estaban en condiciones de ser abiertas después de más de un año de estar cerradas. Información que resentimos los ciudadanos, especialmente cuando se declaró que había un presupuesto para ese detalle. Los ciudadanos de todo el mundo solemos tener las escuelas cerca, así que no necesitamos mucha sabiduría para determinar si las instalaciones de un centro educativo están o no en buenas condiciones. Todavía más los latinoamericanos que vemos con tristeza, las penosas circunstancias de numerosas escuelas públicas que sólo reflejan el interés de nuestros Estados en la educación.

Los profesores efectivamente fueron vacunados, más de nueve millones de personas de todo el país fueron inoculados con Cansino en un momento sumamente cuestionable.[3] Si bien hay que ser un necio para negar una vacuna en un tiempo tan crítico para la sociedad, lo cierto es que en este momento como ciudadanos esperábamos mayor honestidad de los gobiernos. En el caso mexicano, respecto a esta vacuna, la autoridad competente no ofreció información clara sino permanentemente nos cantinfleó.[4] Al parecer López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y vocero del gobierno mexicano durante esta crisis, se ha convertido el mayor experto en cantinflear a la sociedad cuando le conviene y cada vez que explica algo con detalle. En consecuencia, este funcionario es tanto odiado como amado, lo que es más evidencia de la pésima gestión de la pandemia en nuestro país pues se permitió su protagonismo y no, como debería, el de la política de salud para impedir mayores contagios. Tristemente como resultado murieron medio millón de personas. Un individuo, funcionario público, que le pide a la población quedarse en casa para evitar los contagios y ese mismo fin de semana se va a la playa, pues no parece ni muy coherente ni muy respetable. No obstante, el gobierno de AMLO no ha removido a López-Gatell de sus funciones pese a todos los reclamos. La historia nos contará su destino, especialmente sobre doctas opiniones sobre el uso del cubrebocas.

Por otro lado, ese mismo gobierno “que sería diferente” se reservó la información oficial sobre los contratos de las vacunas y especialmente no protestó nada sobre la tercera fase de investigación de la vacuna Cansino, a pesar de haber vacunado a todos los profesores. Hay que reconocer que fue extremadamente grosero negar toda la información justamente a ese grupo social que cuestionaría mucho esas acciones. Todo eso generó poco a poco un grupo importante de profesores con un recelo más que comprensible. Lo interesante de este caso es que los profesores fueron vacunados en un proceso muy rápido, en tanto que esa vacuna es de una sola dosis, aparentemente justificado por un periodo electoral. Es decir, esa población ya estaría vacunada al realizarse esas elecciones y, por tanto, no habría ningún miedo o problema a salir y ejercer ese derecho ciudadano. Hay que reconocer a ese enorme contingente de profesores que confiaron en este gobierno, básicamente porque las instituciones (universidades y escuelas) lo promovieron internamente. En ningún momento se mencionó que esa vacuna no estaba reconocida por ningún organismo internacional y que, en consecuencia, los profesores interesados no podrían hacer ciertos viajes internacionales con ese esquema de vacunación.

El paso lógico siguiente es que esos profesores decidieron inocularse con otra vacuna para poder seguir haciendo viajes relacionados con su trabajo. Y al final tendremos que preguntar ¿todo esto era necesario? Obviamente no. México como muchos otros países ya tenía una amplia experiencia en vacunación. Dicha experiencia es la que explica cómo se erradicaron varias enfermedades en el mundo. En el caso mexicano, fue una necedad abandonar un modelo que funcionó muy bien durante décadas por esa maniaca obsesión de este gobierno que piensa que todo lo anterior es malo. Sin duda, siempre hay muchas cosas que mejorar en las tareas gubernamentales, pero rechazar de tajo todo lo construido no parece muy sensato ni muy objetivo. Pese a todo, al igual que en otros países, la vacunación comenzó con el personal de salud y los adultos mayores en tanto que se había probado que eran los más vulnerables. Y después vinieron los profesores ¿por qué? Pertenezco a ese sector, mis padres fueron maestros y mi marido también educa todos los días. Por eso afirmo que pudo organizarse de mejor manera, si se hubiese gestionado el problema con más sentido común. Al principio y en los primeros tiempos de esta pandemia, con un virus desconocido en todo el mundo, se establecieron medidas de confinamiento y, por tanto, se condicionó una dependencia de los servicios a domicilio. Entonces ¿por qué no se vacunó primero a todos esas personas de las cuáles dependía el mantenimiento del confinamiento? En efecto, taxistas, cajeros y cajeras, campesinos, y todas aquellas personas que trabajan en el abastecimiento de muchas cosas eran y son personas esenciales para el funcionamiento social y no fueron vacunados como un grupo social prioritario.

Si esto se hubiese hecho y al tiempo se hubiese invertido en fortalecer la virtualidad del sistema educativo a través de financiar infraestructura, sin duda nuestra sociedad habría aprovechado todas las ventajas que trajo esa forma de educación que ya existía desde hace más de dos décadas. Indudablemente que la pandemia provocó un desarrollo exponencial de las opciones educativas en el mundo virtual y demandó un desarrollo más acorde a las necesidades reales. Sin embargo, la educación virtual en todos los niveles requiere dos cosas básicas: equipo de computo y un buen acceso a la red. Ambos factores fueron cubiertos por algunas instituciones, con la intención de garantizar los procesos educativos para sus alumnos. Es el caso de mi universidad, la UNAM, que a travez de varios programas como el PC-PUMA (Programa de Conectividad),[5] abrió espacios para garantizar que sus alumnos tuvieran un equipo de trabajo y acceso a la red. Esta acción es uno más de los pasos que la institución había emprendido para crear un sano espacio para el desarrollo de la educación virtual. Por la misma razón, muchos profesores estábamos preparados para trabajar en este entorno y la transición fue menos compleja. Ciertamente, en todo el mundo se creía que la situación sólo duraría unos meses y no los dos años que ya ha durado.

En este escenario con un gobierno que habla hasta por los codos, empezando por la llamada mañanera, jamás se mencionaron estos dos pequeños detalles que hacían posible la educación virtual. Por su lado, los senadores y diputados hicieron leyes asegurando que las instituciones les pagarían a sus empleados el gasto en equipo de cómputo, electricidad y acceso a la red. Una idea marihuana que no se ha cumplido como tantas otras cosas en el país. En efecto, para un gobierno que siempre promete que los apoyos se darán directamente a las personas y no a las instituciones porque se prestan a la corrupción ¿por qué no calculó y entrego ese gasto a los propios profesores en su proceso de vacunación? La mayor parte de esos profesores cuenta con un Registro Federal de Contribuyentes como para hacer depósitos directos y ya, por pedir mucho, el gobierno pudo haber puesto una ventanilla para que todos esos trabajadores que hacían sus actividades desde casa recibieran el apoyo prometido. En muchos países se aplicaron medidas de apoyo para paliar los problemas económicos que padecían las sociedades con todas las acciones emprendidas para evitar mayores contagios de COVID, excepto en México donde las autoridades no movieron un renglón de su idea de gobierno. Idea que obviamente fue diseñada antes de la pandemia y este es otro efecto de tener un gobierno geriátrico, incapaz de innovar frente a las dificultades.

Otro punto más que importante en esta crisis sanitaria fue la afectación al turismo que se dió con el cierre de fronteras en algunos países y de restaurantes, playas, sitios históricos y arqueológicos, museos y otras cosas que afectarían directamente a los turistas. En México, como en otros países, el turismo es un factor de desarrollo y su importancia se refleja en el producto interno nacional. Así, tales medidas en países con ingresos turísticos devastaron a un sector que rápidamente protestaba una y otra vez. Eso también pasó en México, pero no en todos los sitios con oferta turística. Algunos como la Riviera Maya nunca cerraron, ni pidieron pruebas anticovid para la entrada al país y el COVID campó a sus anchas, tanto como para exportar contagiados en historias francamente lamentables y vergonzosas. El caso más notorio y reciente de estas situaciones es el de los turistas canadienses haciendo fiesta en un avión sin ninguna medida de protección rumbo a México.[6]En este contexto podemos imaginar la vulnerabilidad de todas aquellas personas que viven en y de la calle. En especial, quiero pensar en todas las personas de edad adulta y los niños, estén o no acompañados de sus tutores legales. Esas personas han estado toda la vida en mi paisaje urbano. Es decir, los he visto desde mi infancia hasta la edad adulta al trasladarme a la escuela, al trabajo, de compras, a visitar a los amigos. Un ejemplo permanente de la desigualdad. Con algunos de ellos establecí relaciones personales propiciadas por esa cotidianidad e intentaba ayudar en la medida de lo posible aportando una despensa, un ingreso en metálico o un medicamento necesario. En aquellos días, anteriores a la pandemia, me enfurecía porque una parte de mis impuestos no se destinarán a crear programas y mecanismos eficaces para cambiar esa realidad. Y con esto no me refiero a la existencia de comedores comunitarios para alimentarlos o, casas temporales donde bañarse o dormir de vez en cuando. Algunas de esas personas tenían una casa pero requerían salir a la calle a ganar un ingreso para alimentarse y pagar sus gastos básicos, como el organillero que alegraba mis mañanas en la espera del autobús o aquel viejo que hacía flores deshiladas.

col1im3der Casos de Covid en México - JHU CSSE COVID-19 Data y otros

Otras personas a quienes miramos y quizás ayudamos son a todos esos habitantes de las ciudades turísticas que tristemente forman parte de ese mismo paisaje urbano. En México, suelen ser en su mayoría mujeres indígenas que venden artesanías acompañadas de sus hijos. Para estas personas la realidad cotidiana se expresa en horarios de trabajo extensivos, inasistencia a la escuela, escasa alimentación, y exposición innecesaria a riesgos en la calle. No puedo ni imaginarme el tipo de afectaciones que tuvo a su normalidad este grupo social tan desvalido con esta pandemia. Aquellos viejos de mi ciudad y esos niños en las ciudades turísticas, me obligan a pensar en el modelo de desarrollo de un país como éste y por qué las cosas no cambian ni siquiera en tiempos de crisis. Recientemente un escritor y comentarista mexicano, Frabizio Mejía,[7] se preguntaba sobre las reprobables acciones y ganancias de las grandes corporaciones en esta pandemia.

Curiosamente nunca se preguntó sobre los verdaderos privilegiados en el sistema mexicano: los políticos de cualquier color e ideología que durante toda la historia del México moderno han tenido salarios mejores que los de cualquier mexicano. No mencionemos aquí los presupuestos estatales que se destinan a los partidos políticos porque son francamente indecentes y más en los tiempos que corren. Sin evaluaciones ni cuestionamientos estos personajes reciben dinero del erario público y no he visto a ninguno de ellos promover que parte de sus ingresos se destine a proteger a los más vulnerables: a los habitantes de la calle. Entonces ¿podemos pensar en un mundo mejor para las próximas generaciones? Quiero creer que sí, pese a todo lo malo de la humanidad que nos ha mostrado, porque se equilibra con todo lo bueno que hemos visto: como la solidaridad entre personas. No obstante, ese mundo ideal será posible en la medida de que seamos capaces de indignarnos como nos lo pedía Stéphane Hessel: defendiendo las batallas que ya habíamos ganado y no cediendo ni un paso. Sólo así comprenderemos que los políticos que tenemos nos reflejan y si lo vemos en el espejo no nos gusta, pues ya sería hora de empezar a hacer cambios ¿no lo creen ustedes?

 

[1] López-Pujalte, C., & Nuño-Moral, M. V. “La ‹infodemia› en la crisis del coronavirus: Análisis de desinformaciones en España y Latinoamérica. Revista Española De Documentación Científica, 43-3, e274, (2020), p. 2, https://doi.org/10.3989/redc.2020.3.1807, [Consulta: Enero de 2022]

[2] Nabil Ahmed [et.al.], Las desigualdades matan. OXFAM, 2022, https://www.oxfam.org/es/informes/las-desigualdades-matan [Consulta: Enero 2022]

[3] Peniley Ramírez, “México aprobó vacuna CanSino con cuestionada efectividad e irregularidades, dicen participantes en ensayo clínico y expertos”, Univisión investiga, 4 de junio de 2021, https://www.univision.com/noticias/america-latina/mexico-vacuna-cansino-cuestionada-efectividad-e-irregularidades [Consulta Enero 2021]

[4] La Real Academia Española, ya reconoce en su diccionario la influencia de Cantinflas, un personaje mexicano, y se entiende por este vocablo “Hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”, https://dle.rae.es/ [Consulta: Enero 2022]

[5] Programa de Conectividad Móvil de la UNAM; https://pcpuma.unam.mx/index.php [Consulta: Enero de 2022]

[6] “Los ‹influencers› que hicieron una fiesta en un avión a Cancún y ahora enfrentan una investigación en Canadá”, BBC News Mundo, 8 de enero de 2022, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-59922373, [Consulta: Enero de 2022]

[7] Fabrizio Mejía, “Las lecciones de la saliva”, 13 de enero de 2022, Sin embargo, https://www.sinembargo.mx/13-01-2022/4102194, [Consulta: Enero de 2022]