Blog Archivo Histórico

El deporte ocupó un espacio importante en las celebraciones de los 100 años de las gestas independistas de 1819.

En varios documentos de 1820 del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, puede observarse la presencia simultánea de los sellos de los reyes españoles y los de los gobiernos independientes, en el papel sellado que utilizaban los escribanos (Caja 19, fols. 186-213).

A propósito de una reseña de Censura, expurgo y control en la biblioteca colonial neogranadina, aprovechamos para repetir la invitación a la lectura de esta obra, que el autor presentó para optar al título de maestro en Historia, por la Universidad de los Andes.

Fernando de Pedrosa y Meneses es, con Mutis, el único catedrático en el Aula Máxima, dedicada a los rectores[1]. Con Mutis comparte asimismo el origen peninsular. El Dr. Pedrosa venía nombrado para racionero de la Catedral, aunque no se había ordenado todavía. 

Una columna del Dr. Hernán Olano García para El Nuevo Siglo, de título “El rector 121”, revela unos documentos desconocidos de un episodio de la rectoría de monseñor Castro Silva. En ellos, los doctores Eduardo Zuleta Ángel, ministro de Educación, y Julio César García (1894-1959) se refieren a la presunta renuncia, temporal o definitiva, del rector. A partir de estos datos, procedemos a reconstruir la historia, hasta donde lo permiten los documentos.

Hace tiempo reseñamos en este blog lo referente a la donación de libros duplicados que hizo el fiscal Moreno y Escandón, a nombre de la Junta Superior de Aplicaciones. Hoy les presentamos un documento anterior (v.11 ff.73r-v), relacionado con el mismo proceso de reforma educativa.

Con este escueto título, el estudiante Joel Carrillo publicó un ensayo en la Revista del Rosario (n.228 sept. 1928), escrito de actualidad siempre que inicia un semestre académico en las universidades. El autor recomienda “antes consultar bien sus capacidades”, para evitar la frustración del abandono de una carrera o de perder tiempo “trasegando de facultad en facultad”.

Varios de los retratos de la pinacoteca del Rosario exhiben el distintivo de alto rango en la jerarquía eclesiástica: la mitra, digna de obispos y arzobispos (fray Cristóbal, en dos retratos, no la usa). A propósito del concilio provincial de 1774-75[1] en Nueva Granada, hemos ubicado allí a los rosaristas que a él asistieron.