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El Ciudadano Kane: William Randolph Hearst & Charles Foster Kane

David Alejandro Rosenthal

portada

Considerada la mejor película de la historia. Filmada en Nueva York a mediados del Siglo XX, en el año de 1941.

El genial Orson Welles, caracterizó a la prematura edad de 24 años el papel de Charles Foster Kane, personaje ficticio que su imaginación dio a la luz a la historia del cine y a la historia misma. Un multimillonario de los medios de comunicación, con características propias de la época, como la forma de conseguir lo que deseaba al precio que fuere. Considerada por el gran director Martin Scorsese, quien dijo que deberían ponérsele velas a esta obra maestra, en una entrevista para en Madrid. También es una de las películas favoritas, quizá la favorita del genio neoyorquino del cine: Woody Allen. El país de España, título que sigue siendo la mejor película de la historia: “Citizen Kane” es una obra de arte por donde se le vea.

Charles Foster Kane está inspirado en el personaje real William Randolph Hearst, magnate de los medios de comunicación. Un hombre sin escrúpulos a la hora de manejar la información. Al igual que Charles Foster Kane, además de ser un magnate de los medios, era también, político, empresario, escritor, editor y hombre de la sociedad por supuesto. El verdadero Kane, es decir, Hearst, fue dueño de 28 revistas de la importancia como: Los Angeles Examiner, The Boston American, The Atlanta Georgian, The Chicago Examiner, The Detroit Times, The Seattle Post-Intelligencer, The Washington Times, The Washington Herald y su periódico principal The San Francisco Examiner y finalmente The Cosmopolitan, Town and Country y Harper's Bazaar en los Estados Unidos. 

Ahora bien, el papel de la prensa en relación con la política, ha sido siempre un medio del ejercicio de poder de la una sobre la otra, esto se remonta a la antigua Grecia. En donde los políticos por medio de los panfletos y prensa de la época, hacían “campaña negra” a sus contradictores. Es el ejemplo tanto de Hearst como de Kane, quienes utilizaban la prensa a favor de sus intereses políticos y económicos. La “prensa amarilla” a que se refiere a la prensa sensacionalista que lo que como fin tiene es: maximizar de manera extrema los sentimientos, las pasiones y quizá lo que quieren escuchar o simplemente lo que más divertido las gentes del común, quienes son los verdaderos receptores de los medios.

Entendiendo quienes son Hearst y Kane, se puede entender quien fue Welles. Que por medio de “flashbacks” (escenas retrospectivas) narra junto con la mejor fotografía y un fino guion, una historia de un hombre que desde la infancia fue predestinado a ser un verdadero magnate de todos los campos sociales. Orson Welles fue ese prodigio, actor, productor, director, guionista. Considerado un artista versátil e integral fue todo un personaje de la época. A un poco más de los 20 años de edad, logro paralizar a la sociedad norteamericana por medio de su novela de ciencia ficción sobre invasión extraterrestre en un programa radial: “La guerra de los mundos”.

OVNIS con marcianos aterrizaron en la tierra y con rayos de calor y gases venenosos acabarían con la especie humana. Con su lúgubre y profunda voz informo a todos los oyentes, en una época en la que la radio era la principal forma de comunicación entre las personas, la invasión extraterrestre. El Gobierno de los Estados Unidos había declarado ya la oficial invasión, era el año de 1938. Diciendo esto: Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado... ¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea... logró que en Nueva York y en New Jersey donde se causaron los hechos, la gente se conmocionara y esto le sirvió a Welles para que no olvidaran su nombre.

Desde el año 38 Welles tenia predestinado un futuro enorme en los medios, la actuación y en general en la sociedad norteamericana, al igual que Hearst y su personaje ficticio Kane, inspirado por el primero, Welles utilizaba los medios para satisfacer sus intereses. El éxito de Welles fue completo, con la obra del Ciudadano Kane, pero no logro tener otra gran obra, aunque se podría decir que con esta fue más que suficiente. Eran épocas difíciles para los artistas y sus opiniones libres sobre la política. Se consideró que Welles era miembro del partido comunista o al menos simpatizante de esta corriente política. Un hombre sería el verdugo de los artistas: Joseph MacArthur, creador del macartismo, encargado de perseguir políticamente a los implicados en sus listas negras por pertenecer o simpatizar con el comunismo en épocas de mayor tensión con la Unión Soviética.

Hollywood fue el núcleo de acusaciones. Importantes artistas de la época, incluido el grandioso genio de la comedia Charlie Chaplin, Frank Sinatra y Dalton Trumbo, otro genio de Hollywood quien tuvo que firmar con diferentes nombres sus obras debido a la persecución, por lo que Kane tuvo que exiliarse en Europa en 1946. Desde los 16 años fue un prodigio, aunque el doctor de la familia el judío Bernstein, al igual que el contra de Kane, descubrió la genialidad del pequeño Orson y animo a su madre a explotar este talento en potencia. El médico, Maurice Bernstein, fue el que impulso al joven Orson a encaminarse en el mundo de las artes, pues la madre de Welles murió prematuramente y su padre era un alcohólico irlandés.

El editor y mano derecha del Charles Foster Kane, Mr. Bernstein, un judío ágil en las finanzas y en los medios, un personaje casi que caricaturesco, fiel representante de la buena habilidad y astucia judía en los negocios y la opinión pública. Claramente fue inspirado por ese medico Bernstein que fue como su tutor y mecenas. Al aparentar mayor edad, por su altura considerable y su potente voz, se hacía pasar por director, pero muy pronto lo fue, creo una compañía de teatro, antes de eso emigro a Irlanda a los 18 años, lugar originario de su padre que murió por el alcohol.  Allí trabajo en el Gate Theatre de Dublín. Luego fundo con su socio John Houseman en 1937, un actor y director judío británico, nacido en Rumania el Mercury Theatre. Houseman fue uno de los productores de Citizen Kane, y fue una persona muy cercana a Welles evidentemente. 

William Randolph Hearst, era un hombre que no podría pasar desapercibido en la historia y sin embargo lo hizo, a no ser por Welles y su ficticio Kane. Pero más allá de todo, es la figura sin nombre del acaparador magnate de la prensa, o al menos del que se mueve en los medios, tiene propiedades gigantescas y le interesa mucho que su nombre este en esos mismos medios para tener ese accionar político que tanto anhela un personaje así. Podría decirse que Donald J. Trump es un Hearst o Kane. Y, todos coinciden en un lugar Nueva York. En principio quería hacerse el personaje de Kane inspirado en el magnate Howard Hughes, sin embargo el poder que tuvo Hearst sobre los medios de comunicación y políticamente superaba la del mítico Hughes, que al igual que este, compartía características, pero a la final, Hearst era un personaje más acorde para lo que se quería plasmar en ese Ciudadano Kane.  

Herman Jacob Mankiewicz, otro judío neoyorquino, leyenda en Hollywood por la calidad de sus guiones, tuvo la labor de escribir junto a Welles el guion de esta clamada obra. Además de la gran producción, guion, fotografía, filmación y escenografía. El maquillaje fue fundamental, ya que Orson Welles era un hombre si bien joven, que ya empezaba a sufrir de sobrepeso y esto fue una de sus características físicas con que lo recuerden. Además tenía que parecer un hombre muy elegante y refinado en la elaboración e interpretación del personaje de Charles Foster Kane, por lo que el maquillaje fue primordial para esto.

La película transcurre en blanco y negro. La fotografía es nítida y misteriosa. Welles es imponente frente a la pantalla. La película logra acaparar la atención de quienes la miran. Orson Welles es Kane y Kane es Welles. Comienza todo en Colorado, Charles Foster Kane era un pequeño de humilde origen, que tenía solo un juguete: Rosebud, un arca para delslizarse por la nieve. En una humilde casa, vivía con sus padres, una madre rígida y un padre alcoholizado y cruel, algo parecido a la real vivencia de Welles. Comienza la película con la muerte de Kane, que es primicia en los medios, era el hombre más importante del país. El pequeño Kane deja a su familia pues es adoptado por un magnate. Pasan los años y el chico crece, es educado de la mejor manera y responde bien a esos incentivos. Muere su padre adoptivo, que lo cría de manera rígida, la necesaria para ser un hombre de negocios de la época, como un ave rapaz o un zorro del desierto.

Charles Foster Kane, hereda el imperio de los medios y de los negocios de su padre adoptivo, ahora es un magnate el mismo y tras una secuencialidad muy bien ambientada fílmicamente se narra la historia de un ganador, en todo el sentido americano y protestante. Un ganador de los negocios y de la vida, a nivel de querer convertirse en presidente del país. El personaje pasa a través de los años, envejece, contrae nupcias con dos mujeres, se lanza a la política, donde todo iba muy bien pero no logra ganar, no tanto porque no fuera su terreno sino por un escándalo personal que para la época era inaceptable socialmente.

En Kane está Welles, esta Hearst y está también Hughes, pero también están todos esos hombres ambiciosos de la sociedad, hombres que van más allá de lo que tienen y logran conseguir. Codicia y ambición pura. Hombres que van más allá del poder económico y quieren el poder político, con vidas a veces desastrosas pero significantes al menos para los demás. Es la historia de Estados Unidos, de Nueva York y su proceso de evolución económica, política y social. Con las grandes historias detrás de las grandes fortunas, de los grandes magnates, que están totalmente ligados a la sociedad.

 
Orson Welles promocionando Citizen Kane en 1941, Wikicommons.
 


William Randolph Hearst en 1910, Wikicommons.