Blog Archivo Histórico

Vimos en este blog que un rosarista se quejaba, en 1784, de que el Colegio Mayor no tuviera una buena biografía de su fundador, fray Cristóbal de Torres y Motones. Pues nos hemos encontrado, en un libro misceláneo del Archivo, una Oración laudatoria del arzobispo, para unas conclusiones públicas, en 1785.

Un conjunto importante de los documentos del Archivo Histórico son los inventarios, que nos permiten saber el origen y recorrido de ciertos objetos.

Fernando de Mendoza y Ezpeleta fue el tercero de los colegiales de primera fundación. Estudió Artes y fue el primer catedrático de prima de sagrada Teología; luego regente de estudios y consiliario. Murió el 23 de septiembre de 1667 y el Colegio corrió con los gastos fúnebres.

Una copia de la primera edición de los Principia de Newton fue encontrada por Vannina Schirinsky-Schikhmatoff, directora de conservación de la biblioteca del patrimonio público de Fesch, en Ajaccio (Córcega).

La publicación Bicentenario de la Independencia de Colombia 1810-1830 y la fundación de la República, editada por el historiador Daniel Raisbeck para el Banco de la República y Credencial Historia, salió al público y, en poco tiempo, originó una polémica en la prensa.

La historia de la Universidad del Rosario está unida, en su origen, a los padres dominicos. Dominico fue su fundador, fray Cristóbal de Torres, y dominicos sus rectores hasta que el pleito de secularización del Colegio lo puso en manos de los curas del arzobispado.

A dos años de la muerte de fray Cristóbal de Torres, se produce un documento en que se solicita la devolución de objetos correspondientes al Colegio, que estaban en manos del “depositario general desta Corthe”. De ellos destacamos la librería (biblioteca) del Fundador, base de lo que hoy es la biblioteca antigua del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario.

Dos salmantinos figuran en las Genealogías[1] de Flórez de Ocáriz, los hermanos Francisca y Buenaventura Cuadrado Solanilla, hijos de Pedro Cuadrado, natural del Esquinal, y de Agustina de León, también salmantina. El licenciado Buenaventura sirvió al rey “en varias comissiones en España”, por lo cual fue promovido a la Real Audiencia de Santo Domingo, donde sirvió como fiscal por seis años.