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Editorial: Importancia de la vacunación contra la COVID-19

Gustavo A. Quintero-Hernánde

vacuna-covid

Los seres humanos han experimentado con vacunas e inoculaciones desde el siglo XVI, pero los grandes avances se han logrado en los últimos 40 años.  

Con las vacunas COVID-19 cada vez más disponibles, es posible que finalmente veamos la luz al final del túnel pandémico. Si lográramos vacunar a un buen número de personas lo suficientemente rápido, la vida puede comenzar a parecer un poco más normal a finales de este año.
 
Ha sido un triunfo de la medicina haber podido responder con premura a la necesidad de tener varias vacunas disponibles contra la Covid-19 en menos de un año. Por supuesto que estos desarrollos no se hacen de la noche a la mañana y la fortuna más bien ha sido el producto del trabajo de décadas en investigación en este campo.
 
Algunas personas han expresado su preocupación por la velocidad del desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 y el uso de la tecnología de ARNm, que instruye a las células inmunitarias a fabricar proteínas que, a su vez, desencadenan la producción de anticuerpos protectores. Los científicos han investigado los principios de la vacunación y la base científica de los productos farmacéuticos de ARNm se remonta al menos a 1990. Este tipo de vacunas son novedosas y marcan, sin duda, una nueva era en la vacunología; no solo para el Coronavirus sino para otras indicaciones.
 
La lucha contra el Covid-19, ha hallado en estos desarrollos y en el de las otras vacunas cuyas plataformas de producción ya eran conocidas, la manera de lograr el control farmacológico de la pandemia.
 
La crisis sanitaria por SARS-CoV-2 solo tenía disponible hasta ahora, el tratamiento con medidas no farmacológicas tales como el uso de tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento físico, el evitar aglomeraciones y asegurar una buena ventilación de espacios; medidas que van a perdurar entre nosotros por mucho tiempo.
 
El advenimiento de estas vacunas ha abierto la puerta para el tratamiento farmacológico de la pandemia y los países donde el proceso va más adelantado nos han demostrado la seguridad y la eficacia de estas; ademas de cómo, con su aplicación, se ha logrado la tan anhelada inmunidad colectiva o de rebaño necesaria para el control del problema.  
 
Solo existen dos vías para lograr la inmunización contra el virus de la Covid-19: por medio del contagio o por medio de la vacunación. Sin vacuna, hemos sufrido en dos picos los estragos de la primera vía; un camino doloroso de confinamientos, enfermos graves, unidades de cuidado intensivo a tope y muertes lamentables. Ahora, es la oportunidad de transitar la segunda vía, la vía de la vida, la de la inmunización a través de la vacuna para salir de una vez por todas de la crisis sanitaria.
 
El gobierno nacional ha ideado un Plan Nacional de Vacunación (PNV), serio y responsable que está desarrollándose en buena forma a pesar de las contingencias de la geopolítica de las vacunas. Se tomaron decisiones oportunas cuando escogió un portafolio en vez de apuntarse a una sola de ellas, teniendo en cuenta que este es un país diverso y de regiones y que logísticamente unas vacunas pueden funcionar mejor que otras en esos entornos. Adhirió al mecanismo multilateral Covax para asegurar por este conducto de cooperación mundial acceso a vacunas seguras y eficaces; no obstante, compró vacunas de forma directa teniendo en cuenta los mismos criterios de seguridad y eficacia y lo hizo a tiempo, cuando las condiciones legales del país lo permitieron.
 
Las vacunas llegaron y han estado llegando como estaba previsto. El plan marcha sin sobresaltos basado en la enorme experiencia que tiene el país en vacunación. Los riesgos que se avizoraban como preocupantes se han ido controlando, pero todavía queda uno que depende de la decisión individual de cada uno de nosotros: vacunarnos.
 
Esta pandemia ha puesto en el comportamiento individual y colectivo muchas de sus esperanzas para poderla superar. Ha dependido de nosotros adoptar las medidas de bioseguridad para evitar los contagios. Ya sabemos lo que sucede cuando las normas se relajan y los principios de bioseguridad vuelan en pedazos. Ahora también nos exige el compromiso de vacunarnos porque la inmunidad colectiva es eso, una empresa colectiva que si no se logra vuelan también en pedazos los esfuerzos que se han hecho para conseguirla.
 
La evidencia está demostrando que cuando una persona es vacunada, no solo estamos evitando que esa persona contraiga el virus en su forma severa, sino también reduciendo la posibilidad de transmisión, es decir, de ser foco de contagio para otros.
 
Aquí ha habido perdidas de vidas irreparables y todos hemos estado expuestos a contraer la enfermedad sin poder prever los desenlaces. Ha habido un sistema de salud que ha respondido, un cuerpo médico y unos profesionales de la salud admirables que han estado dándolo todo por nosotros, una economía que ha pagado con creces las medidas de confinamiento necesarias, pero impopulares por las que hemos tenido que pasar, gracias a todo esto hoy hay también una luz de esperanza al otro lado del túnel.
 
Las fases del PNV han sido priorizadas en dos. La primera tiene como objetivo evitar las muertes y los enfermos graves y cuidar a los que nos cuidad y está por terminar. La segunda tiene como objetivo evitar el contagio. Cada fase tiene sus etapas y es necesario estar atentos para cuando nos corresponda asistir a la cita para la aplicación de la dosis o de las dosis de vacunas requeridas.
 
Si todo sale bien, como esperamos que así sea, al final del año podremos tener la inmunidad de rebaño que se requiere para salir de la crisis, pero seguiremos, necesariamente ligados al cumplimiento de las medidas de bioseguridad por mucho mas tiempo.
 
Esta ha sido la mas terrible crisis de salud pública que haya enfrentado la humanidad en los últimos 100 años, para superarla: YO ME VACUNO.